miércoles, 31 de octubre de 2012

Noche de Brujas (y otros Queridos Monstruos)


Desde inicios de la humanidad, y en varias culturas diversas, a las mujeres que entienden y manipulan la naturaleza (incluyendo la humana), se les ha considerados brujas, y a sus habilidades, producto de la magia y de la hechicería. Parteras y curanderas, consejeras y ancianas sabias por toda la suma de lo visto y lo vivido, fueron llamadas aliadas de demonios y seres malignos. Bastaba un tono rojo en el cabello, una pigmentación en la piel, una actitud independiente (quizá desafiante), un padecimiento desconocido o algo de sabiduría ancestral para que la mujer fuera estigmatizada como practicante de la brujería. Pero también respetada a la vez que temida.

Traje de 1887
Tarjeta de 1910


Se les atribuía el poder del vaticinio, de la sanación, de la maldición y de la injerencia en el destino. Curar cuerpos y almas, así como transmitir estos conocimientos de una generación a otra, fue la función de estas mujeres sabias, precursoras de la autonomía femenina de la actual sociedad occidental. Ese fue su pecado, y por ello las torturaban, las quemaban y las acusaban de pactar con el diablo.

La brujería aún en la actualidad está sujeta a debate y polémica, hay quien elige practicarla y adentrarse en su conocimiento, y todavía hay quien la condena vinculándola a lo diabólico. Por supuesto, también abunda quien se muestra escéptico, pero es curioso -por decir lo menos- cómo en varias culturas existió esa sacerdotisa, chamana, maga, hechichera, adivinadora, medium o sanadora con poderes sobrenaturales y vinculada con dioses o fuerzas oscuras.

Las antiguas literaturas griega, hebrea y árabe narran historias de mujeres que usan magia y hechizos para manipular a la naturaleza, a los hombres y a sus acciones, desde Circe y Medea, a la Bruja de Endor en el libro de Samuel, o los relatos llenos de magia de Las mil y una noches, las referencias a las prácticas de hechicería y magia están presentes; y también documentadas están las creencias celtas, irlandesas y nórdicas que también las incluyen. De la misma forma que los símbolos de los rituales de la alquimia oriental se difundieron desde el imperio egipcio al romano, con los viajes de Marco Polo y los de las tribus gitanas. Durante la Edad Media y el Renacimiento hay gran cantidad de documentos históricos que plasman la fuerte creencia sobre la existencia de las brujas, así como la de su persecución, destacando el libro Malleus Maleficarum, el mayor tratado sobre la brujería demonológica que se convirtió en el más influyente manual para la inquisición, que resume y difunde la creencia de que las mujeres, por ser criaturas inferiores, débiles y fácilmente corruptibles son más proclives a estas actividades.

La caza de brujas que inició en los últimos años de la Edad Media y se extendió hasta los siglos XVI Y XVII, causó la muerte de aproximadamente 60 000 personas, mayoritariamente mujeres, pero también hombres, ancianos y niños, sobre los que bastó un señalamiento de culpa o una sospecha para que se les iniciara una investigación que incluía tortura y suplicio hasta que confesaban su pecado y señalaban a un nuevo sospechoso.

Durante ese tiempo, se redefinió el concepto de brujería, que significaba: el vuelo en palos, animales, demonios o con ayuda de ungüentos, encuentros nocturnos con el Diablo y otras brujas en el sabbat o aquelarre, pactos con el Diablo, sexo con demonios (en forma de íncubos y súcubos) y la magia negra.

Esta imagen arquetípica de las brujas volando en escobas, tal vez tenga su origen en lo que acota el investigador del siglo XV, Antonio Escohotado, en su libro Historia de las drogas, en la que escribió:

"El vulgo cree, y las brujas confiesan, que en ciertos días y noches untan un palo y lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello, y a veces llevan amuletos entre el cabello".

Linda maestra. Francisco de Goya, 1799
La sustancia que untaban en los palos era el estramonio, un afrodisiaco arraigado en la cultura popular, así como la belladona y la mandrágora, que preparaban en ungüentos que untaban en los palos de las escobas para introducirlos en sus vaginas, y provocarse así, alucinaciones y orgasmos.

Quizá de ahí la idea de que volaban.

Esta noche es la noche de Halloween, también conocida como Noche de Brujas. Aquí ya hablamos de qué es el halloween y de su sincretismo que tiene en su origen y en su creciente protagonismo en nuestra cultura popular. Está tan arraigado en algunas partes del país que ya suplió la festividad tradicional del Día de Muertos, y en otras partes -como en el Distrito Federal y otras ciudades del centro del país- convive con las tradiciones, mimetizándose. Los adornos en establecimientos comerciales y casas ya se han colocado desde días antes, las discotecas (llamados popularmente antros) ya organizan noches temáticas y concursos de disfraces. Y hoy mismo en varias escuelas las mismas maestras invitan a llevar a los niños disfrazados, pero, curiosamente, es en la noche del 1o. de Noviembre cuando las calles de la Ciudad de México se verán invadidas de pequeños monstruos que la recorrerán  para "pedir calaverita", versión mexicana del "Dulce o truco" anglosajón. Acá no hay chantaje ni amenaza de travesuras y bromas, sólo la solicitud de dulces o dinero, aunque la costumbre de regalar monedas también se está diluyendo, y en las casas y negocios se preparan con bolsas de dulces para repartir, además de adornarlas, e incluso "transformarlas" en casas de horror para asustar y divertir a los niños.

Niños disfrazados en las primeras décadas del siglo XX

Los adultos son los principales cómplices de que esta tradición se esté arraigando, especialmente la generación de nuevos padres, que inauguraron la costumbre de salir disfrazados y supervisados por sus padres cuando eran niños, y ahora se vuelven a disfrazar para llevar a los suyos, poniendo tanto empeño en sus disfraces como en los de sus hijos (pero también son estos padres los que están transmitiendo la costumbre de poner ofrendas y altares de muertos en sus casas, o de colaborar en las que ponen en sus trabajos y en las escuelas de sus hijos). Y entre los disfraces que en estos años están poniéndose de moda, están los de los zombis.

Hay una invasión zombi en la actual cultura popular, desde películas con interminable número de secuelas, o en donde los enfrentan contra figuras históricas como Abraham Lincoln; adaptaciones de novelas clásicas como las que escribió Jane Austen, pero donde son zombis los que superan el orgullo y los prejuicios; videojuegos donde se debe escapar de ataques zombis en escenarios urbanos, o donde incluso pelean contra plantas bien abastecidas de armamento, y series de televisión que captan una audiencia numerosa y fiel. Este "renacimiento zombi" también se ve en las calles: hacen marchas como otros zombis de marcada preferencia política (je, broma local, a los simpatizantes del eterno candidato presidencial de izquierda, sus contrarios les llaman "pejezombies", entre otras lindezas). Rivalizan en protagonismo con los magos, los vampiros y los hombres-lobo, quienes también acaparan la cultura popular con sagas de libros y películas que provocan furor en el público, y quienes también viven una reinvención de sus mitos y características (como les está sucediendo a los pobres vampiritos, que no contentos con ponerlos a sufrir con las "reinvenciones" de Anne Rice, les llegó Crepúsculo para acabarlos de amolar).

Pero quiero centrarme en la figura de los zombis. Son muertos vivientes que vuelven de la muerte para luchar por una supervivencia tan básica como voraz: apenas alimentarse para seguir buscando alimento. Generalmente no buscan venganza ni los empuja un interés particular, apenas un instinto básico de preservar una existencia mínima, casi siempre resultado de fallidos experimentos científicos o virus no controlados. Deteriorados en lo físico y carentes de inteligencia, a menudo también son privados de la voluntad. Y esta última característica es casi lo único que conservan de los zombis originales, que eran revividos de la muerte por un hechizo de magia negra y convertidos en esclavos a las órdenes de su resucitador.

