viernes, 16 de abril de 2010

Pecados 2.0


I.
Primero fueron las fotos de famosas que posaban semidesnudas y en actitudes complacientes para una revista masculina, con evidente mejora del físico gracias a programas de computadora. De igual manera, entre la realización de sus tareas escolares, e ida y vuelta de su madre por el mandado, buscaba fotos de adolescentes en Metroflog, en donde las cinturas imposibles y las curvas tan pronunciadas le indicaban que también el manejo del photoshop era otra de las cualidades de la niña en cuestión. Las también inverosímiles medidas del busto y trasero de las actrices pornos, trabajadas tanto en el gimnasio como en los consultorios, le provocaban un morbo similar. Pero todavía disfrutaba más las ilustraciones y videos hentai, le enervaban las siluetas delicadas y estilizadas de esas jovencitas abusadas por legiones de hombres o monstruos fantásticos. Poco a poco se fue internando en las alucinaciones visuales del bondage, el bestialismo, el sadomasoquismo y otros variantes del anime y manga japonés, una imagen llevaba a otra y de ver violaciones con tentáculos o cuerpos acordonados, llegó al cuerpo desmembrado de una jovencita, guardado dentro de una maleta que todavía chorreaba sangre. Después de la habitual masturbación vespertina frente al monitor, le llegó a su mente la pregunta de hace cuánto se había masturbado viendo imágenes de mujeres reales. No lo supo precisar, siguió navegando sin poder alejar la incomodidad de que no sólo su vida sexual era virtual, sino las mujeres que lo gustaban también lo eran.

II.
Más es más, eso lo sabe cualquier internauta. Más amigos en tu perfil, más lecturas en tu feed, más enlaces a tu sitio, más contactos en tu red, más widgets en tu sidebar, más premios a tu blog, más capacidad en tu hosting, más aplicaciones, más gadgets, más espacios, más información, y cada vez más inmediata. Ya no basta enterarse, hay que hacerlo primero. El apetito desmesurado por la información hace que se sonría al encontrar esa aplicación de software free con la que puedes leer a tus dos mil followers en Twitter y saber cuántos te han mencionado. Esa inmediatez permite saber qué es lo último que se ha dicho sobre el impuesto a Internet o sobre la película de Avatar, linchar mediáticamente a un conductor televisivo homófobo, sumarte a las acciones de HelpHaití o enterarte al mismo tiempo que la prensa de los resultados de la campaña por el voto nulo -o incluso antes-. Ahora son los diarios los que te leen a ti, son los medios los que te siguen a ti. Pero para eso hay que sumar conocidos en Facebook o en Twitter (y si eres de los más listos, vincular ambas cuentas). Y la voracidad de esa inmediatez hace que la atención brinque de ti hacia a alguien más con total ligereza, por eso hay que acumular más datos, más links, más contactos... más presencia en la red.

III.
Según su propio “Manual del blogger exitoso” (entrada que atrae un promedio de diez visitas diarias a su blog), cada determinado tiempo debe hacerse una lista interesante. Después de pensarlo un poco, dudando entre postear sobre las diez frases inolvidables de películas, o las diez razones por las que los ochentas apestan, pensó que hablar de tecnología era mejor idea. “Diez razones para no usar Google Buzz”, escribió de título. Tradujo los argumentos que más le gustaron de un par de blogs estadounidenses, subió una viñeta de un comic que le pareció muy graciosa, y publicó la entrada. Como todos los días, borró los comentarios que contenían una crítica o un cuestionamiento incómodo, y contestó los amigables con ayuda de Wikipedia, para lograr decir algo interesante sobre cada tema. Con la misma estrategia, comentó en los blogs más importantes, enlazando siempre al suyo. Era una forma de promoción que le resultaba bien. El resto de la tarde lo pasó actualizando la lista de los blogs más influyentes. Era una labor titánica -y con resultado no muy confiable-, pero cada mes le significaban cientos de miles de visitantes, lo cual le ayudaba a posicionar su blog en los rankings internacionales y en los buscadores. Desde que lo comenzó había escalado doscientos lugares en los tops y aparecía cada vez más cerca de la página inicial de Google. Al final checó por tercera vez en el día la página de estadísticas en su blog, Mientras miraba casi con amor como se movían las cifras, pensó que el objetivo de tener el blog número uno del país estaba cada vez más cerca.

