viernes, 3 de abril de 2009

Dolores

Los Viernes de Dolores eran una de las fechas más esperadas del año cuando era niña. Regresaba corriendo de la escuela porque ya me estaban esperando en casa, para ir a festejar el santo de mi abuela materna.

Su casa estaba en el corazón del Barrio Casas Alemán, un conjunto habitacional muy curioso, experimento urbano de los 50´s: pequeñas casas que se conectan por pasillos muy estrechos, en los que no entran los autos y no caben más de dos personas juntas. En la práctica resulta ser un laberinto, y ahora es un lugar tan peligroso que la policía no se atreve a entrar. Pero entonces era posible que mis primos y yo jugáramos en las explanada y en la jardinera que estaba enfrente de la pequeña casa de mi abuelita Lola, donde se reunían todos sus hijos y sus nietos para festejarla con una gran comilona de vigilia: caldo de habas, romeritos, pescados empapelados o fritos -al moho de ajo-; ceviche de camarones, capirotada; el pulque y sobretodo, las risas, los abrazos, las anécdotas, los cantos y el baile eran el perfecto comienzo para mis vacaciones de Semana Santa. Era la fiesta que más esperaba junto con la Navidad. Después supe que ella no la disfrutaba tanto, el gasto y el trabajo se prolongaban uno o dos días más, al seguir atendiendo a los borrachos o crudos que se resistían a dejar de celebrar en su honor. Cuando se tomó conciencia de esto, la fiesta la organizaron entre los hijos, pero este fue el origen de que llegara un año en que ya no hubo más festejo.

Pero la abuela siguió preparando una cazuela de pollo con mole, para convidar a los pocos que íbamos a darle su abrazo. Nos recibía con su media sonrisa. Mi mamá cuenta de sus agudos sarcasmos y su facilidad para imitar las voces y los gestos de las personas que criticaba con gracia; pero yo la recuerdo siempre muy seria, no era cariñosa pero sí muy atenta. A veces ella nos visitaba en mi casa, llevándonos los dulces artesanales que mi abuelo hacía para sobrevivir: palanquetas, jamoncillos, charamuscas, muéganos y un sinfín de delicias azucaradas. Un tiempo se quedó con nosotros para que la atendiéramos de una neumonía, pero su personalidad incansable hizo que fuera ella la que nos regalaba con atenciones; guisaba con sazón especial, hacía el arroz a la mexicana más sabroso que he probado y hasta un simple huevo revuelto se convertía en un manjar de reyes. Todas las mañanas se sentaba en el patio a tomar el sol, de ese tiempo es el único recuerdo que tengo de su risa, cuando me senté en el suelo a su lado y la oí describir a sus gatos, que aseguraba no eran flacos sino elegántemente esbeltos.

No era muy expresiva, pero entre las anécdotas que mi mamá me cuenta de ella (entre las de que no gastaba el dinero que le daban sus hijas mayores, sino lo guardaba en rollitos en un cajón de su cómoda, esperando para sacarlas de una urgencia; o de cómo regañaba al abuelo cuando él le recordaba que la había enamorado, cantándole una canción de una paloma blanca que deja su nido), una en especial retrata su personalidad fuerte, callada y amorosa: la primera vez que su hija menor se fue de su casa a los once años, volviendo meses después a contar sus aventuras muerta de risa, nunca supo de esos días que mi abuelita salía en las mañanas y regresaba hasta la noche, después de recorrer calles, hospitales y delegaciones buscándola, llevando únicamente en el bolsillo de su delantal una tortilla para matar el hambre, la misma que sacaba a la mañana siguiente, endurecida e intacta.

21 comentarios:

  1. -- malbina, que texto tan fresco, diluyes tus recuerdos con tanto calor que hasta se me antojo una palanqueta, una delicia en este viernes de dolores que me acusaron que a la sirena me comi en el desayuno, gracias!

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  2. gracias a tí jota pe, un gusto recibirte, tendré palanquetas la próxima vez que nos visites ;)

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  3. mmmmmmmmmmmmmm
    palanquetas

    oye qué padre lo que cuentas de tu abuela. Qué mujer tan fuerte.

    en mi pueblo había una colonia como la que describes, recuerdo una ocasión en que el pasillo estaba tan estrecho que me facilitó azotar al tipo alternadamente en una pared y otra :P

    saludos

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  4. ja, ja... qué rudo resultaste, ahora entiendo porqué los policías no entran a la que era la colonia de mi abue

    sí, era una mujer de una pieza, cada año me entra la nostalgia por esas fiestas, y por su apacible rostro sembrado de arrugas

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  5. Gracias por devolverme a mi abuela, que no se llamaba Dolores pero si gustaba de festejar este día previo al inicio de la Semana Santa, cuando, decía ella, “son días de meditación y recogimiento, m´hijita"

    Saludos

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  6. era rudo, Malbi, últimamente me he vuelto civilizado. jejeje

