Revista Vespertina Farandulesca (o Nomás Hablo porque tengo Boca)

La noticia más reciente es que una reina de belleza argentina murió por un tratamiento estético en los glúteos. La noticia más vieja es que Alejandra Guzmán, quien jura que lo que canta es rock, se salvó por un pelito de rana calva de morir por el mismo tratamiento (inyección de metacrilato, sustancia con que se hacen las cajas de los cd´s). El caso de la roquera(?) mexicana y el proceso judicial en contra de la cosmetóloga Valentina de Albornoz (presa por denuncias de pacientes con casos similares) ha sido profusamente cubierto por los medios nacionales, especialmente las televisoras; entre algunos de los sinsentidos es escuchar a conductoras con evidentes cirugías estéticas en cara y cuerpo, recomendar al público que se acepte a sí mismo tal como son; a conductores deformados por el botox, sugerir que se acuda a profesionales certificados para evitar malos resultados, y una insistencia pertinaz en que no se sometan a esos tratamientos sin reconocimiento médico, cuando incluso han publicitado varias clínicas y han presentado en varios programas en vivo cómo se llevan a cabo los tratamientos -a manera de recomendación-; especialmente en el caso de TV Azteca, han preferido obviar entre toda la información sobre la cosmetóloga implicada y sus clínicas, que la tuvieron como colaboradora en la revista matutina Cada mañana, en donde no sólo era presentada como profesional de la medicina estética, sino que incluso hizo intervenciones a las conductoras Gloria Pérez-Jácome, Anette Cuburu y a otras "luminarias" de esa empresa, como Maggie Hegyi, entre otras. Además de contribuir a la imposición de un canón de belleza que orilla a las mujeres a retener la juventud y la belleza a cualquier precio, ¿no es ilógico -estúpido e hipócrita- que recomienden sólo acudir con profesionales y clínicas que cubran todas las normas adecuadas, cuando ellos no se preocuparon por hacerlo, y validaron, de alguna forma, a las que dieron un espacio en televisión?

La compañía Walt Disney ofrece el reembolso a quienes adquirieron las series de video Baby Einstein, reconociendo que no son educativos ni mucho menos coadyuvan a un desarrollo intelectual precoz en los bebés, es decir, ningún bebé se hizo genio mirando esos dvd´s (de hecho la recomendación es que niños menores de dos años no vean televisión, pues puede ser factor de problemas de atención futuros). Es sabido que de niño, Einstein no era un buen estudiante, además de haber tenido problemas para socializar y de lenguaje... quizá tener un bebé Einstein no era tan buena idea después de todo.

Cada año, coincidiendo con el aguinaldo, se lleva a cabo el Teletón, iniciativa de Televisa para ayudar en la rehabilitación de los niños con discapacidad motriz o mental, este año suman a la causa el ayudar a los niños con cáncer, con esto abordan las dos principales causas de mortandad infantil en el país (accidentes y cáncer). Parece una labor loable, ¿no es así?. Entre los beneficios que estos quince años de teletones anuales, aseguran tener, está el de que se ha logrado sensibilizar a la población sobre las necesidades y condiciones de las personas con discapacidad, dándoles visibilidad. Sin embargo, hechos como el del año pasado, cuando una mujer murió al resbalar mientras cargaba a una niña con parálisis cerebral que asistía como público de un programa infantil en Televisa, y que recibió la indicación de cambiarse a las gradas superiores, con el objetivo de que no fuera tomada por las cámaras durante la grabación del programa; o como el de la broma realizada al comediante Sammy en un reality show, también de Televisa, en la que se le ridiculizó apoyándose en su evidente discapacidad intelectual, lo que además suscitó una polémica en la que faltó, precisamente, sensibilidad para entender que se le había ofendido, no nada más por las mediocres actrices, los mediocres productores, los mediocres conductores y los mediocres jueces del programa, sino por muchos de las personalidades faranduleras de esa empresa que no tuvieron empacho en opinar sobre el asunto; con esto queda demostrado que estos quince años no han servido de casi nada, pues ni siquiera el personal o los entretenedores de la empresa han desarrollado esa sensibilización (y siguen cayendo en actitudes discriminatorias), y ha sido en balde que se lucrara mediáticamente con la chantajista manera en que enfocan la situación de estos niños, moviendo a la conmiseración, la pena y la lástima.

ADENDUM: Por vía del blog de Cassiopeia nos acordamos que el pasado viernes 3 de diciembre fue el Día Mundial de la Persona con Discapacidad (bueno, la ONU lo pone como el día mundial del discapacitado, pero hay una controversia por el término); la crítica al Teletón no busca, de ninguna manera, minimizar la atención que merecen, por el contrario, es para que en su nombre no se hagan espectáculos burdos. Aquí en El Fanzine hicimos un dossier sobre la discapacidad hace unos meses.