IV.
Digita los números de su tarjeta de crédito... y el saldo de su teléfono, la despensa de su casa y los huecos en su librero dejaron de ser un asunto que le ocupe. Desde la comodidad de su cama devuelve los #FollowFriday en Twitter y las sonrisas, cervezas y abrazos virtuales en Facebook, Hi5 y Netlog. Sube fotos en Flickr y Twitpic, para compartirlas con todos. Actualiza su estado en cada perfil y bromea en Twitter diciendo que sólo porque su vejiga se lo exige se levantará de la cama en esa mañana tan fría. Ya con un café en la mano, enciende la laptop e inicia sesión en LastFM; encuentra una banda indie nueva y checa su página en MySpace, se declara fan. Contesta los saludos en su bandeja de entrada y en el messenger, comparte enlaces y califica videos, lee entradas de blogs, participa en encuestas, invita a sus amigos en Facebook a jugar en su granja virtual, responde preguntas personales en Formspring y no descuida ni un momento la conversación grupal en Twitter. Responde con fastidio el teléfono y acorta en lo más posible la conversación. Twitea que no ha llegado la pizza que ordenó y pregunta cuál es la mejor manera de exigir que no se la cobren, mientras lee las más de veinte sugerencias que de inmediato le dan, se da cuenta de que ya es muy tarde para ir a la escuela y recibir la asesoría para su tesis. Se disculpa con un mensaje de texto y decide que no tiene caso salir de la piyama, finalmente, la pizza puede rendir para la cena. Cierra la computadora y enciende la televisión, por su Blackberry va narrando la serie que ve, festeja con los que están en línea los chistes de The Bing-Bang Theory y comenta la entrevista de una twitera popular en un canal cultural. Coincidió con los que decían que no era digna representante de los usuarios de las redes sociales en el país, vamos, ni siquiera dice cosas interesantes. “Qué se consiga una vida”, fue su veredicto final.

V.
Tres cuentas de mail habilitadas en la computadora y dos más en su laptop le permiten dejar múltiples y constantes comentarios agresivos en los sitios electrónicos de los diarios, foros, blogs y perfiles de Facebook, Hi5, Metroflogs y Twitter, criticando el físico, las opiniones y hasta la ortografía. Sabe que provocar la polémica es su mejor arma, que el enojo no sólo pierde, sino muestra la verdadera cara de los que se ocultan tras un antifaz de civilización. Dicen que esa agresividad en realidad es resentimiento y cobardía, que es él quien se oculta tras el anonimato de la virtualidad, pero él sabe que el nick y el avatar no importan, que lo que temen es a la falta de complacencia en sus palabras. Lapidario y fulminante, no teme usar los insultos, las descalificaciones o las vulgaridades para evidenciar la falta de inteligencia y la ridiculez ajena. Se siente orgulloso de haber orillado al cierre de páginas personales o a que suprimieran el área de comentarios en revistas y diarios electrónicos, Ante su estrategia, recomiendan prudencia: “No alimentes al troll”, dicen, pero él sabe que no es la mejor defensa, pues su cruzada a la estupidez y a la falsedad de personalidades endebles justifica, no sólo el desalmado ataque verbal, sino incluso el hackeo de cuentas y la siembra de virus en páginas abiertas a la mendacidad y la estulticia. No es rabia ni intolerancia, es un simple acto de depuración.

VI.
Alguien la mencionó. Era un comentario favorable, una recomendación plena, de hecho. La descubriste. Pero no te pareció ni tan fresca, ni tan ingeniosa. No entendiste por qué tenía tantos seguidores. Sus menciones y retweets inundan tu time line en Twitter. Todos la citan y todos festejan sus gracejadas. No lo entiendes. Es tan simple, tan vacua. Su actitud comienza a molestarte. Buscas en el archivo de su blog para encontrar qué la hizo tan popular, lees sus participaciones en otros sitios, la sigues en Twitter y logras que te agregue en Facebook. “Gogleas” su nombre y lees todo lo que se ha dicho sobre ella, guardas lo que encuentras en su Hi5, en su canal de Youtube y en su espacio en Tumblr. Sigues sin entender su atractivo. Pero ahora ya la confrontas, la cuestionas y criticas, puntualizas con precisión cada falla que le encuentras. Sus admiradores empiezan a defenderla de tí, diciendo que quisieras ser como ella. Ella te califica de “hater” y “stalker”, y encima, con ironía, se dice halagada de ser tan importante para alguien. Tú insistes en que no te importa y en que no es nada interesante, sabes que lo único que quieres es señalar su personalidad anodina y cuestionar su estatus de “blogstar”, evidenciar que no merece tanta atención. Y buscas cada una de sus fallas para demostrarlo.