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  7. @marichuy
    ah, qué gusto revivir los recuerdos, no?, qué bueno que empecemos una cadena de memorias; también mi mamibicha (que mandó recorrer los mercados en busca de capirotada) nos insiste en que son "días de guardar"

    saludos :)

    @Signo
    te domaron, edá? XD

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  8. les costó, pero solo una lo logró, jejeje

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  9. exquisito tu brevario buenbicho, me recuerda mis vacaciones en el bello estado de Michoacan donde acudia por estas fechas ataviado de sol a presenciar la procesion en el pueblo de mis padres,Aporo , que era el tipico pueblo con sus calles empedradas y la gente ventaneandote desde sus ventanas(obvio), la iglesia era lo unico valido en ese lugar ya que la plaza desolada lucia, de antojos mi panza deambulaba en los mercados aledanyos; de Irimbo, Maravatio y Cd Hidalgo......los tamales canarios riquisimos, las carpas aun humeantes, la conserva de higos o chilacayote, requeson, tostadas de nopales con un jarro de neutle, excellent post bienbicho,

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  10. Me temo que ahora sé por qué tu mamá corrió la marathon. Tiene de donde salir.

    Grandes próceres son en tu familia, confío en que tu madre se recuperó ya. Aún sigo impactado por saber que corrió la marathon.

    Les ruego que perdonen mi siempre creciente inutilidad en la variable diatópica de nuestro lenguaje, pero... ¿que son las palanquetas??

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  11. @payaxo
    qué padre es salir a pueblear, verdad?, especialmente cuando el pueblo es de tus padres o abuelos, y puedes aterrizar en un escenario las anécdotas que te han contado; sólo satisface mi curiosidad: qué es el neutle y a qué sabe?

    @Educavent
    la palanqueta es uno de los dulces tradicionales acá en México, son barras de cacahuates en azúcar cristalizada, también hay variantes de pepitas (sin cáscara) de calabaza o girasol

    justo estaba pensando en hacer un post sobre dulces tradicionales, me acabas de hacer que me decida; perdona todas las expresiones locales con que luego escribo, es difícil usar siempre un lenguaje "globalifílico", pero por favor, siéntete con toda la confianza de preguntar cualquier cosa que no entiendas o de la que quieras más información

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  12. bienbicho el neutle es el pulque:
    El octli, como se le denomina en náhuatl, es una bebida espirituosa, que a gran velocidad desaparece en un país donde alguna vez fue un licor reservado para los rituales más selectos de la civilización mexica y fuente de riqueza durante el Porfiriato

    Agua de las verdes matas, tú me tumbas, tú me matas, tú me haces andar a gatas.

    Antigua rima popular

    El pulque –también llamado popularmente neutle, chínguere, alipuz, néctar de los dioses o caldo de oso–, muere rápidamente ante la brutal embestida de la cerveza, el brandy, el ron y hasta frente a su primo hermano, el tequila, que se convirtió en la bebida de moda y parece ser el consentido de los parroquianos en cualquier cantina que se respete.

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  14. aqui esta el link, muy interesante
    http://www.gentesur.com.mx/articulos.php?id_sec=7&id_art=97

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  15. órales mi payaxo!

    me has dejado patidifusa de tan políglota que regresaste... y sí, ya me acordé que ya lo había leído por ahí, (pinche alzheimmer -je-), lo que jamás había oído es lo de caldo de oso

    gracias por el link

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  16. tambien se le dice baba de oso, mas al de avena, nectar puro puro es.

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  17. ah, con baba de oso ya como que tiene más sentido; fíjate que yo tomaba pulque de niña (poco, probaditas nomás), pero curado con sabor a fresa, a piña, a tuna roja... no he vuelto a tomar un pulque así

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  18. Ando atrasado en mis fuentes (en realidad en todo) y apenas he leído el relato. Bárbara. Independientemente del motivo, que me hace chillar el corazón al recordar a mi abuela... las palabras. Qué bonito escribe usté, óigame. Ya van varias de estas viñetas personales que me han dejado anonadado. Valdría la pena irlas reuniendo. Tienen "punch", como dirían en el boxeo.

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  19. qué amable, Andrés, gracias!, también a mí me sorprende la aceptación que llegan a tener este tipo de entradas, te confieso que dudo mucho en hacerlas y siempre tengo un temorcito nervioso de no saber si les puede interesar un texto así

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  20. Malbichito:

    Gracias por compartirme tu abuelita. No conocí a las mías y eso me ha hecho vivir con dos huequitos que a veces lleno con las abuelitas ajenas.

    Un abrazo

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  21. @Ana Isabel
    pues claro que te presto a la mía, era tan generosa que seguro le dará gusto tener una nieta más, y te daría de las frutas y de los dulces que ha visto te gustan más, porque era muy observadora y se fijaba en lo que más nos gustaba comer para luego preparárnoslo

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