La nueva imagen de los zombis se la debemos principalmente al cine y a los videojuegos. Aunque su semilla la sembraron los libros de Mary Shelley, Allan Poe, William Seabrook y H. P. Lovecraft, entre otros. Lejos quedó la figura mitológica de los cultos vudú y de las creencias religiosas africanas, con una concepción del alma dual, especialmente en la tradición oral haitiana, donde se presume representaba el miedo a la esclavitud durante la opresión norteamericana.



Felicia Felix Mentor, fotografiada dos años después de haber muerto y haber sido enterrada,
según los testimonios de sus familiares.
Aquí enlazo a un buen artículo sobre estos casos

Y aquí también sorprende como en otras culturas ancestrales se puede hallar una figura similar: Jiang Shi en China, donde los cadáveres "reviven" cuando fueron enterrados lejos de su hogar, tuvieron un entierro inadecuado, o murieron de una forma terrible, atacando a las personas que encuentran para alimentarse de su esencia vital. Los cuerpos de estos muertos vivientes sufren ya el rigor mortis y sus extremidades extendidas los hacen avanzar a saltos con los brazos hacia el frente, su piel tiene una palidez verdosa a menudo en estado de descomposición y tanto el cabello como las uñas siguen creciendo. Como siempre, estas creencias pudieron tener un origen racional, y en este caso pudo ser la costumbre de los monjes taoistas de transportar los cadáveres de trabajadores pobres que morían lejos de su hogar, para que sus familiares les dieran una sepultura adecuada. Las características del transporte entre varas de bambú flexibles hacían saltar los cadáveres al unísono durante esos viajes realizados exclusivamente de noche, tocando una campana para anunciarse para que los pobladores los evitaran, pues era considerado de mala suerte encontrarse con los cadáveres.

En el Poema de Gilgamesh se encuentra una amenaza de la diosa Ishtar: 

‘Derribaré las Puertas del Inframundo, destrozaré los postigos de las puertas, y las derribaré, y dejaré que los muertos suban para comer a los vivos ¡Y los muertos superarán en número a los vivos!’.

Otras criaturas mitológicas, como los draugr de las creencias nórdicas, guerreros que regresaban de la muerte para combatir a los vivos, o los ghouls que encontramos en el folclor árabe (también incluidos en las narraciones de Las mil y una noches), monstruos no-muertos profanadores de tumbas para devorar cadáveres y raptores de niños para también devorar su carne fresca, son otros ejemplos de los muertos vivientes que habitaron las mitologías antiguas, con algunas características que hoy retoman los zombis modernos. 

Es interesante también ver como las criaturas mitológicas se fueron fundiendo o combinando, hasta resultar en las figuras monstruosas que hoy nos son familiares, también los zombis compartían características con los vampiros, para ir luego diferenciándose con particularidades, así encontramos que, en el folclor rumano se mezclaron las brujas con los vampiros en la figura mitologica del strigoi viviente, pues eran criaturas hechiceras con doble alma, y una de ellas era enviada en las noches para alimentarse de sangre, y el vampiro y el zombi en el strigoi muerto, un cadáver viviente que se alimentaba de la sangre de sus familiares. 

Curiosamente, antes de que la cultura popular actual los declarara enemigos acérrimos, el vampiro y el hombre-lobo compartían el mismo cuerpo en la criatura de la mitología eslava: el vukodlak, una bestia humanoide con apariencia de lobo que extraía la sangre de sus víctimas durante sus transformaciones. El hombre que se transforma en animal es también una figura mitológica desde el norte de África hasta Norteamérica, donde la figura del nahual también está presente en sus creencias.

Pero quiero terminar con uno de los monstruos que en la actualidad tiene una popularidad ascendente, y que es además de muy reciente creación: Slenderman. Con apenas tres años de existencia es la leyenda urbana más intrigante para los internautas, en los que tuvo su origen.

Nació en un blog, en el año de 2009. Something Awful es un blog dedicado a historias de terror creadas a partir de una imagen. Cuando recibió una foto antigua de una figura humanoide, muy alta y delgada, con extremidades muy largas, a manera de tentáculos, comenzó la leyenda de Slenderman. A esa imagen se fueron sumando otras, lo más curioso, es que el humanoide era encontrado en fotos antiguas, aparentemente sin manipular... y como una bola de nieve cuesta abajo, la historia ha ido creciendo, con más imágenes y más testimonios, algunos tan enigmáticos como el de que se han hallado grabados de la Edad Media que demuestran su existencia desde ese tiempo (en realidad son ociosas manipulaciones digitales de los conocidos grabados de Hans Holbein). Como si se tratara de uno de los tantos memes visuales (imágenes que se difunden viralmente, con variaciones o recreaciones, las más de las veces cómicas) que inundan la red, las fotografías con la figura de Slenderman semioculta, acechando niños detrás de arbustos o emergiendo de las sombras, se siguen difundiendo y multiplicando, hasta convertirse en un fenómeno mediático al que se le han dedicado análisis, videoseries, videojuegos y proximamente película.

Se dice que esta fotografía no está trucada, fue rescatada de un incendio en una biblioteca
y luego se enteraron que fue tomada en 1975, el día en que desaparecieron 14 niños

Es interesante como se ha desarrollado esta historia, a partir de que alguien necesitaba una figura de terror nueva. No es el primer monstruo surgido con las nuevas maneras de comunicación, pero sí es la mejor lograda, pues ni los vergonzosos intentos de la actual industria cinematográfica han logrado crear un nuevo monstruo que se respete, para muestra está la abominación del Smiley, que más que terror da risa (por no decir pena). Esta nueva leyenda ha nacido como debe ser: de la imaginación de la gente común, y alimentada por la misma inventiva popular. 

Entradas relacionadas: Esto es Halloween, La Muñeca y el Juego del Miedo y Cuentos de Hadas con Final de Horror

sábado, 27 de octubre de 2012

El Trino del Diablo


5th Caprice by Paganini on Grooveshark

Niccolò Paganini, hasta los legos lo sabemos, es el más virtuoso violinista en toda la historia. Su nivel de virtuosismo era tan grande, que la única explicación que algunos encontraron fue que era por obra del demonio. Se habló de un pacto con el diablo, hecho durante el presidio por haber matado a un músico rival. Incluso hubo el testimonio de un testigo que aseguró haberlo visto postrado, jurando ante El Maligno: "Le dijo que su alma era suya a cambio de tocar como un ángel. Se encendió una luz que me cegó, Paganini se levantó y siguió su camino".


Hay otros testimonios, pero estos sobre sus actuaciones, diciendo que se presentaba a tocar con fuego iluminando el escenario, y a la vez que se sucedían las notas prodigiosas, las llamas parecían consumirlo todo detrás de él. Así lo veían en el escenario, creciéndose ante un público extasiado. Y aunque se le describía "feo, descuidado y trasudado", y pese a las ropas negras hechas jirones, y aun con la fama de ser un músico diabólico, no sólo el público en los auditorios sino también las mujeres en sus brazos se rendían completamente.

La leyenda sobre el origen diabólico de su genio musical inició desde a los cinco años, cuando se dice que su madre se despierta de un sueño diciendo que se le había aparecido el demonio anunciando que su hijo sería un gran violinista, por lo que el padre lo obliga a practicar diez horas diarias, con cruel disciplina, advirtiéndole: "Nicolás, tú vas a ser el más grande violinista del mundo, de mi cuenta corre". De tal forma que cuando se presentó ante el maestro Alesandro Rolla, éste admitió: "...no tengo nada que enseñarte".

