En 1804, Haití fue el primer país en el mundo en abolir la esclavitud (sólo doce mil personas del total de su población eran libres). Los más de trescientos mil esclavos lograron su libertad después de décadas de enfrentar ejércitos españoles, ingleses y franceses, y después de pagar 150 millones de francos para que se reconociera su independencia como nación. Pero no fue sino hasta 1990 que tuvo su primer presidente electo por la vía democrática. Su historia es la historia de un país castigado por la violencia, la ambición por el poder y la inclemencia de la naturaleza. Al control estadounidense le siguió la dictadura infame de los Duvalier. Y a los huracanes y tormentas tropicales le siguió el terremoto de hace tres días, del cual aún no se puede cuantificar el número de víctimas mortales, pero se calcula rebasan las cien mil. Ni el aeropuerto ni el puerto marítimo están funcionando adecuadamente para recibir la ayuda humanitaria proveniente de todo el mundo; los cadáveres en estado de descomposición son amontonados formando trincheras, para bloquear las calles a manera de protesta por la desatención gubernamental, lo cual dificulta la de por sí insuficiente actividad de rescate de sobrevivientes y ayuda a damnificados; el riesgo de una epidemia está latente; los heridos esperan tendidos en las calles esperando atención médica... el caos es indescriptible.
Haití va a necesitar demasiada ayuda para recuperarse de esta tragedia natural (la mayor en la historia de América Latina), y para recomenzar su desarrollo, muy precario desde antes, y que incluso comprendía una misión de estabilización de las Naciones Unidas, en aras de garantizar un entorno seguro durante el proceso político que tenía el país, que ocupa el lugar 146 de los 147 países en el índice de desarrollo humano.
Los donativos en especie y en efectivo pueden hacerse en bancos como HSBC, Santander y BBV Bancomer, tiendas y restaurantes de la cadena Wal-mart, por instituciones internacionales vía web, por el mensaje de texto #yele y el número 501501, con cargo a la cuenta del teléfono celular (por medio de la fundación Yele del músico haitiano Wyclef Jean, conocido por la colaboración que hizo en la canción y video de Shakira "Las caderas no mienten"), por las empresas de telefonía de Slim, que duplican el dinero donado, y en centros de acopio.
pues es necesario tratar de ayudar a los hermanos haitianos porque se lo merecen.... tanta crisis y destrucción es caótico!
ResponderBorrarSolidaridad, así de simple.
ResponderBorrar@Javier, LUMPENPO
ResponderBorrarlo han dicho muy claro, en nuestra mano está hacer llegar la ayuda
saludos
Tengo mis dudas kon la asociacion Slim, pero kreo k no es momento de dudar, y mas bien actuar, es momento de k no solo kede en las palabras.
ResponderBorrarSaludos Dayann
Mi solidaridad para nuestros hermanos haitianos
ResponderBorrarLamentable lo que ha ocurrido en Haiti, pero la corrupcion del gobierno y esa falta de unidad en la escasa sociedad haitiana no los une como nacion,recordemos en Mexico cuando el terremoto del 85; la gente andabamos quitando los escombros como se podia y que vemos con los haitianos? solo caminan de un lado a otro pero ni se ve siquiera que traten de mover nada, no se como se levantara este pais que tuvo la desfachatez de un dia regresar un barco con comida que les enviaba Mexico por aquello de la fiebre del puerco (lease H1n1 sa de cv).No hay comunicaciones,no hay gobierno, sera como empezar de nuevo pero con tantos vicios que da miedo pensar lo que viene.
ResponderBorrarMalbicho, vengo de pasadita sólo para decirte que agradezco tus palabras en mi blo y que volveré prontamente para leer tu blog con detención.
ResponderBorrarTe dejo un abrazo fraterno desde el confín austral!
Mientras todo este horror y pobreza ocurren en Haití, en la opulente España donde vivo, un obispo católico decía ayer que hay que relativizar su desgracia, por que estamos peor en España que en Haití ya que el Gobierno no hace suficiente caso a la Iglesia...
ResponderBorraren fin, no todos somos así. Algunos aún creemos en la solidaridad y en la hermandad de los hombres.
Malbi, bien!
ResponderBorrarTQM