Me he identificado con el feminismo desde que supe de él, desde antes, incluso; desde que no sabía que tenía nombre esa necesidad de no ser tratada como inferior sólo por ser niña, como si serlo justificara ese trato de minusválida, cual si fuera una tara haber nacido mujer. Enterarme de las desventajas que tenía comparada con las mujeres de otros países, y las ventajas que tenía en comparación de las de muchos otros, me hizo agradecer poderme unir a un movimiento que buscaba que esos beneficios estuvieran al alcance de todas. He de contarles que el machismo me robó a mi padre, además de hacerme sufrir discriminaciones, nunca tan graves como las que ponen en riesgo la integridad o la vida de muchas mujeres que tienen que sufrir peores condiciones que la mía. Pero el vivir en carne propia las limitaciones que el machismo le imponía a mi papá en las relaciones con nosotros, me hizo entender que también el hombre es una víctima del mismo. También él tiene un rol muy impuesto y restrictivo. Por eso también entendí que el hombre no era mi enemigo sino también alguien a quien rescatar de ese conjunto de actitudes e ideas tan limitantes. Que la información y la concienciación eran la vía para lograr que las relaciones entre hombres y mujeres fueran más sanas y equitativas. Por eso no me uno a la guerra entre los sexos pero sí me siento obligada a señalar cuando unos u otras repetimos actitudes atávicas o irreflexivas. También las mujeres repetimos patrones que ya deberían estar superados, desde la mujer que se siente cómoda al ser tratada como mero objeto, a la que concede, sin cuestionar, reproducir las mismas conductas que alimentan el machismo. O la que se beneficia de los privilegios obtenidos gracias a una lucha que lleva más de un siglo, sin sentirse obligada a solidarizarse con la que aún no es alcanzada por los mismos. Éste es el grupo que más me sorprende encontrar, esas mujeres que dan por hecho su inserción en el mundo académico, laboral, económico y de gestión de poder, sin darse cuenta de que muchas otras no tienen esa oportunidad todavía, y que ellas podrían ser el factor de cambio para que pudieran obtenerla. ¿Cómo? Solidarizándose con ellas, participando abiertamente en la difusión de los derechos de las mujeres y en la transformación de esas actitudes limitantes o vejatorias. Y sin embargo, no dudan en mostrarse en desacuerdo con las mujeres que lo hacen abiertamente o de las acciones que llevan a cabo, sin analizar que al hacerlo denostan, minimizan y obstaculizan dicha labor.
Una de esas iniciativas es el Día Internacional de la Mujer. Hace cien años una luchadora social, en el marco de un congreso mundial de otras luchadoras comprometidas con aumentar la participación social de las mujeres, propuso destinar un día para el análisis de resultados y objetivos de esa causa común, así como también la difusión de la problemática particular que la mujer tiene en las sociedades actuales, para hacerla visible y concientizar sobre ella. Destinar un día al año, para que el tema captara la atención de todo el mundo y en todas partes se reflexionara sobre la manera de hallar la mejor solución. Cien años después, las opiniones femeninas que he leído en la semana que recientemente acabó, van desde: "Es una verdadera estupidez" a "Fomenta la desigualdad". Uno de los argumentos más comunes es el último, de la mano de que "no debería ser sólo un día", el decir que al destinar un día especialmente para nosotras va en contra de la igualdad que se persigue, responde a un análisis muy ligero y superficial de la conmemoración. La realidad es que ningún día se detiene la agresión, la vejación y la discriminación contra la mujer, eso hace que siga siendo necesario hacer un alto significativo para centrar la atención en esos temas; y otra realidad es que aún no se logra la equidad entre ambos sexos, por eso sigue existiendo la necesidad de que tomemos conciencia de que esa inequidad es perjudicial y llamemos a reducirla hasta su totalidad. Si me dicen que entonces es necesario también un Día del Hombre, estoy de acuerdo, centrémonos también en la problemática masculina, que también está siendo obviada, como si la de ellos no fuera también una realidad limitada por el machismo, que les impide -entre otras cosas- disfrutar a plenitud a sus familias y alcanzar su realización personal, mostrando su sensibilidad, su vulnerabilidad y su falibilidad, así como la necesidad de gozar de la plenitud de sus derechos (por mencionar un ejemplo, los servicios de salud no contemplan bien a bien sus necesidades, las mujeres han logrado que enfermedades como el cáncer de mama o de útero sean catalogadas entre las prioridades de la salud pública, mientras el cáncer de próstata, por ejemplo, no es contemplado de la misma forma; otro ejemplo, ahora en el área legal, es el de la patria potestad, se privilegia a la madre aún cuando hay casos en que el padre garantiza un entorno más óptimo). No debiera haber confrontación, la lucha por los derechos de la mujer no debería incluir la sojuzgación del hombre, ni tampoco una intención separatista, sólo es el énfasis en que la realidad sigue siendo adversa para la mujer en general. Las cifras no mienten. Sin embargo, esta realidad irrefutable, aún no convence a todos.