Tratando de buscar una explicación más racional a su virtuosismo, se ha dicho que padecía aracnodactilia, manifestación del Síndrome de Marfán, pero esto es inexacto, pues de ser así hubiera presentado también otras características, como una elevada estatura y desproporciones esqueléticas, sin embargo, hay otro síndrome llamado de Ehlers-Danlos, que bien podría justificar sus características, en una de sus once variantes. Porque lo que sí está comprobado es su gran elasticidad y flexibilidad articular en manos y brazo, lo que le permitía interpretar movimientos de alta dificultad con esfuerzos menores. Pero todas estas explicaciones estaban lejanas en ese tiempo, en que se le identificaba como El violinista del Diablo.


Hay quien dice que durante su encarcelamiento pudo tocar magistralmente con tan sólo una cuerda de su violín al que nombró Il Cannone. Por supuesto, la leyenda se ha extendido hasta el valioso instrumento, hecho por el principal rival de Stradivariu: Guarnieri, excelso laudero que trabajaba instrumentos de factura exquisita y perfección en el sonido tal, que se consideraron diabólicos, también, atrayendo prohibiciones de las autoridades religiosas, así como también le negaron sepultura eclesiástica al mismo Paganini.

Pero las leyendas de la influencia diabólica en la música no empezaron con Paganini, y sería tambíén un violín el que protagonizara un capítulo anterior: El Trino del Diablo.

El sueño de Tartini, de Louis-Leópold Boilly. 1824
En palabras del mismo Giuseppe Tartini, compositor y músico italiano, a su amigo el astrónomo Jèrome Lalande en una carta encontrada en el monasterio de San Francisco de Asis: 

“Una noche, en 1713, soñé que había hecho un pacto con el Diablo y estaba a mis órdenes. Todo me salía maravillosamente bien; todos mis deseos eran anticipados y satisfechos con creces por mi nuevo sirviente. Ocurrió que, en un momento dado, le di mi violín y lo desafié a que tocara para mí alguna pieza romántica. Mi asombro fue enorme cuando lo escuché tocar, con gran bravura e inteligencia, una sonata tan singular y romántica como nunca antes había oído. Tal fue mi maravilla, éxtasis y deleite que quedé pasmado y una violenta emoción me despertó. Inmediatamente tomé mi violín deseando recordar al menos una parte de lo que recién había escuchado, pero fue en vano.

La sonata que compuse entonces es, por lejos, la mejor que jamás he escrito y aún la llamo “La sonata del Diablo”, pero resultó tan inferior a lo que había oído en el sueño que me hubiera gustado romper mi violín en pedazos y abandonar la música para siempre….”


Les dejo la obra musical en tres partes, interpretada por Oscar Shumsky, quien nos legó una de las mejores interpretaciones, si no tienen el suficiente tiempo para los tres videos, por favor no se pierdan el segundo, que a mi gusto es el más disfrutable, y que me hace decir -al igual que la de Paganini- que si esta es la música que inspira, es difícil no sentir algo de simpatía por el Diablo:





Y señores: con este post inician los festejos del Día de Muertos y de All the hallows eve. Felices mortuorias fiestas.

(En años anteriores, con estas entradas iniciaron las fiestas: Cuento A mí que me lleve El Diablo y coincidentalmente, un año después volvimos a empezar con Cuentos de Hadas con Final de Horror)

lunes, 22 de octubre de 2012

Continuando la Conversación sobre Bullying


Algo muy extraño me pasa con Blogger, que yo misma no puedo comentar en mis propias entradas, por eso mismo no he podido dar respuesta a los comentarios de El Signo de la Espada, Amatista y Marichuy en la anterior entrada Basta de bullying, con interesantes testimonios y experiencias personales.

Lo bueno es que esto me da la oportunidad de ahondar en el tema, que para tanto da. En principio les enlazo una entrada de un blog que es parte de una campaña permanente en contra de la pornografía infantil en la red, por una persona que hace un esfuerzo constante para denunciar los sitios que encuentra, y que en esta ocasión, con motivo del mismo caso de Amanda Todd que comentamos en el post anterior, comparte 10 consejos para explicar a tus hijos pequeños como protegerse en la red, al ver que en buena parte es la falta de precaución la que los vuelve vulnerables ante un depredador sexual que usa la Internet para sus actividades. También les enlazo a otro artículo en donde se dan Diez acciones concretas para controlar el bullying, todas son de sentido común... pero a veces es increíble como hay cosas que aparentemente son muy obvias pero tienen que señalarse para que alguien más las vea.

El Signo de la Espada comparte en sus comentarios su experiencia sobre el bullying que sufrió durante su vida escolar, la manera en que sobrevivió a él, y su conclusión, en la que afirma: "Así que no, el bullying no mata, lo que mata es dejarse."

Además de su testimonio, nos recuerda el también notorio caso de Casey Haines, conocido como Zangief Kid por su defensa ante el bullying que sufrió por años, y que se difundió viralmente al mundo entero mediante un video, retirado varias veces de Youtube por considerarse incitación a la violencia, pero retomado por los medios tradicionales y por los mismos usuarios que elevaron a Haines a un estatus de "héroe". Zangief es un personaje (grande y robusto) del videojuego Street fighter, y la comparación es porque en el video se puede ver a Casey Haines, un niño de 16 años, levantando a su acosador (un pequeño y delgado niño de 12) y estrellándolo contra el suelo después de recibir varios golpes y esquivar alguno. La verdad es que después de ver el video es difícil simpatizar con el pequeño bravucón, y lo más fácil es pensar que se lo merecía. Sin embargo, la caída pudo tener consecuencias graves pues hay un momento en que se teme que se rompa el cuello al estrellarse contra el suelo; está también la otra parte de la versión y de la historia, donde se dice que el pequeño acosador -además de sufrir un ambiente familiar muy difícil- también sufrió de bullying durante varios años, hasta que tomar la misma actitud agresiva contra otros pareció solucionar su problema, pero después del video ha recibido más ataques de los que alguien podría soportar.

Podría parecer una solución, que en algunos casos resulta, defenderse con los mismos medios que se usan para atacarnos. Pero la realidad es que no siempre resulta, y también se dan casos en que la violencia atrae más violencia, los casos más drásticos son las matanzas escolares. Los chicos que dispararon a sus compañeros, en los casos de Columbine y Virginia, eran víctimas de bullying, y fue su manera de "no dejarse". Pero hay otros casos de chicos que se defienden y esto atrae mayores ataques, más violentos y multitudinarios, para que aprenda la lección de no intentar rebelarse nuevamente. Supe de un caso de un estudiante de bachillerato, secuestrado en la cajuela de un auto, después de que él confrontó a sus agresores, retándolos; fue golpeado, apuñalado, maniatado y abandonado dentro de la cajuela, hasta que fue encontrado muerto, tanto por las lesiones sin atención médica oportuna como por la falta de aire. Cuando sus compañeros fueron interrogados dijeron que sólo querían darle una lección "para que aprendiera a no meterse con ellos". Leí en la red el caso de una niña de nueve años estudiante de un colegio privado, que tras enfrentar y denunciar a sus agresoras, fue sometida en el baño por las mismas, que la amenazaron con un cuchillo en el cuello por haberlas acusado con su madre, quien acudió a las autoridades escolares para exigir una solución. Precisamente el caso lo ventiló la propia madre al no obtener ninguna respuesta o acción favorable por parte de la escuela. Y al hacer el anterior post supe de un adolescente golpeado y apuñalado por sus compañeros que llegó a su casa arrastrándose, para morir en la puerta, y de un estudiante de secundaria al que sus compañeros arrojaron thinner en las piernas y prendieron fuego. Las agresiones cada vez son más violentas. 