VII.
“ei, aki pasando
te dejo mi raion
pasate xmee flOg
bexxOxxx”

Leyó la vigésima firma en su Metroflog, no había pasado ni una hora de que subió su foto y eso la hizo confiar en que pronto su popularidad haría que la dejaran subir más de una diaria y poder recibir más de veinte firmas. “Beeiiiaaa... genial pick... nO sabes lo ke pienzo al verte...Hermoza... agrega mi MF”, escribió soldier69 -su effez más aferrado- al inicio de la lista. Sonrió complacida. Se paró frente al espejo de cuerpo entero en su pared, se desabotonó la minifalda de mezclilla y la bajó hasta descubrir lo más posible su vientre plano, alzó la falda hasta que se asomó la tela de su calzoncito y se bajó un poco más el escote de su top mientras ensayaba una pose de perfil, torciendo el cuerpo para resaltar al mismo tiempo sus pechos y su trasero; levantó la cámara por encima de su cabeza y alzó los ojos para mirar el objetivo mientras pulsaba el botón varias veces. Sonrió otra vez complacida al ver las tomas, mientras elegía la que subiría al día siguiente pensó que tenía razón Soldier69: no parecía de quince años.

8 comentarios:

  1. Espero que mi blog sea para mi lo que hoy es: un lugar de esparcimiento.

    ResponderBorrar
  2. @mariajesusparadela
    tu blog ya es más que eso, es encuentro de amistades y vía de comunicación enriquecedora, lo mereces pues tu personalidad es magnética

    un abrazo envidiosito -je-

    ResponderBorrar
  3. Malbi

    La vida en la red, ser un cyber-freak para no pensar (menos sentir) el vacío existencial. Vivir pendiente de los tuiteos de desconocidos y saber que en Twitter el que no cuenta con más de 1500 seguidores... es un vil outsider.

    Hace unos meses se estrenó un churrito hollywoodense llamado "Día de San Valentín”, “inspirado” -lo que mejor sabe hacer Hollywood a últimas fechas es refritear filmes extranjeros- en una película inglesa intrascendente pero visible llamada “Love Actually”, donde varios personajes y sus historias agridulces se entrecruzan. Anyway, en la versión hollywoodense hay una chava súper tan exitosa en su vida profesional como sola, al punto de que su relación más cálida y cercana… la tiene con su Blackberry.

    Y la cosa es simple: vivimos en el siglo más y mejor comunicado; el siglo donde los avances cibernéticos nos sorprenden cada día. Y en este tiempo en el que podemos atestiguar -en tiempo real, but of course- desde la matanza de civiles inocentes afganos o iraquíes a manos de soldados yanquis, o bien la de inocentes palestinos masacrados por los israelíes, pasando por los interludios sexuales de Paris Hilton y otros famosos, hasta llegar a –casi- presenciar el caos aeronáutico europeo provocado por una erupción volcánica en Islandia… En este siglo de las comunicaciones y la vida virtual, los habitantes de la aldea global estamos más solos e incomunicados que nunca. El abrazo cibernético como sustituto del carnal, es la constatación de ello.

    Abrazos reales

    ResponderBorrar
  4. @marichuy
    así es, el abrazo tuitero, los multiplicados abrazos y besos feisbukeros, los romances -con sexo incluido- virtuales, la simpatía cibernética... todo apunta a que la carnalidad es condición en extinción

    será que nuestro reflejo es también un conjunto de pixeles?

    abrazo pixeleado y en 3D =)

    ResponderBorrar
  5. Siento que todo eso que compartimos refleja un poco de la mucha soledad que sentimos...

    ResponderBorrar
  6. @superKT
    coincido contigo, yo confieso que me siento menos sola desde que entré a los blogs, también hay que analizar cómo nos comunicamos afuera, acá es bien fácil enviar un abrazo y dedicar una sonrisa, allá a veces no tanto

    (pero aquí y allá, un abrazote, mi tecatita)

    ResponderBorrar
  7. siete personas... ni una comunicacion usando la voz o los oidos.... los tiempos cambian, pero se esta llegando a extremos y estos nunca son buenos... tk care, baee

    ResponderBorrar
  8. @Hermes
    tienes mucha razón, los tiempos cambian... y nos están cambiando, muy buena reflexión

    me da gusto leerte, y pasar por tu blog (me la pasé haciendo saltar a tu conejito -je-)

    ResponderBorrar

Ideas en tránsito