Los Barbarrojas del Siglo XXI: Piratas Somalíes

¿Piratería china? ¡Ja! ¿Jack Sparrow y perlas negras? ¿Rolas y videos bajados de Internet? Mmmmh... no. ¿Sandokán? ¿Piratas de Pittsburgh? Ojalá.

La piratería en el Golfo de Adén tiene origen en el desgobierno de Somalía desde 1991, con 14 intentos fallidos por establecer un gobierno estable, una nación dividida en clanes rivales, una guerra civil que parece insolucionable y dos millones de víctimas de la pobreza extrema, la hambruna y la enfermedad. Inicialmente fueron pescadores defendiendose de la pesca ilícita en aguas somalíes, de aquellos que aprovechaban el vacío gubernamental y la corrupción de las autoridades locales, que otorgan licencias irregulares a embarcaciones extranjeras para que se internen en aguas ricas de langostas, atunes y tiburones. Los secuestros contra buques pesqueros foráneos como medida de presión resultaron muy rentables, cuando las autoridades corruptas proporcionaron protección y defensa con su milicia a los extranjeros, los pescadores también buscaron armas más poderosas.

Hoy utilizan equipos GPS y teléfonos vía satélite, armas propulsadas por cohetes y cañones lanzamisiles, embarcaciones más rápidas y maniobrables que les permiten localizar, alcanzar y abordar sus objetivos en menos de 15 minutos, eludiendo ser detectados por radares hasta que han tomado sus rehenes. Y ante la protección armada a los barcos pesqueros también sus objetivos cambiaron: cruceros turísticos, barcos cargueros (algunos de suministros y ayuda humanitaria para aliviar la terrible hambruna en el país), buques armamentistas e incluso petroleros.

En el 2008 secuestraron 23 naves, siendo la más grande el superpetrolero Sirius Star, buque tanque de Arabia Saudita que transportaba 2 millones de barriles de petróleo, y anterior a ése, un buque ucraniano con cargamento bélico. Las ganancias por los rescates se calcula en 50 millones de dólares, además de la venta de los botines; aunque es usual que respeten los cargamentos y la integridad de los rehenes (250 en el 2008) para cobrar un rescate elevado, que casi siempre es pagado por los dueños de los barcos.

Igual que sucedía en el pasado o en las narraciones de aventuras que seducían a los muchachos perdidos (compañeros de Peter Pan), la piratería es un estilo de vida aspiracional para los jóvenes de Somalía (quizá el único en la realidad de su país que les daría una oportunidad de salir de la miseria); la población los ha colocado en un estatus social de héroes locales, rodeados de admiración por los lujos que se permiten, y por el impulso a la economía de las regiones que eligen para salvaguardar las embarcaciones secuestradas y los rehenes. La ruta del Mar Rojo, unión entre el océano Índico y el mar Mediterráneo, es la principal zona amenazada por los piratas, aunque han extendido cada vez más su área de operación. La importancia geoestratégica de la ruta marítima colindante a la península somálica, para la comunicación y comercio entre Asia, Africa y Europa y entre el Pacífico, El Atlántico y el Índico, han afectado el tránsito naviero provocando importantes pérdidas para evitar la zona de riesgo o custodiarse con embarcaciones armadas, inclusive con la anuencia del Gobierno Transicional de Somalia y la Naciones Unidas en la segunda mitad del año anterior.