"Aplaudid amigos, comoedia finita est ("La comedia ha terminado").
Dicho un día antes de su muerte.
El Funeral de Beethoven, Franz Stöber - 1827
Fue el funeral más grande de la época. Los treinta y seis músicos más famosos de ese tiempo encabezaban el cortejo que partió de la casa de Beethoven en la Schwarzspanierstrasse, hasta la Iglesia de la Trinidad, en la Alserstrasse. Allí se llevó a cabo el servicio fúnebre. La Iglesia estaba completamente llena. La gente se agolpaba para entrar. Al terminarse el servicio religioso, la procesión se dirigió al Cementerio de Währing, (en nuestros días la Plaza Schubert).
Ocho Kappelmeister llevaban el féretro, entre los portadores de antorchas estaban tanto los más íntimos amigos de Beethoven, como los principales músicos de Viena, incluyendo al acongojado Franz Schubert. A las puertas del cementerio, el actor Heinrich Anschütz leyó la Oración Fúnebre escrita la noche anterior por el poeta Franz Grillparzer.
A las seis menos quince de la tarde, mientras Viena se sumergía en un tormenta, Beethoven se incorporó, abrió los ojos, alzó la mano derecha y apretó un puño mientras miraba hacia arriba, con una expresión de desafío y amenaza. Cuando se recostó de nuevo, estaba muerto. En la tarde del jueves 29 de marzo de 1827, entre 10.000 y 30.000 personas se juntaron para el funeral.
Invitación al funeral
Fue el funeral más grande de la época. Los treinta y seis músicos más famosos de ese tiempo encabezaban el cortejo que partió de la casa de Beethoven en la Schwarzspanierstrasse, hasta la Iglesia de la Trinidad, en la Alserstrasse. Allí se llevó a cabo el servicio fúnebre. La Iglesia estaba completamente llena. La gente se agolpaba para entrar. Al terminarse el servicio religioso, la procesión se dirigió al Cementerio de Währing, (en nuestros días la Plaza Schubert).
Ocho Kappelmeister llevaban el féretro, entre los portadores de antorchas estaban tanto los más íntimos amigos de Beethoven, como los principales músicos de Viena, incluyendo al acongojado Franz Schubert. A las puertas del cementerio, el actor Heinrich Anschütz leyó la Oración Fúnebre escrita la noche anterior por el poeta Franz Grillparzer.
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