Buenas noches compañeros, soy José Ramón y soy neurótico... Y... me he sentido mal estos días que he estado escribiendo mi cuarto paso, y el padrino me dijo que es porque no estoy siendo honesto en mi curación; que para eso es la tribuna, para dejar todo lo que me hace daño... pero yo... así, yo pues, como que no puedo, ¿no?; así como que, se me está haciendo difícil porque, así, me acuerdo, ¿no?, y así como que no me gusta, como que, así, me duele; así, me gustaría no hablar de esto, chingá, ya lo hablé, ya pasó, ya, ¿no?, ¿qué caso tiene? Así, no entiendo este pinche cuarto paso, así, ¿para qué? ¿Para qué revivirlo todo otra vez?... Así, he estado escribiendo sobre la madre y la verdad, me cuesta trabajo confrontarla, como dice el padrino; porque yo ya la perdoné, ¿no?, así, la verdad yo llego a la casa y ya le hablo y le platico; le pregunto: "¿qué onda, jefa?, ¿qué hizo de comer?", y le doy pa´ su gasto y le compro sus zapatos, ¿no? Así, ¿ya pasó?, ¿no?, ¿qué caso tiene?... O sea. No me quiero acordar; no quiero sentir coraje contra ella otra vez. Pero el padrino dice que ya parezco hijo del cuarto paso, que ya llevo meses sin avanzar, que a qué le tengo miedo... pero es que, no es fácil, así, me duele, ¡chingá!; ¡así me quiebra!; porque es mi jefa y yo... yo me pasé de lanza con ella, ¿no?. Pero ella también se manchó conmigo. Porque yo no le hubiera hecho nada si ella no me hubiera estado fregando tanto con eso de la banda, y de la merca, y de la Yaiziry. Yo le dije, así, yo le dije: "Usted no se meta". Y ella ahí, jode y jode, que ésta es mi casa y que aquí se hace lo que yo digo, y que saliste igual a tu padre, y que ya no sé qué hacer contigo. Y yo acá, aguantando vara, y "ya cálmese, jefa, ya va a empezar"... así, tranquilo, ¿no?, yo tranquilo. Porque estaba calmado, me cae. Pero empezó otra vez con eso de que ya le había dado muchos problemas, y que siempre estoy metido en broncas, y que, ¡qué pena le había dado irme a sacar del Tutelar!, que toda la cuadra se había enterado por las patrullas que fueron por mí y todo lo que tuvo que dar, y todo para que otra vez estuviera en lo mismo. Así empezó, ¿no?, así se puso bien loca y me empezó a gritar que ¡ya la tenía harta, que ya no me aguantaba, que siempre había sido el peor!... así se enojó más y, así... que me pega. Yo me hice de lado pero ella siguió aventándome manotazos. Así le dije: "No me pegue, ya cálmese". Pero ella siguió ahora con patadas, así, bien recias. Pero cuando agarró el cordón de la plancha ya le grité: "¡Órale, ya estuvo! Ya no me puede tratar como antes". "¿Cómo de que no?", dijo ella, así, bien encabronada. "¿Cómo de que no te trato como yo quiero? ¡Si nada más así entiendes, escuinclito pendejo!" Y me aventaba el cable con todas sus fuerzas. Yo también me encabroné, ¿no? Y que le digo: "¡A mí ya no me pega!" Y le agarré la mano. Entonces me empezó a patear otra vez; pero lo que me prendió fue que volviera con lo de ¡que siempre fui el peor, que en mala hora regresé a la casa, que mejor me hubiera quedado encerrado, que así estaban mejor! "Yo no le pedí que me sacara", le dije. "¿Para qué me sacó?"... Así me dijo: "Por el pendejo de tu padre, si yo no quería; a mí no me importaba. ¡Qué me iba a importar a mí lo que pasara contigo!". "Ya lo sé", le dije, "ya sé que yo nunca le he importado, si no sé por qué me tuvo"... "Si yo no te tuve, pendejo. Si tú no eres mi hijo. Eres un pinche recogido"... así me dijo, así me acuerdo... ¡que me lo escupió en la jeta, riéndose! Me dió un chingo de coraje, así, ¡un chingo!... ¡así me acordé de todos sus gritos desde que era un niño!, ¡así de los golpes!, ¡así de los insultos!... así... pinche vieja...¡por eso nunca me tratabas bien!, ¿verdad?, ¡por eso te ensañabas!, ¿verdad?... ¡Pinche vieja culera!... y ahora era yo él que le empezó a pegar en la cara, en los brazos... así con el puño, así, como a un hombre. Y ella chillaba, así rogándome: "¡Ya no me pegues!", así, "¡No me pegues!"... "¿Por qué no?, ¿Por qué no, si no eres mi madre?"... "¿POR QUÉ NO?", le dije, pateándola. Cuando la ví en el suelo ya no pensé... así, así ya nada más me quería desquitar, así, ya no le creí cuando me dijo que no era cierto, que nada más me quería lastimar... que sí era su hijo... así ya no le creí... así... así, de todas maneras me desabroché el pantalón y me le fui encima... así nada más.
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Compañeros, les doy las gracias por haberme escuchado. Espero que todos nos podamos sentir bien. Yo le pido al poder superior me dé fortaleza para cambiar lo que puedo cambiar, serenidad para aceptar lo que no puedo, y sabiduría para distinguir la diferencia.