El bullying no es nuevo, una muestra es como lo retrata magistralmente Mario Vargas Llosa en su libro La ciudad y los perros, publicado hace 50 años, donde incluso muestra a sus diferentes actores (el agresor, la víctima y los espectadores), sus perfiles, sus motivaciones, y el nada raro cambio de roles -como ya vimos en el caso de Casey Haines-, en donde el agresor puede volverse la víctima (o haber sido tal), y los espectadores, los culpables de agresión (en realidad, todos son víctimas). Lo que sí es nuevo, es la dimensión alarmante que está cobrando, en parte gracias a las nuevas tecnologías de comunicación y a la normalización de la violencia que estamos viviendo (y fomentando).

Algo que tenemos que entender es el proceso del bullying, y como afecta a sus actores. Amatista nos cuenta que era su actitud la que la salvó de mayores ataques, y que incluso eso ayudó a una de sus compañeras. Y esa es una de las claves en estas situaciones. Como dice El Signo de la Espada: no hay que dejarse, pero más que una acción física, lo que hay que hacer es no dejarse derrumbar animicamente ante la intimidación y las agresiones, de la misma forma en que no hay que dejar que nos atrapen convirtiéndonos en cómplices. Pero esto no es fácil a una edad en que aún se está formando la personalidad, en que cuenta tanto la opinión externa y el sentido de pertenencia, y en que incluso se trae arrastrando un historial de vulnerabilidad emocional por el ambiente en que se ha crecido.

No hay que olvidar ese aspecto: el bullying habitualmente se centra en niños y niñas más vulnerables. Y no es su culpa serlo, y tampoco por serlo merecen las consecuencias que les atrae ser objeto de agresión.



Hablemos del proceso y los actores:

Los agresores (bullies, matones, abusones o como el lenguaje popular los identifique) comienzan un ataque sutil, mediante bromas cada vez más pesadas, comentarios irónicos, críticas cada vez más duras, o burlas aparentemente justificadas por las características o la conducta de los que son elegidos como blancos. Tanto los testigos como las víctimas aceptan esto como un juego sin consecuencias.

Las agresiones van subiendo de tono a medida que van teniendo aceptación y adhesión por parte del grupo, más compañeros se van sumando al "juego" de burlarse, embromar o descalificar a otros, hasta que estas bromas, burlas o insultos se vuelven sistemáticos sobre las mismas personas. Sólo para el agredido ha dejado de ser divertido y ha comenzado a ser una incomodidad real. La sensación de malestar aumenta a medida que el grupo que se divierte a su costa se hace más grande, y el grupo que ignora o atestigua los ataques tambien crece y continúa indolente. Sin embargo, a la mirada ajena, todavía parece ser una situación que todo el mundo puede o debe afrontar y superar (es común que se considere al bullying "cosas de niños", restándole importancia y normalizando la agresión). 

Esta es la parte peligrosa, porque "echar carrilla" a alguien está aceptado socialmente, y se considera "tener carácter" aguantarla , además que "ser soplón" y "rajarse" están igualmente condenados por el grupo social, tomándolo como traición. Por eso la indolencia de los espectadores (o bystanders, como los han comenzado a denominar): porque no perciben aún la gravedad de la situación, o porque tienen miedo de atraer hacia sí mismos las agresiones, o no quieren traicionar al grupo. Sin embargo, los espectadores no tienen un rol tan pasivo como pudiera pensarse, porque la agresión y la intimidación cobran fuerza proporcionalmente a la atención que reciben, es decir, a mayor público, mayor bullying... y menor posibilidad de que alguien interfiera (esto último es conocido como Efecto espectador). Y si se trata de bullying, los espectadores tienen también una participación directa, especialmente si parecen dar su aprobación mediante risas o animaciones al agresor (incitándolo para lo continúe o lo aumente), si lo documentan y lo difunden valiéndose de las nuevas herramientas multimedia, pero también si son parte del público silente.. con ese silencio cómplice que deja a la víctima en la indefensión. 

Por eso es tan importante romper el silencio, ya sea apoyando a la víctima para que los agresores y ella misma vean que no está sola (tal como hizo Amatista), o buscando (y exigiendo) la ayuda e intervención de los adultos responsables, exponiendo y denunciando la situación, para que pueda ser detenida. Esto incluso puede ser anonimamente, si se tiene el temor de atraer la agresión hacia el denunciante o si se percibe que se pone en riesgo su seguridad. Si la intimidación y la humillación se han hecho públicas por las nuevas formas de comunicación viral, es más fácil denunciarlas, pues en lugar de compartir el video o las imágenes del bullying con el resto de los compañeros, pueden ser mostradas a los adultos que pueden detener y corregir la situación, esa es la elección que el espectador tiene. Y esa es otra de las partes importantes de concientizar: el bullying necesita de la participación pasiva de los bystanders para continuar. El bullying es un asunto de grupo.

Cuando la víctima empieza a aceptar la culpa de la situación, pensando que se lo merece -al no entender por qué le está pasando eso y por qué nadie lo apoya-, es cuando el bullying le ha comenzado a causar un daño psicológico grave, como ansiedad, depresión, impotencia, soledad, autoestima baja, y sentimientos de rechazo hacia sí mismo y hacia la sociedad. Somos seres gregarios y la interacción positiva con nuestros iguales nos es necesaria, al faltar esta comenzamos a desarrollar una personalidad antisocial que nos limita en nuestro desarrollo personal, especialmente en las personas más jóvenes esto es resulta muy nocivo, porque parte importante de su maduración es sentir que pertenecen a su círculo social.

Hay dos tipos de víctimas: la que parece atraer y provocar la agresión con su conducta, por ejemplo, un chico hiperactivo que pueda ser considerado problemático, y la que parece aceptarlo con sumisión pasiva, convirtiéndose en la víctima ideal. Al final, es probable que ambos tipos de víctimas lleguen al mismo punto, en que, dicho coloquialmente, se ha matado su espíritu al sentirse aislado y vulnerado.

Esto es lo que se conoce como Indefensión aprendida.

Similar a lo que sucede con las mujeres víctimas de violencia doméstica, que simplemente no pueden salir solas del círculo de violencia en que viven con su pareja, perdonando y justificando las agresiones una vez tras otra, así también las víctimas de bullying llegan a creer que se merecen el acoso de sus compañeros y que no tienen forma de salir de la situación. Y de la misma forma en que es muy injusto considerar tonta a una mujer que sufre violencia doméstica sin lograr detenerla, también lo es considerar que los niños y adolescentes que sufren bullying son responsables de no salir de esa situación de acoso, y de las consecuencias trágicas que pudieran derivar de ella. Para explicar mejor el concepto de indefensión aprendida les dejo el siguiente video (son menos de cinco minutos, pero les garantizo que no lamentarán invertirlos para entenderlo más):

El bullying provoca que su víctima se inmovilice y se desequilibre en su confianza interna, algunos tienen mejores armas para defenderse de eso, pero no es culpa del que no las tiene carecer de ellas, cada uno es resultado de las experiencias vividas y del ambiente formativo, no elegimos la forma en que crecimos, no elegimos las circunstancias que nos formaron en los primeros años, que es cuando se define nuestra personalidad, así que si llegamos a la situación de bullying menos preparados que otros para superarla, no es del todo nuestra culpa.

Pero sí es nuestra responsabilidad crear las condiciones para que nuestros niños tengan mayor fortaleza, mayor confianza para pedir ayuda, y mayor asertividad para defenderse. Al igual que tengan la capacidad de empatía necesaria para que no se conviertan ni en abusadores ni en cómplices pasivos. Porque la realidad es que, en ocasiones, el bullying sí mata.

