"Supe entonces que estaba hablando de mí y de mi cocina,
y de mis hijos lunares
y de las estrellas que yo trituro".
Remedios Varo
Alguna vez hablamos de la cocina barroca de Sor Juana Inés de la Cruz, no en este espacio, pero sí en un blog amigo. Hoy volvemos a juntar a la cocina y la pintura, y nuevamente de la mano de mujeres extraordinarias, de feministas irredentas, de creadoras protagonistas que no se conformaron con el papel de musa. Leonora Carrington y Remedios Varo, al igual que el Fénix de América, encuentran también en la cocina un refugio para la experimentación, la observación y el descubrimiento. La cocina como centro de quehacer artístico; el fogón de la cocina y el caldero como herramientas de subversión artística.
La alquimia de la cocina, la magia doméstica que encierra el laboratorio culinario, sedujo a las dos grandes pintoras que se internaron en el alivio de remedios caseros y hechizos gastronómicos, en una surrealista combinación de magia y arte.
Leonora Carrington ligó esa alquimia a su obra de forma más tangible, al adoptar y estudiar la técnica del temple al huevo, mezclando los procesos al cocinar y la química esotérica de la alquimia al balancear la consistencia de la pintura con la yema de huevo, la grasa y el agua. Y André Bretón recuerda las recetas inglesas antiguas (del siglo XVI) que preparaba y le obligaba a probar, como la liebre rellena de ostras.
La curiosidad y el apego por estas costumbres alquimistas le fue legada por la madre de su madre, su abuela Moorhead, quien le narraba leyendas de la mitología celta, de una raza irlandesa que eligió vivir bajo tierra tras el despojo de las suyas, dedicándose a la magia y la alquimia, aprendiendo a transmutar el oro. A esta abuela la inmortaliza en un cuadro, precisamente ilustrando la alquimia de su cocina:
La cocina aromática de la abuela Moorhead |
A pesar de que se quejaba con su amiga Remedios Varo (quien la describía como "mi alma gemela en el arte") de que "Necesitamos una esposa... que se hiciera cargo de la cocina y los niños", Leonora reivindicó la cocina como un centro para el quehacer artístico, a la vez que un espacio cósmico, conciliando su vocación creadora con su rol de esposa y madre. Ella misma describía su estudio como "mezcla de cocina, guardería, cuarto de dormir, perrera y almacén de chatarra", y equiparaba el proceso culinario de transformar los alimentos y llevarlos a la mesa, con el proceso alquimista de destilación y transformación, que a la vez relacionaba con el proceso artístico que transforma al arte en alimento espiritual. Para ella (y para su gemela artística) el arte era magia y alimento, hechizo y sanación espiritual.
Santa Teresa en la cocina |
Por su parte, Remedios Varo favorecía también las "filosofías de cocina" -como dijera La Décima musa- e incluso tenía sus propios remedios, sus famosas “Recetas y consejos para ahuyentar los sueños inoportunos, el insomnio y los desiertos de arenas movedizas bajo la cama”, de los que les extraigo una de las más difundidas:
Para provocar sueños eróticos
Ingredientes:
• Un kilo de raíces fuertes.
• Tres gallinas blancas.
• Una cabeza de ajos.
• Cuatro kilos de miel.
• Un espejo.
• Dos hígados de ternera.
• Un ladrillo.
• Dos pinzas para la ropa.
• Un corsé con ballenas.
• Dos bigotes postizos.
• Sombreros al gusto.
Modo de preparación:
Se despluman las gallinas, conservando cuidadosamente las plumas. Se ponen a hervir en dos litros de agua destilada o de lluvia sin sal y con la cabeza de ajos pelados y molidos. Se deja hervir a fuego lento.
Se despluman las gallinas, conservando cuidadosamente las plumas. Se ponen a hervir en dos litros de agua destilada o de lluvia sin sal y con la cabeza de ajos pelados y molidos. Se deja hervir a fuego lento.
Mientras hierven las aves, colóquese la cama oriental de noroeste a sudeste y déjese reposar con la ventana abierta. Ciérrese la ventana media hora después y colóquese el ladrillo rojo bajo la pata izquierda de la cabecera de la cama, que debe estar al noroeste. Déjese reposar.