Esta semana tuve un diálogo en Twitter con dos hombres autocalificados como antifeministas, que aseguraban que el feminismo provoca una ruptura entre los sexos, y provoca una situación injusta para los hombres; además de algunas posiciones al parecer irreconciliables en temas como el aborto, abordaron temas como esas imprecisiones legales que permiten que alguna mujeres pasen por encima de los derechos de sus cónyuges, sin embargo, ellos las interpretaban como "leyes feministas" y no como argucias legales dentro de un marco mal definido. También abordaron las diferentes corrientes del feminismo, avocándose casi exclusivamente a las más radicales, generalizando al calificar a todas las feministas como si pertenecieran a estas corrientes. Ese también es uno de los argumentos más comunes al pronunciarse contra el feminismo, homologando a todas sus seguidores como si fueran dominantes y separatistas, o androfóbicas resentidas (si es que no se les califica de "lesbianas", "amargadas" y "malcogidas"), lo cual también es falso. Aunque tampoco podemos negar esa realidad que tampoco ayuda a que el feminismo no sea malinterpretado, sí hay escisiones que polarizan la lucha por los derechos de la mujer. Alguna vez, con motivo de mi participación en el concurso de Twitteras Asesinas, se me incluyó en el grupo que recibió una crítica de un feminista radical por participar en un "juego machista" al ser parte de una "isla de mujeres solas" desfilando ante "machos del jurado de Milenio y Televisa"; aunque en realidad al momento de inscribirme lo que se sabía es que los jueces serían los mismos lectores -de ambos sexos-, y el hecho de invitar a participar mujeres supongo se debía a que se buscaban voces e historias femeninas (aunque es cierto que un autor hombre puede crear un texto con esas características); de igual forma entendí que no había analizado las condiciones del concurso bajo una óptica feminista y que esa irreflexión me llevó a sumarme a actividades que sin querer alimentan la segregación de género. Sin embargo, la severidad -y cierta arrogancia- de esa crítica me hizo reflexionar en algo que reafirmaron todas esas desaprobaciones provenientes de mujeres inteligentes, académicamente educadas, sensibles e informadas hacen a la conmemoración del Día de la Mujer: algo está fallando en nuestra manera de comunicar y difundir el mensaje, ya que sigue sin ser claro. El feminismo sigue siendo (o pareciendo) ajeno a los intereses de esas mujeres, pese a que ellas también se muestran indignadas ante la injusticia, la inequidad, el abuso y la discriminación. Algo está fallando que no hemos sabido dar a conocer que el feminismo, al ser una corriente humanista, es incluyente y también está pugnando por los derechos de otras minorías y por otras causas -como la inequidad económica-, sin tener la intención de avasallar o de excluir a nadie en su camino. No hemos logrado que se entienda que no es verdad que "machismo y feminismo son iguales", pues mientras el primero es una conducta que se erige sobre la opresión directa de un sector de la humanidad, el feminismo es una ideología humanista que busca corregir dicha conducta y sus consecuencias. Bueno, ni siquiera hemos podido lograr que se entienda que, a diferencia del día de la madre o del día del amor, este día no supone un festejo ni tiene tampoco una connotación comercial (pese a toda esa parafernalia en los medios y en los consorcios que invitan a obsequiar flores o cenas), no es la intención recibir o dar felicitaciones por el mero hecho de ser mujer, ni elevar versos y cantos elégicos que ensalzan su valor subjetivo, ni esgrimir frases hechas -y cursis- en discursillos oficiales o mensajes de emocionalidad ramplona. Estamos fallando en hacernos entender por las que no entienden o bostezan con términos como patriarcado o falogocentrismo, y que sin embargo tienen la misma necesidad de reafirmar su papel en la sociedad.