(Gracias por continuar la conversación, especialmente les agradezco a El Signo de la Espada y a Amatista, por los grandes aportes que dieron con sus testimonios personales, perdón por no darles respuesta directa en un comentario)

Artículo relacionado: Basta de Bullying

viernes, 19 de octubre de 2012

Basta de Bullying


...clearly i remember pickin' on the boy seemed a harmless little fuck...
Pearl Jam (Jeremy)

Jeremy by Pearl Jam on Grooveshark



Cuando Jesús tenía doce años ya medía 1.68 metros. Todavía creció unos diez centímetros más en los siguientes tres años que cursamos juntos la secundaria. Tenía unos ojos inmensos como de venado, que disimulaban bien sus gruesas gafas, pues tener los ojos tan grandes no lo salvaban de sufrir una miopía severa. Era tan alto como flaco, y desgarbado. Parecía una marioneta que avanzaba a tirones de hilos. Y era tan tímido, tan torpe con la palabra como con el movimiento de sus extremidades. A todos exasperaba, a maestros y a alumnos. Y mientras los primeros le reñían por su mal desempeño escolar, los segundos se reían a su costa. Nos reíamos a su costa, más bien. 

Era casi imposible que no ganara la risa ante las ingeniosas burlas de los más atrevidos. Nunca falta ese niño que no tiene pena de nada, que incluso busca el protagonismo llamando la atención sobre sí y sobre el objeto de sus bromas pesadas. Pero en ese grupo de 1o. "E" de secundaria técnica no sólo era uno, eran como seis terribles niños que aprovechaban cada momento sin supervisión para brindar un espectáculo al resto, a costa de la humillación de uno, que casi siempre era él, dada su torpeza social y física.

Recuerdo en especial un día en que le arrebataron la mochila y le vaciaron sus cosas en el suelo, en medio del salón. Yo me sentaba a un lado de él, así que pude ver toda la acción. Era yo tan apocada que ni siquiera me defendía de las burlas que yo misma sufría por mi sobrepeso, así que era impensable defenderlo a él, pero además no pude evitar unirme a las risas, las frases hirientes de José Celaya (el más descarado de todos) eran tan oportunamente ingeniosas, sobretodo cuando levantaron la cartera y sacaron de ella una credencial de una escuela de karate. "¡Eres karateca!", gritó entusiasmado, y enseguida improvisó una rutina cómica de artes marciales frente al rostro desesperado de Jesús, terminando cada cadena de movimientos estrellando ligeramente la mano en su cabeza o mejillas, orillándolo a refugiarse bajo un escudo formado por sus propios brazos sobre la paleta de la banca. Las risas de todos se volvieron carcajadas, que llegaron a su clímax cuando Jesús, enloquecido de furia e impotencia, levantó la cara y gritó: "¡Ya!", exigiendo un alto al ataque, al tiempo que lanzaba un brazo hacia el rostro de su acosador. 

Para su infortunio su voz mutante de adolescente combinó las notas graves con unas agudas y desafinadas, y el golpe en lugar de ser puñetazo era apenas una bofetada débil, casi femenina. Sus ojos enrojecidos y húmedos fueron el último elemento para su aniquilación. Desde los que gritaron que pegaba como niña, que lástima de clasecitas de karate y el inefable "Quiere llorar" repetido como mantra, el salón entero estalló en una cascada de burlas y risas, que se incrementaron hasta atraer a una de las prefectas (especie de custodios escolares). Sin embargo, aunque el silencio grupal se impuso no se detuvieron las descalificaciones hacia Jesús, pues la odiosa mujer le recriminó frente a todos que no supiera controlar su llanto. "Tan grandote y tan chillón", fueron sus palabras, también burlonas, antes de darle la espalda (a él y a la situación de abuso). 

A pesar de mi cobardía para defenderlo yo era de las pocas que lo trataba mejor, intercambiando comentarios y bromas entre clases, así como respuestas en exámenes, dada su miopía y mi aceptable aprovechamiento académico, coincidimos siempre en las primeras filas del salón durante los siguientes meses y años (los más aplicados siempre eran sentados al frente, pero con él se hacía una excepción pues no alcanzaba a ver lo que se anotaba en el pizarrón), así que fue una constante nuestra interacción, aunque las burdas normas sociales entre pubertos nos impidió ser más amigos, pues cualquier aproximación entre alumnos de diferentes géneros era tomado como conato de romance, acusación a la que se huye siempre a esa edad, cuando ver encerradas las iniciales en un corazón pintado con gis en el pizarrón, en compañía de las de un compañero del sexo contrario, es una de las vergüenzas más temidas. A pesar de nuestro cuidado no faltaron las cantaletas de "Son novios... ♬ ...se quieren", cuando nos veían platicar un poco más de lo habitual. Y creo que alguna vez esa cancioncilla tuvo que ver con una confesión de él hacia otro compañero, menos discreto de lo que él hubiera querido. Tras lo cual la distancia prudente se hizo más grande.

Pero el último día de clases, cuando nos fue entregado el certificado en una ceremonia ridícula, de tan afectada como deslucida, matamos el aburrimiento platicando más relajadamente, poniéndonos al tanto de los intereses y proyectos de ambos, y por primera vez pude conocer al joven maduro y centrado que era, pues, como todos, seguía creyendo que era un poco tonto y sin interés por el estudio. Los padres estaban presentes (los de él, no los míos, que no se tomaron la molestia de asistir), y me sorprendió verlos tan jóvenes, tan bien vestidos y tan guapos, eran a luces vistas de una mejor posición económica de la mayoría de los que estábamos ahí, y tomándome por una amiga de su hijo, me saludaron con deferencia y amabilidad. Por ellos supe de los planes de Jesús de ser ingeniero, y de su futuro viaje a Estados Unidos, para perfeccionar su inglés (que era la única materia que no se le dificultaba, debido a las clases particulares que recibía).

Por primera vez me sentí intimidada por él, al descubrirle ventajas para un futuro promisorio, pero su humildad me desarmó, pues se notaba abrumado por lo que podía parecer un alarde de parte de sus padres, insistiendo en restar importancia a lo que decían. Tenía yo un poco de celebridad local en ese año, por un concurso de álgebra que gané representando a la escuela a nivel distrital, así que cuando las autoridades escolares dijeron mi nombre lo acompañaron de una breve semblanza obsequiosa, que ellos aplaudieron como si de un logro familiar se tratara, supliendo en parte mi orfandad de ese día. Al final me invitaron a acompañarlos a la comida que harían en un restaurante, a manera de celebración. Fui demasiado tímida y no acepté, despidiéndome de Jesús ahí mismo, para siempre.

Sin embargo, nunca lo he olvidado, y menos aun ese día en que me reí mientras él lloraba. La primera vez que escribí un cuento -para una clase durante el  bachillerato-, lo hice pensando en él, retratando su hostigamiento escolar. Hubo un momento a principios de los 90´s, cuando me entró una necesidad por saber de él, despertada por la canción de Pearl Jam, Jeremy, canción inspirada en un caso real de un suicidio juvenil por bullying (y que curiosamente se parecía un poco a mi cuento), que casi no podía soportar mi culpa, recriminándome por mi timidez cobarde y cómplice. Definitivamente no merecía ser su amiga, pero es de los pocos compañeros por los que todavía me detengo a formular buenos deseos, esperando que haya encontrado mejores compañeros y mejores personas a las que pudiera considerar amigas.

