La noticia de que se estrena la primera ópera mariachi de la historia en el teatro Châtelet de París, con una historia que aborda el drama de un bracero, me da a pensar sobre los dramas cantados en el género vernáculo. Los braceros fueron trabajadores agrícolas que entraron a un programa laboral en la década de los 50, cuando Estados Unidos pidió mano de obra barata a México, originando, sin querer, el éxodo masivo que hoy es un dolor de cabeza para ambos países. Posteriormente se llamó "bracero" a todo aquel que cruzaba la frontera "al otro lado" -legal e ilegalmente-, en busca de mejores oportunidades económicas.
Aunque la ópera no es un género exclusivamente dramático, sí se le relaciona más con las historias de drama y tragedia. Y sin duda la inmigración ha sido origen de dramas y tragedias para familias y poblaciones mexicanas, que, de hecho, se han cantado ya a ritmos regionales, especialmente norteños; pero curiosamente, la primera canción que se me viene a la mente es una muy alegre cantada por el que es el representante de música regional más importante en la actualidad: Vicente Fernández, que en su canción La migra (policía fronteriza estadounidense) celebra los intentos reiterados por colarse al país vecino. La canción más dramática sobre los trabajadores inmigrantes que recuerdo, no es en un ritmo tradicional del país, sino en el género rock, del recientemente separado grupo La maldita vecindad y los hijos del quinto patio, en su canción Mojado cuenta la historia de un hogar enlutado tras un intento de cruzar la frontera.
Más que los sociales, en el género ranchero los dramas que más se han musicalizado han sido los amorosos: infidelidades, despechos, traiciones, abandonos y desamores que enlutan los pechos vernáculos, que arrojan con potencia el canto de un corazón roto.
Crecí oyendo el hermoso llanto musicalizado de la voz magistral de Javier Solís, con títulos como Las rejas no matan (¡pero sí tu maldito querer!), Sombras (nada más, entre tu vida y mi vida... entre tu amor y mi amor), Payaso (que curiosamente trata el mismo tema de la ópera Il pagliaccio: un triste payaso obligado a hacer reir) y otros que recrean el doloroso drama de no ser correspondidos en el amor (¿mi favorita?: Cuatro cirios).
Uno de los dramas cantados más hermosos es el de Cucurrucucú paloma, sobretodo si se oye en voz de Lola Beltrán, bien llamada Lola la Grande, la mejor cantante de ranchero, quien por cierto tuvo la particularidad de que a medida que iba a aumentando de edad su voz se hacía más grave y más potente, por eso cada versión suya de esta canción clásica es diferente y recomendable, yo les dejo la primera vez que se escuchó con su voz.
Después de El rey, la canción más representativa de José Alfredo Jiménez (quizá el más grande compositor de canciones rancheras) es Ella, tremendo drama por un desencuentro amoroso que contiene una frase que ha trascendido la canción para simbolizar el duelo nacional: "los mariachis callaron"; enlazo la interpretación más famosa, la de Pedro Infante, apenas superada por las de su compositor, que no poseía la mejor voz pero sí la cantaba todavía con más alma y hasta con estrofas inéditas.
Otra historia terrible es la de El preso número 9, donde la tragedia acompaña el bello arreglo musical de huapango (otro de los tradicionales géneros interpretados por el mariachi), contando la historia de un esposo ofendido que cobra venganza. La mejor interpretación de esta canción -a mi gusto, claro- es con el rey del falsete Miguel Aceves Mejía, pero no la encontré en la red, así que les dejo la de su compositor Roberto Cantoral, excelente cantautor recientemente fallecido, cuando formaba parte del mítico trío Los tres caballeros junto con Chamín Correa, considerado el mejor requinto del género.
La que sí está con Miguel Aceves Mejía es ese himno a la desolación que es Cielo rojo (mí canción, he de decirles, sépanse que para poder hacer este enlace primero la he tenido que cantar tres veces... je), en esta canción hay una muestra de por qué su falsete es memorable, aunque para disfrutarlo mejor, las canciones de La malagueña o El pastor son más recomendables. El falsete, en realidad, es más un truco para descansar la voz que una muestra de habilidad vocal, pero este cantante lo elevó a una categoría artística. Y ese falsete es lo que distingue su versión a la que considero la mejor "ópera mariachi": El jinete.
Canción de José Alfredo Jiménez, con hermosísimo arreglo musical (también con base en el huapango). La historia dibuja la silueta de un jinete solitario e inconsolable ante la pérdida de la mujer amada, en desolada huida a través de los campos mexicanos, retando a la muerte. De todas las interpretaciones hechas (incluyendo la moderna versión de Enrique Bunbury, ya alejada del ritmo ranchero), hay una que liga todavía más esta tragedia mariachi con la ópera: la de Jorge Negrete, el más emblemático charro cantor, dueño de una voz privilegiada y educada en la formalidad del bel canto.
Dicho por él mismo, José Alfredo Jiménez era uno de los compositores rancheros que más respetaba, pero sólo pudo cantar tres de sus canciones, una de ellas ésta, cantada casi a capela en la película El rapto. Se dice que él no gustaba del mariachi pero no fue hasta que se acompañó de uno que consiguió el aplauso -y la devoción- popular, al grado de ser quien lo catapultara en el reconocimiento internacional, siendo la música y la figura que más nos identifica ante el resto del mundo. Así, su traje de charro y su voz de barítono acompañan el drama de la que es una de las verdaderas primeras óperas mariachi.
O ustedes, ¿qué piensan?
Por cierto, ayer puse una minientrada en El (micro) Fanzine, váyanla a ver porque está chidita, también le cambié el vestidito al miniblog. Yo creo que esas minientradas van a ser más frecuentes, además de que por ahí se comparten los hallazgos que encuentro en la red. ¿Qué esperan?, ¡échenle un ojo!
Yo? NADA!
ResponderBorrarCon este post no puedo pensar...
Solo cantar!
Gracias Malbi
@Cassio
ResponderBorrary cuál es la que te sale más hondo de tu ronco pecho???
feliz nochecita del sábado y todavía mejor domingo, aunque estas canciones dramáticas contrastan con las felices y motivantes que tu pones esos días, espero sirvan para musicalizar tu fin de semana
=)
Pues a mí sí me gusta José Alfredo (no tooodo, pero sí varias de sus coanciones), de preferencia interpretado por una voz algo ronquita.
ResponderBorrarHace un par de años, en el blog de la literata Magda Díaz Morales se comentaba, no sin polémica, el valor de los versos de José Alfredo. Esto a raíz de un interesante ensayo publicado en La Jornada Semanal: “Las nubes, Paz, Sartre y Savater”. Casi lo había olvidado pero, hace unos días Aurore me lo recordó.
http://apostillasnotas.blogspot.com/2009/01/las-nubes-octavio-paz-sartre-y-savater.html
http://www.jornada.unam.mx/2009/01/25/sem-febronio.html
"No creemos en Dios,
ResponderBorrarcreemos en José Alfredo"
Ana Belén
Epígrafe inicial del ensayo publicado en La Jornada
@marichuy
ResponderBorrarestupendo el epígrafe, y sí recuerdo haber leído ya esos artículos, y precisamente enlazados en tu blog (y hasta me sirvieron para el dossier de josé alfredo)
es una anécdota deliciosa
(cuál será la cancioncita que te haga gritar como sara garcía en los tres huastecos???)
=)