En una carreta de una caravana gitana, que hacía las veces de casa para el matrimonio Reinhardt (él, músico diestro del banjo, ella, vendedora ambulante de flores de celuloide fabricadas por ella misma), se escucha un ruido que hace sospechar de la presencia de un roedor. Él, iluminado por una vela, trata de ubicarlo, pero el altamente flamable material del que están hechas las flores artificiales almacenadas -destinadas para la venta del día siguiente-, provoca un incendio del que ambos salen vivos, pero él con quemaduras graves. Su recuperación durará año y medio, y aunque logra salvar su pierna derecha de ser amputada, dos dedos de su mano izquierda (anular y meñique) quedan contraídos permanentemente por el calor recibido en los tendones.
Esta lamentable tragedia personal, paradojicamente se tradujo en una bendición para el jazz, pues en ese año y medio que estuvo postrado en una cama, descubrió un disco de Louis Armstrong, y a la vez, al jazz americano. Y desarrolló un método para tocar la guitarra utilizando tan sólo sus dedos índice y medio.
Así nace la leyenda de Django Reinhardt y su Jazz gitano (Jazz manouche o Gypsi jazz), mezcla de swing y música tradicional gitana del este europeo.
Reinhardt alcanzó su punto máximo de creatividad y éxito antes de la Segunda guerra mundial, en combinación con el violinista Stephane Grappelli; con la guerra ocurrió la separación y cada uno siguió su carrera musical por separado. Una curiosidad fue que lo protegió un funcionario nazi que gustaba de su música, y al mismo tiempo, Django y su obra fueron uno de los símbolos culturales de la Resistencia durante la ocupación nazi en París. Ya cimentada su trascendencia como el primer músico de jazz europeo con reconocimiento internacional, se retira antes de los cuarenta años.
A finales del siglo anterior Woody Allen hace una película sobre un músico capaz de competir con este gran guitarrista (Sweet and lowndown); pero este no es el último guiño que la cultura popular hace a la figura del virtuoso guitarrista, en este año, un grupo de gypsi jazz ha recorrido la década de los 80´s refrescando varios éxitos de la música pop, homenajeando desde en el nombre al gran Django: The lost fingers.
ya sé que no es una novedad pues el disco lo sacaron desde mayo, y esta versión se anduvo difundiendo mucho... pero es que les traía ganas desde entonces y acabo de escuchar todo el disco apenas, y esta mezcla de talento y humor no podían quedar fuera del Fanzine(ni la historia del gran django)
ResponderBorrardenle al enlace y váyanse a "albums", ahí está una probadita de todas las canciones, de bon jovi a michael jackson, de samantha fox a paula abdul
interesante, com oes costumbre buena información en tu bolg, no soy seguidor del jazz pero sinduda es buena música, y bueno, el asombro nunca dejará de llegar cuando ves a este tipo de personas que con todo y sus limitaciones hacen cosas maravillosas.
ResponderBorrarSaludos, buen finde!
«Soy el mejor guitarrista del mundo... bueno, quizá después de ese gitano francés». Eso es lo que dice el personaje de Ray Emmet, el guitarrista de jazz creado por Woody Allen en 'Sweet and Lowdown'.
ResponderBorrarY sí, qué benditos acordes surgidos de los benditos dedos de ese gitano.
Abrazos
wooorale de eso si no me lo sabia gracias por aumentar mi biblioteca musical! (=
ResponderBorrar@Amorphis
ResponderBorrarlo hermoso del jazz es que mezcla la perfección de la música clásica con la accesibilidad de la música popular, yo no soy nada conocedora, apenas una villamelón, pero "oir de reojo" una melodía, me hace virarme para seguirla y tratar de alcanzarla
gracias =)
@marichuy
otra genialidad del woody, esa película, y en especial, una genialidad de sean penn, su actuación ahí (qué buen actor!, su más craso error fue casarse con madonna, de ahí en adelante ser el ex de la chica material ha sido el mayor impedimento para reconocer su talento)
y las genialidades de django, qué decir a eso
@ℓμ¢ιәямαgα
gracias a ti por tus visitas y tus comentarios, es bueno saber que te gustan los posts
=)