El acoso escolar, ahora identificado como bullying, no es un fenómeno nuevo, ha existido desde siempre, todos conocemos un caso cercano; sin embargo, sí parece ser nueva la forma exponencial con que se está dando, tanto en cantidad como en preocupante agresividad. Los casos de violencia emocional y física son cada vez más alarmantes, al grado de provocar suicidios o asesinatos, además de lesiones, daño psicológico y secuelas, algunas tan graves, como las matanzas escolares. Los nuevos medios de interacción social, como el Internet y la mensajería por teléfono celular, ayudan a difundir el acoso y agresión escolares agravando el perjuicio. Ahora las humillaciones son perpetuadas en material multimedia y expuestas a todo el mundo para su difusión viral. 

El caso más reciente es el de Amanda Todd, adolescente expuesta en su intimidad, acosada por un depredador sexual, enjuiciada, agredida y discriminada por sus compañeros de escuela durante años y durante su peregrinar por varias escuelas, precisamente huyendo de las consecuencias de exhibirse semidesnuda en la red cuando tenía doce años. Finalmente tuvo éxito en su tercer intento suicida tras narrar su historia en un conmovedor video subido a Youtube. Sin embargo, no todo ha sido solidaridad hacia la víctima, aunque en mucho menor número de las manifestaciones de duelo e indignación, hay también mensajes de inclemente crueldad, de quienes la conocieron y siguen insultándola, y de quienes no tienen simpatía por ella, por lo que la concientización sobre la gravedad del problema que es el bullying, y las consecuencias tan nocivas que tienen en una persona, todavía se ve lejana y distante.

Amanda Todd, en una imagen del video en que narra su "historia sin fin" de bullying

¿Qué sociedad estamos formando para las nuevas generaciones? Si chicos que participan en el hostigamiento criminal hacia uno de ellos -pero más vulnerable-, no se conmocionan o se conmueven ni siquiera cuando ven consecuencias fatales, ¿qué nos espera cuando tengan mayor plenitud de acción? ¿Cómo avanzará esta problemática social, cuando en lugar de ayudar a difundir la indignación, las nuevas tecnologías parecen estar siendo usadas como un incentivo para esas prácticas, además de contribuir a la indolencia y la insensibilización?

Las víctimas cada vez son más jóvenes, ya no sólo son adolescentes o púberes, sino también niños de ocho, nueve o diez años que eligen suicidarse ante la desesperación de no saber como seguir soportando una situación tan hostil. Hay una constante en todos los casos: la ineficacia de las autoridades escolares ante la situación, aun habiendo peticiones de los padres de familia para poner un alto al abuso y acoso que recibían sus hijos. Incluso las autoridades escolares llegan a entorpecer las investigaciones, negando o maquillando la realidad.

El caso de Amanda Todd ha levantado revuelo e indignación a nivel internacional, de los que hay que valernos para fabricarles una realidad más amable a nuestros jóvenes, y para conformar las redes de apoyo que deben estar ahí para el momento en que ellos pidan ayuda. Así como crearles conciencia, tanto de los riesgos a los que están expuestos con las nuevas formas de relacionarse, como de la responsabilidad de cada uno para no causar una incomodidad y un sufrimiento tal, que orillen a una decisión trágica. Lamentablemente la indolencia nos va invadiendo demasiado rápido, a medida que las noticias de un nuevo adolescente suicida se suceden una a otra, ganándonos en tiempo para los cambios necesarios de hacer para revertir esta situación, ganándonos, también, en voluntad para el cambio de mentalidad necesario para erradicarla.

Ustedes, ¿cómo están pensando en actuar para ser parte de la solución?

ACTUALIZACIÓN:

El Signo de la Espada, amigo y comentarista habitual de este blog, nos comparte su testimonio en los comentarios, y además nos recuerda el conocido caso de Casey Haines, estudiante australiano de 16 años conocido como Zangief Kid a raíz de que, también por otro video viral, el mundo entero conociera como se defendía del bullying que sufrió por años. Aunque, también hay otra parte de la historia: el chico que aparentemente "recibió su merecido" tenía sólo 12 años, no fue él quien molestó al otro por todo ese tiempo, y después de conocerse el video también ha sido víctima de bullying, con la diferencia de que el bullying cibernético ha sido a nivel mundial, sin atraer las muestras de simpatía que Haines a pesar de que también él venía de vivir un ambiente familiar difícil.

domingo, 14 de octubre de 2012

Salto hacia el Mundo


"Sometimes you have to go up really high to understand how small you are" 
(Algunas veces tienes que subir realmente alto para entender lo pequeño que eres).
Felix Baumgartner

Aunque todavía no es oficial, por televisión y por canales de video en Internet (rompiendo récords de vistas) pudimos atestiguar como Felix Baumgartner rompíó la barrera del sonido, y los récords de el vuelo más alto en salto tripulado y el salto de mayor altitud, quedando a segundos de romper el récord del mayor tiempo en caída libre, perteneciente a su mentor Joseph Kittinger, coronel retirado de la USAF, que colaboró con el equipo de la NASA y la marca Red Bull para que esta hazaña histórica se llevara a cabo con buen término.

Esto es lo que Baumgartner escribió en su cuenta de Twitter después de convertirse en el primer ser humano en romper la barrera del sonido sin un vehículo automotor (y después de un tuit en que decía "Misión cumplida"):


Vivir para conquistar miedos y perseguir sueños, dice el deportista extremo, que ha roto récords de salto en paracaídas en los últimos trece años, como el de saltar desde el edificio más alto en 1999, cuando se arrojó de las Torres Petronas, en Malasia, atravesar el Canal de la Mancha en caída libre, o realizar el salto BASE más bajo desde el Cristo redentor, en Río de Janeiro. Durante sus saltos ha visitado la Ciudad de México para lanzarse desde el edificio más alto de América Latina, la Torre Mayor, en Paseo de la Reforma (y enseguida huir de la policía pues realizar esta actividad va en contra de la legislación local). Aquí hay una colección de videos con sus récords logrados.

El salto que realizó el día de hoy, conocido como Red Bull Stratos (y también como El salto del filo del mundo), fue el término de un entrenamiento de cinco años, a la par que los científicos desarrollaban la tecnología necesaria, esta hazaña deportiva y científica consistió en subir hasta la estratósfera dentro de una cápsula suspendida en un globo inflado con helio, para dejarse caer y descender en caída libre antes de abrir el paracaídas que amortiguó su descenso. Aquí les enlazo la línea de tiempo en el sitio de Red Bull, que explica de forma muy atractiva como se realizó, y acá algunos aspectos técnicos explicados de una forma un poco más comprensible para nosotros los legos.

Los logros científicos que se obtienen con este salto se reflejarán en la siguiente generación de trajes de presión y en la seguridad aeronáutica, pues servirán para mejorar protocolos de actuación en el rescate de astronautas, el diseño de paracaídas, y se tendrán mayores conocimientos sobre los efectos en el cuerpo humano en la aceleración y desaceleración supersónica.

Aquí algunas de las imágenes más impresionantes que se han compartido en la red (la misma cobertura mediática fue un hito de la tecnología):

Monitoreando el Red Bull Stratos

El globo, de material más delgado que el plástico para refrigerar alimentos

Baumgartner celebrando el ascenso del globo

Kittinger dando instrucciones, era el único que podía tener comunicación directa

El momento en que abría la cápsula

La imagen más descriptiva de todas:
la altura, la Tierra, el momento de hacer realidad el salto...