Una de esas iniciativas es el Día Internacional de la Mujer. Hace cien años una luchadora social, en el marco de un congreso mundial de otras luchadoras comprometidas con aumentar la participación social de las mujeres, propuso destinar un día para el análisis de resultados y objetivos de esa causa común, así como también la difusión de la problemática particular que la mujer tiene en las sociedades actuales, para hacerla visible y concientizar sobre ella. Destinar un día al año, para que el tema captara la atención de todo el mundo y en todas partes se reflexionara sobre la manera de hallar la mejor solución. Cien años después, las opiniones femeninas que he leído en la semana que recientemente acabó, van desde: "Es una verdadera estupidez" a "Fomenta la desigualdad". Uno de los argumentos más comunes es el último, de la mano de que "no debería ser sólo un día", el decir que al destinar un día especialmente para nosotras va en contra de la igualdad que se persigue, responde a un análisis muy ligero y superficial de la conmemoración. La realidad es que ningún día se detiene la agresión, la vejación y la discriminación contra la mujer, eso hace que siga siendo necesario hacer un alto significativo para centrar la atención en esos temas; y otra realidad es que aún no se logra la equidad entre ambos sexos, por eso sigue existiendo la necesidad de que tomemos conciencia de que esa inequidad es perjudicial y llamemos a reducirla hasta su totalidad. Si me dicen que entonces es necesario también un Día del Hombre, estoy de acuerdo, centrémonos también en la problemática masculina, que también está siendo obviada, como si la de ellos no fuera también una realidad limitada por el machismo, que les impide -entre otras cosas- disfrutar a plenitud a sus familias y alcanzar su realización personal, mostrando su sensibilidad, su vulnerabilidad y su falibilidad, así como la necesidad de gozar de la plenitud de sus derechos (por mencionar un ejemplo, los servicios de salud no contemplan bien a bien sus necesidades, las mujeres han logrado que enfermedades como el cáncer de mama o de útero sean catalogadas entre las prioridades de la salud pública, mientras el cáncer de próstata, por ejemplo, no es contemplado de la misma forma; otro ejemplo, ahora en el área legal, es el de la patria potestad, se privilegia a la madre aún cuando hay casos en que el padre garantiza un entorno más óptimo). No debiera haber confrontación, la lucha por los derechos de la mujer no debería incluir la sojuzgación del hombre, ni tampoco una intención separatista, sólo es el énfasis en que la realidad sigue siendo adversa para la mujer en general. Las cifras no mienten. Sin embargo, esta realidad irrefutable, aún no convence a todos.
