Hoy aprendí a salvar vidas. Y no lo digo porque he estado los últimos cinco días madrugando para ir a un curso de primeros auxilios, donde me han instruido de algunas medidas básicas para salvaguardar la integridad física de una persona en situación de riesgo (nada garantiza que conserve en la memoria esos conocimientos, o que, con todo y mis mejores intenciones, en su momento tenga la lucidez y la calma de aplicarlos correctamente)... sino porque escuché a una persona que se dedica precisamente a salvar vidas, y me conmovió hondamente su testimonio, aprendiéndole, sobretodo, la capacidad de desprendimiento, la falta de egoísmo, el espíritu de servicio, la disponibilidad para ayudar al otro... y la satisfacción de devolver a una persona a la vida.
El curso, organizado y convocado por la Clínica de Medicina Familiar "Aragón" del ISSSTE, fue estupendo -sinceramente-. No es al primer curso que voy ahí, hace un mes asistí a uno para formar cuidadores de personas envejecidas (tierno eufemismo para referirse a los ancianos) y que transformó en mucho mi manera de abordar la vejez, tanto la ajena como la propia (en camino un dossier sobre el tema). De igual forma quedo altamente satisfecha con el actual, sorprendida ante el nivel de profesionalismo de las personas organizadoras y ponentes, que no sólo integraron un temario adecuado sino también optimizaron los escasos recursos que les destina la institución. Sabemos de sobra las limitaciones y carencias de nuestro sistema de salud, pero compruebo una vez más que ese es un problema que en gran parte se origina en la cúpula, la base de trabajadores de la salud cumple con su labor pese a dichas limitantes y resuelve situaciones echando mano de lo que tiene a su alcance. Es lo que vi en estas ocasiones: grupos de profesionales que se esforzaron en acercar los temas a personas ajenas a esas áreas médicas, manejando un lenguaje accesible, una actitud paciente y una vocación docente, con responsabilidad y entrega.
Pero de todos los ponentes -a los que aplaudí con sinceridad- el que más me impactó fue Rafael Rocha, comandante operativo del grupo de Rescate Internacional "Topos", formado tras el sismo del ´85 en la Ciudad de México, y que en la actualidad han cobrado reconocimiento internacional por su participación en labores de rescate y asistencia en desastres, en varias partes del mundo.
Improvisada y espontáneamente, aprovechando el breve receso por la tardanza de una de las ponentes, Rafael Rocha se levantó frente a la audiencia y dio un testimonio sobre sus experiencias en Haití y Japón, durante los últimos desastres que han vivido. De hablar rápido y ademanes determinados, con una simpatía innegable que capta la atención, y una fuerte carga espiritual en sus palabras, el integrante de los "Topos" conmovió al transmitirnos la esencia de la labor de un "primer respondente" que auxilia a una persona que tiene en riesgo su vida o su integridad física por una situación de emergencia. También platicó del origen del grupo de rescate y contó algunas anécdotas sobre las dificultades y las satisfacciones durante sus labores, haciendo hincapié en las últimas, así como en las "coincidencias" que favorecen su labor humanitaria, como los uniformes con doble forro recibidos por donación de la hija de Elba Esther Gordillo , que recibieron justo en el momento en que partían hacia Japón, y que en ese primer momento consideraron inservibles por calurosos, pero que en las extremadamente bajas temperaturas a las que se vieron expuestos los libraron de congelarse. Aunque también cuenta, entre risas, que cuando volvió de ayudar a salvar varias vidas en Haití, a diferencia de los premios a colegas de otros países, a él lo recibieron en su trabajo con una penalización por la ausencia de dos días.
Agradecido con la vida, agradecido con su fe, Rafael Rocha se complace en la oportunidad de contribuir a que sigan unidas las familias, se enorgullece de ser mexicano y trata, incansablemente, de seguir rescatando vidas de los escombros de un mundo derrumbado por la falta de humanismo.
Penalización por faltar 2 días? a sabiendas de lo que fueron a hacer?? Qué mal flato.
ResponderBorrarMe gustaría ser un poco menos egoísta, un poco menos soñador y mucho más valiente para hacer lo que ellos hacen.
Hermoso post, saludos
Bien por ti Bichi, que no eres egoísta y todavía tienes fe en la humanidad. Te admiro.
ResponderBorrarAbrazo
@Signo
ResponderBorrarpienso igual que tú, ojalá yo también pudiera acercarme un poco a lo que ellos hacen y ser una persona más parecida a ellos, o a otros héroes sin superpoderes pero con una calidad suprahumana
saludos!
@marichuy
sí soy egoísta, pero espero serlo cada vez un poco menos, y a la humanidad más que fe le tengo ley, le tengo confianza -je-
"si no creyera en lo que creo", como cantara la entrañable doña meche
=)
un abrazo fuerte para ti también (el que merece toda la admiración es Rafa Rocha, y los que son como él)
Holas Bichina, efectivamente no puede uno dejar de sentir esa sensación espiritual al percibir la esencia de este tipo de personas cuando te cuentan sus anecdotas. Tengo la fortuna de tener amigos bomberos, y si hay personas en las que algún momento tuviera que confiarles mi vida, sería precismaente a personas como ellos.
ResponderBorrarTambién llegue a tomar cursos parecidos de primeros auxilios y rescate; y no es nada sencillo tener la sangre fría y control de adrenalina para hacer lo que hacen. Mención aparte de la condición física. La única vez que puder ver acción fue un incendio en las casa más altas del cerro, cunado llegamos iba echando los bofes y los higados y la comida, afortunadamente fué una falsa alarma. (los relatos más desgarradores que les he oido es cuando sacan personas quemadas).
@jaspo
ResponderBorrarno me extraña saber eso de ti, también tú eres una de las personas más enfocadas al servicio que conozco, además de las más conscientes en ayudar al que está en problemas... y sí, creo que también en este curso se hizo hincapié en las graves secuelas de cuando el riesgo es por quemaduras, lamentablemente también dicen es el factor de riesgo más común, según estadísticas, e insistieron mucho en la prevención, también, que finalmente es la lección más grande que me llevo de este curso, el prevenir no estar en una situación que requiera de estas medidas de urgencias
un abrazo, mi jaspo
=)
(ya leyó Rafa lo que aquí escribimos sobre él, al parecer fue de su agrado, lo cual me deja muy contenta)
Alguna vez tomé un tiempo para reflexionar sobre la labor de estos hombres.
ResponderBorrarSupongo que somos nosotros los que hemos perdido humanidad y no ellos los que son sobrenaturales, que esa labor de sacrificio y desprendimiento de la vida misma de uno a favor de la de otro me ha hecho recordar una frase de Jesús que más o menos decía: Aquel que ama, da la vida por los que ama.
saluos!!
@actvservidor
ResponderBorrarpreciosa conclusión, nos acerca a esa condición de héroes, cualquiera de nosotros puede ayudar a otro en una condición de mayor vulnerabilidad
saluos y abrazos! (un gustote leerte por aquí)
=)