El inicio de la caída

Baumgartner, de rodillas...
mientras todo el mundo se ponía de pie
Una animación del salto, y un enlace a un video que también muestra ese momento impactante:

martes, 9 de octubre de 2012

Lennon


Apenas hace cuatro días el mundo conmemoró los 50 años de Love me do, primer sencillo de The Beatles. El 5 de octubre de 1962 se oyeron por primera vez en la radio, las notas iniciales tocadas con una armónica robada en una tienda de Holanda, y que le daban un toque de blues a la sencilla canción, que cuando fue grabada en estudio, George Martin exclamó: "¡Acaban de grabar su primer número 1". Y efectivamente la canción llegó al primer lugar de Billboard, pero hasta 1964, pues en las listas británicas sólo llegó al número 17. Sin embargo, eso bastó para hacer historia, pues The Beatles son los músicos más influyentes del rock, del pop, así como de toda la música y cultura popular.



Curiosamente, la canción Love me do nunca fue del agrado de John y Paul. Sir Paul McCartney la compuso cuando aún no tenía título de nobleza, y ni siquiera tenía 16 años, era apenas un estudiante. Pero al final fue la única de sus composiciones con The Beatles, junto a P. S. I love you, de las que conservó sus derechos, pues al no grabarlas con Sony no entraron en el paquete que Michael Jackson adquirió, terminando, de paso, con la amistad que lo unía con el exbeatle.



Cuatro días después de celebrar el inicio de ese viaje mágico y misterioso que los elevó a nivel de leyenda, se conmemora hoy el nacimiento de John Lennon.

Una día John Lennon se despertó de un sueño en el que un hombre encima de un pastel le decía que su grupo se debía llamar The Beatles, con una letra "a" sustituyendo la segunda "e" de la palabra beetle, los beetles (escarabajos) inundaban La Caverna, bar en el que tocaban él y sus otros tres compañeros, quizá eso también influyó en el nombre por el que sustituyeron The Quarrymen. 



También sustituyeron a Pete Best en la batería por Ringo Starr (a pesar de que en la grabación de Love me do, Brian Epstein lo sustituyó por otro baterista y sólo lo puso a tocar la pandereta). 

Mucho se discute sobre la importancia de The Beatles, musicalmente hablando, algunos queriendo subestimar su aportación o menospreciando su calidad musical, asegurando que han sido rebasados o que nunca fueron realmente buenos. En realidad, lo que casi no se discute es el momento cultural en que surgieron, y que mucho tuvo que ver para el impacto musical y cultural que tuvieron. 

La posguerra británica brindaba muchas oportunidades laborales a los jóvenes, eran pues, jóvenes con capacidades de adquisición económica, buscando en qué invertir su dinero en esparcimiento y reafirmación de su identidad, eran también jóvenes que buscaban desmarcarse de las generaciones anteriores, cansados de conflictos bélicos, con grandes necesidades de romper con paradigmas y atavismos sociales. Cultural y artisticamente receptivos a nuevas corrientes, incluso apoyados por el gobierno británico para fomentar sus inquietudes artísticas. Las Escuelas de Arte fueron detonantes de movimientos artísticos que resultaron no sólo en booms musicales sino también de diseño y arte visual, convirtiéndose en el sello de esa década revolucionaria y sicodélica.

Musicalmente la juventud demandaba y creaba más representantes. Y cada vez más atrevidos y audaces. Después de la pelvis de Elvis la sexualidad y la música juvenil necesitaban seguir siendo cómplices para continuar rompiendo paradigmas. Así, el cabello largo en los hombres y las faldas cortas en las mujeres se amalgamaron con una música de fácil digestión, que no sacrificaba demasiado la calidad, aunque sí se hacía más sencilla que los recovecos elitistas del jazz o la profundidad oscura del R&B. Era música para bailar, gritar y evadirse, para sustituir el vino por la cerveza, o la malteada por la soda. Para hacer el amor y aturdirse. 

Con The Beatles el rock se simplificó y tomó forma en notas de cuatro por cuatro, se hizo más abstracto y se deformó en metáforas coloridas, se hizo más potente manifestándose agresivo y salvaje (Helter skelter es considerada por muchos la primera canción de Heavy metal). Con ellos se abrió una puerta para otros músicos que innovarían, experimentarían y sacudirían aún más el status quo. Y también con ellos la juventud se sintió por fin protagonista y directriz de los cambios sociales.

Y de los cuatro, todos innegablemente talentosos, Lennon se destacaría de forma aún más brillante, ya sea por limitarse menos al experimento musical,  por tener una personalidad más magnética, por desafiar más al sistema, o por la tragedia con que se dio su temprana muerte.



Sus 70 años también los celebramos aqui en El Fanzín con otras imágenes no muy conocidas.

domingo, 7 de octubre de 2012

Paseo Dominical Otoñal-Urbano




Ya es otoño en el jardín vertical de la 1a. cerrada de 5 de Mayo.

El primer jardín vertical de la Ciudad de México, luce con los clásicos colores de la temporada Otoño-Invierno.

Lamentablemente no es por la estación del año sino por el mantenimiento inadecuado, no se reconoce ya el jardín frondoso que se inauguró en 2008. Aquí la vista en Google Maps.

lunes, 1 de octubre de 2012

La Edad de la (Tercera) Inocencia


Cuenta la mamibicha que el abuelito Martín decía: "Eso de cuando somos viejitos volvemos a ser como los bebés, no es cierto, porque a los bebés les besan la pancita, les besan sus piecitos, les besan hasta la colita... ¡y ya parece que a nosotros los viejos nos van a estar besando la colita!" -je-. Era un viejo adorable el abuelito Martín, caminaba por todas las calles de la ciudad con una canasta en el brazo, llena de delicias dulces: charamuscas, obleas de colores, ates, palanquetas, natillas, muéganos, cocadas, pepitorias, jamoncillos, macarrones, borrachitos, camotes y otras variedades del dulce típico mexicano que hacía con sus propias manos. Nos visitaba de vez en vez y siempre era recibido con entusiasmo, porque además de que -literalmente- con él llegaba la alegría (otro dulce típico), y de su mano bien podríamos recibir tanto una trompada como una gloria (otros más), mi mamá nos transmitió el gran cariño que tenía por él, así como el respeto que rayaba en la veneración (nos enseñó a saludarlo con un beso en la mano).

Aparte de un buen humor permanente, el abuelito Martín derramaba bondad. E independencia. No sólo ayudaba a sus hijos caídos en desgracia económica, acogiéndolos en su casa y compartiéndoles el pan y la sal, sino que jamás permitió ser una carga para ellos, siguió trabajando de lo que encontraba rechazando la ayuda económica que le hacían llegar eventualmente. Sin ponerse de acuerdo, tenía una actitud similar a la de la abuelita Lola, que aceptaba los billetes que sus hijas le daban, sólo para enrollarlos y guardarlos en un cajón oculto, y devolvérselos cuando atravesaban por una situación dificil. Durante muchos años se sostuvieron de la venta de los dulces caseros que él hacía en las tardes y salía a vender por las mañanas, teniendo tan buena acogida que era habitual que regresara a media mañana con la canasta vacía, para volver a salir enseguida con una nueva remesa de dulces hacia otro rumbo de la ciudad.

La única vez que pidió ayuda económica fue para rescatar sus terrenos del pueblo de Pozos (Guanajuato), pues tenía que cercarlos para que no los invadieran nuevos vecinos que se aprovechaban de su ausencia. Fue cuando mi papá viajó con él y dispuso para que se rodearan con palos y mallas las tierras, y se levantaran unos cuartos provisionales para que pernoctara ahí un velador, pero hubo malinterpretaciones de esa acción por parte de algunas hermanas de mi mamá, que levantaron un reclamo sospechosista de que mi papá -con fama de abusivo y prepotente... hasta eso medio bien ganada- quería quedarse con las tierras. Ofendido y digno mi papá se hizo a un lado y esos terrenos no fueron bien protegidos ni bien trabajados, y mi abuelo murió un par de años después en esos cuartos, apenas un poco más acondicionados para alojar a alguien. Murió de frialdad, dicen, minada su salud por el trabajo físico y la desatención al querer echar a andar esas tierras, sin recibir ayuda de casi nadie, pues sus hijos estaban muy ocupados con sus vidas citadinas para ir a  perderse en esa tierra de nadie, tan agreste y tan desértica, que fue elegida para representar el pueblo fantasma de Comala, en una de las versiones cinematográficas de Pedro Páramo.