Mientras reposa la cama, rállese directamente sobre el caldo la raíz fuerte, teniendo cuidado de que las manos estén constantemente impregnadas por el vapor. Revuélvase y déjese hervir.
Se toman los cuatro kilos de miel y se extienden con una espátula sobre las sábanas de la cama. Tómense las plumas de las gallinas y espárzanse sobre las sábanas embadurnadas de miel. Tiéndase la cama con cuidado. No es indispensable que las plumas sean blancas, pueden también usarse de color, pero hay que evitar las llamadas gallinas de Guinea, pues éstas producen a veces un estado ninfomaniaco de larga duración o graves casos de priapismo.
Póngase el corsé bastante apretado. Siéntese ante el espejo, afloje su tensión nerviosa, sonría, pruébese los bigotes y los sombreros según sus gustos (tricornio, napoleónico, capelo cardenalicio, cofia con encajes, boina vasca, etcétera). Ponga en un platito las dos pinzas para ropa y déjelo junto a la cama. Entíbiense al baño María los hígados de ternera teniendo mucho cuidado de que no lleguen a hervir. Colóquense los hígados tibios en lugar de la almohada (en casos de masoquismo) o en ambos lados de la cama, al alcance de las manos (en casos de sadismo).
A partir de ese momento, todo debe terminar de hacerse a gran velocidad, para impedir que los hígados se enfríen. Corra y vierta el caldo (que debe estar muy reducido) en una taza. Regrese con ella apresuradamente ante el espejo, sonría, beba un sorbo de caldo, pruébese un bigote, beba otro sorbo, pruébese un sombrero, beba, pruébese todo, tome sorbitos entre prueba y prueba y hágalo todo tan velozmente como sea capaz. Ya ingerido el caldo, corra a la cama, acuéstese entre las sábanas preparadas, tome rápidamente las pinzas para la ropa e introduzca en cada una de ellas el dedo pulgar del pie. Estas pinzas deben conservarse toda la noche y colocarse en un ángulo de 45° en relación con el dedo, oprimiendo fuertemente la uña.
Esta sencilla receta da siempre buenos resultados y las personas normales pueden ir placenteramente del beso a la estrangulación, de la violación al incesto, etcétera, etcétera. Las recetas para casos más complicados, como son los de necrofilia, autofagia, tauromaquia, alpinismo y otros, se encuentran en un volumen especial de nuestra colección: Consejos discretamente sanos.
Hago esta entrada después de experimentar en el laboratorio "de los chimoles" con la sensación de también estar haciendo magia y arte, además de alimentar el espíritu. Me encanta la cocina y suelo agregar ingredientes que den un toque de sabor y color particular -pequeños lujos que enriquecen una comida casera-: lunas de pera y manzana recién cosechadas para acompañar al espaguetti con mantequilla, hojas de laurel que aromatizan una tinga y nuez moscada a una crema de coliflor, licor de cacao para saborizar un café gourmet colombiano, corona de queso para un higo recién cortado en el jardín que busca acompañar a un vino tinto Merlot (tanto el café como el vino son regalos de sobrinos que consienten mis debilidades). Ya les conté sobre mi identificación con Remedios Varo, también en esta intención liberadora de experimentar con la alquimia culinaria me siento reflejada, especialmente al encontrar una vía de escape para la sensibilidad artística: un plato bien montado es también un deleite estético creado en un lienzo culinario, una fugaz obra de arte que anticipa la explosión de sabores que obtendrá el paladar, en un goce que también se podría considerar artístico. Buen provecho.
Tu texto y la receta son geniales, pero debo reconocerme melindres: nomás no les entraría. Ni amor por el surrealismo o mi desencanto con ciertas situaciones... llegan a tanto. :P
ResponderBorrarUn gusto que no te hayas retirado por tanto tiempo.
Abrazos, Bichito
huy, no entendí exactamente a qué es tu melindre, al surrealismo o a la cocina? =D
ResponderBorrarme desaparecí todavía menos, hay un par de entradas antes de ésta en que extrañé tus siempre puntuales comentarios, y hasta por el tuiter me he asomado (vicio es vicio, je)
abrazo fuerte mi mar y mi chuy
quiero saber para q sirve la alquimia
ResponderBorrarLo mejor de la medicina alternativa es que todas sus soluciones son naturales y no necesita de ningún químico.
ResponderBorrar¡Por favor escribe más sobre remedios caseros!