Fotografía de Lee Jeffries
Generalmente son este tipo de conflictos familiares los que terminan provocando la desatención de un anciano: no todos los hijos se involucran en la atención de sus padres envejecidos, no hay acuerdos entre hermanos para cubrir las necesidades de sus padres ancianos, se decide egoistamente sobre sus bienes, la carga económica y emocional suele recaer sólo en uno, al que a veces no se le reconoce su labor (ni los otros hermanos, y a veces ni el anciano mismo), no se tiene la suficiente preparación para lidiar con sus nuevos requerimientos, tanto de atención física como de convivencia. Así como el anciano pierde facultades físicas, también su carácter se va desgastando, y tienen menor tolerancia a la frustración y mayor vulnerabilidad emocional, lo que los vuelve más conflictivos. Se resienten fácil, se impacientan más, malinterpretan acciones y provocan malentendidos... la imagen de una abuela tierna y sonriente no es tan común, lo es más la de un anciano gruñón y malencarado, eternamente inconforme con un mundo que no está preparado para darles el espacio que merecen.

Imagínense, por un momento, en sus (desgastantes) zapatos:

Tu cuerpo se ha deteriorado, aún cuando te hayas esforzado por mantenerte sano, el proceso natural de envejecimiento disminuyó tu fuerza y tono muscular, acumulando grasa y perdiendo líquido, esto se refleja en tu piel, tu postura y tus funciones digestivas; también has perdido o se te han debilitado tus dientes, la dificultad para masticar repercute en los nutrientes que asimilas, a la larga esto también te hace más débil; se han limitado tus actividades, no tienes la suficiente energía para hacer tus ocupaciones anteriores, han disminuido tus capacidades físicas y también las intelectuales, no sólo al caminar eres lento, también te tardas más en entender y no captas toda la información, se te olvidan las cosas; encima estás de malas más seguido, el estrés y la impotencia te acompañan todo el tiempo; la gente te urge para todo: para cruzar la calle, para subir a un transporte, para hacer un trámite engorroso que no alcanzas a comprender en su procedimiento porque no escuchaste bien las instrucciones, no alcanzas a leer las indicaciones y te has cansado de estar formado por tanto tiempo. Incluso sentarte cuando te han cedido el asiento y levantarte cuando llega tu turno o tu destino es demasiado esfuerzo. Te explican con palabras que desconoces como utilizar aparatos que tampoco te son conocidos. La tecnología avanzó más rápido que tu, al igual que las costumbres, que los modales, que la vida misma. Porque es la vida la que te dejó atrás... no supiste cuándo pasaste de dirigir el rumbo y marcar el paso, a quedarte relegado en el camino, incluso, a parecer un estorbo para los demás. Esa es otra de las muchas cosas que no entiendes.

Fotografía de Lee Jeffries

A pesar de convivir con ella todo el tiempo, nada nos prepara para envejecer. El sueño de la eterna juventud se ha vuelto realidad en nuestra mente: no nos imaginamos viejos... ni aún cuando el espejo nos dice que ya lo estamos. Tampoco nos preparamos para atender a un anciano, así sea nuestro propio padre o nuestra propia madre. No prevenimos. No acondicionamos la casa ni abrimos una cuenta extra, y la vejez (nuestra o ajena) nos sorprende en la estrechez y en el segundo piso, con gastos y escaleras que sortear día a día con los bolsillos vacíos y con dolor en las rodillas.

Y quizá nos prepararíamos para sobrellevar mejor la vejez, si aprendiéramos a verla como algo inherente a nuestra propia naturaleza, inevitable pero no trágico, incluso: ventajoso, anhelable. En culturas antiguas el anciano era venerado; la ancianidad se vinculaba con la sabiduría y conocimiento de la vida, así como también se ligaba la seguridad con la experiencia. En esas sociedades que afrontaban riesgos hoy inimaginables, el anciano había sobrevivido a vivencias que le significaban un conocimiento valioso al resto de la comunidad, además de garantizar la conservación y continuidad de las tradiciones a través de su ejemplo y su consejo. Pero la gerontocracia se fue debilitando a medida que el anciano se fue vinculando a lo no productivo, especialmente a lo económicamente no productivo, que parece ser el mayor pecado de esta sociedad materialista.

En esta era del botox, la vejez tambien ha llegado a ser el mayor de todos los miedos.

Fotografía de Lee Jeffries

En culturas orientales todavía se tiene un respeto y un aprecio por la vejez, pero a medida que se van occidentalizando también aparecen los signos de rechazo hacia sus condiciones, la sociedad busca atesorar la juventud como símbolo de productividad y capacidad a plenitud... sin embargo, hay ejemplos de una vejez plena y digna, todos conocemos un caso de vitalidad longeva, de una jovialidad que parece eterna y de una sonrisa (o una mirada) que no envejece pese a estar rodeada de arrugas.

Hace unos días, la noticia de una admirable mujer de 92 años practicando esquí, sorprendió al mundo entero. Es especialmente sorprendente cuando uno reflexiona en lo difícil que ese deporte es para alguien con articulaciones débiles, y que después de nueve décadas esa abuela argentina tenga la resistencia para descender una montaña, soportando su peso en las rodillas, arranca un aplauso mayúsculo.

Y la mente es igual... o incluso mejor. Contradiciendo -sólo en parte- al gran Aristóteles, quien se preguntaba “por qué tenemos más inteligencia al llegar a viejos pero aprendemos más de prisa cuando somos jóvenes” (como también asegura el dicho popular que dice: "Perro viejo no aprende trucos nuevos"), Ayn Rand, escritora rusa, comenzó a interesarse en la filatelia cuando rebasaba los 60 años, puede parecer nada, pero este hobbie requiere de una gran memoria y presteza mental.

Eisenhower, el presidente norteamericano que gobernó en el inicio de la segunda mitad del siglo XX, se adentró en la pintura cuando tenía 58 años, sin tener un conocimiento previo.

La célebre Marie Curie no aprendió a nadar sino hasta que dejó pasar sus primeros 50 años, y lo hizo a instancias de sus hijas, que fueron quienes la enseñaron y practicamente la obligaron a aprender. Y cuando lo hizo, se entrenó para romper los récords de la universidad en que practicaba la natación.

Y el admirado Leon Tolstoi aprendió a andar en bicicleta a los 67 años, un mes después de que murió su pequeño hijo de siete.

Tolstoi y su bicicleta

Hoy es el Día Internacional del Anciano, declarado así para hacer conciencia sobre el abandono que recibe esta parte de la población que acrecenta su número año con año, no sólo en edad, sino también en porcentaje, dentro de 30 años seremos mayoría los que sobrepasemos los 60 años, y estaremos en un mundo que no estará preparado para cubrir nuestras necesidades... a menos que actuemos para revertir esta situación. Así que no dejemos que nuestra voluntad envejezca y preparémonos a no sufrir esa etapa de vida, gocémosla y aprovechémosla, tanto en nosotros como en las personas a quienes debemos la devolución del cuidado y las atenciones que nos brindaron cuando no podíamos valernos por nosotros mismos. Disfrutemos la vejez propia y también la ajena, que bien dice una voz popular: 

"Viejos los vientos... y todavía alzan faldas".