Esta semana tuve un diálogo en Twitter con dos hombres autocalificados como antifeministas, que aseguraban que el feminismo provoca una ruptura entre los sexos, y provoca una situación injusta para los hombres; además de algunas posiciones al parecer irreconciliables en temas como el aborto, abordaron temas como esas imprecisiones legales que permiten que alguna mujeres pasen por encima de los derechos de sus cónyuges, sin embargo, ellos las interpretaban como "leyes feministas" y no como argucias legales dentro de un marco mal definido. También abordaron las diferentes corrientes del feminismo, avocándose casi exclusivamente a las más radicales, generalizando al calificar a todas las feministas como si pertenecieran a estas corrientes. Ese también es uno de los argumentos más comunes al pronunciarse contra el feminismo, homologando a todas sus seguidores como si fueran dominantes y separatistas, o androfóbicas resentidas (si es que no se les califica de "lesbianas", "amargadas" y "malcogidas"), lo cual también es falso. Aunque tampoco podemos negar esa realidad que tampoco ayuda a que el feminismo no sea malinterpretado, sí hay escisiones que polarizan la lucha por los derechos de la mujer. Alguna vez, con motivo de mi participación en el concurso de Twitteras Asesinas, se me incluyó en el grupo que recibió una crítica de un feminista radical por participar en un "juego machista" al ser parte de una "isla de mujeres solas" desfilando ante "machos del jurado de Milenio y Televisa"; aunque en realidad al momento de inscribirme lo que se sabía es que los jueces serían los mismos lectores -de ambos sexos-, y el hecho de invitar a participar mujeres supongo se debía a que se buscaban voces e historias femeninas (aunque es cierto que un autor hombre puede crear un texto con esas características); de igual forma entendí que no había analizado las condiciones del concurso bajo una óptica feminista y que esa irreflexión me llevó a sumarme a actividades que sin querer alimentan la segregación de género. Sin embargo, la severidad -y cierta arrogancia- de esa crítica me hizo reflexionar en algo que reafirmaron todas esas desaprobaciones provenientes de mujeres inteligentes, académicamente educadas, sensibles e informadas hacen a la conmemoración del Día de la Mujer: algo está fallando en nuestra manera de comunicar y difundir el mensaje, ya que sigue sin ser claro. El feminismo sigue siendo (o pareciendo) ajeno a los intereses de esas mujeres, pese a que ellas también se muestran indignadas ante la injusticia, la inequidad, el abuso y la discriminación. Algo está fallando que no hemos sabido dar a conocer que el feminismo, al ser una corriente humanista, es incluyente y también está pugnando por los derechos de otras minorías y por otras causas -como la inequidad económica-, sin tener la intención de avasallar o de excluir a nadie en su camino. No hemos logrado que se entienda que no es verdad que "machismo y feminismo son iguales", pues mientras el primero es una conducta que se erige sobre la opresión directa de un sector de la humanidad, el feminismo es una ideología humanista que busca corregir dicha conducta y sus consecuencias. Bueno, ni siquiera hemos podido lograr que se entienda que, a diferencia del día de la madre o del día del amor, este día no supone un festejo ni tiene tampoco una connotación comercial (pese a toda esa parafernalia en los medios y en los consorcios que invitan a obsequiar flores o cenas), no es la intención recibir o dar felicitaciones por el mero hecho de ser mujer, ni elevar versos y cantos elégicos que ensalzan su valor subjetivo, ni esgrimir frases hechas -y cursis- en discursillos oficiales o mensajes de emocionalidad ramplona. Estamos fallando en hacernos entender por las que no entienden o bostezan con términos como patriarcado o falogocentrismo, y que sin embargo tienen la misma necesidad de reafirmar su papel en la sociedad.
Es esa la tarea que estamos quedando a deber.
Malbicho....había puesto un largo comentario.
ResponderBorrar¿Me tienes censurada? je, je...bueno después regreso.
Me dejas pensando mucho...en verdad gracias por seguir hablando de este tema...que no quede en un solo día, después te digo que pensé sobre que estamos haciendo mal, sobre lo que aún nos falta cómo seres humanos para apoyar causas sin decir Mujer u Hombre.
Un abrazo
@Menospausas
ResponderBorrarsí, hay una moderación en el largo de los comentarios, más de cinco cuartillas no son admitidas (o sea, choros largos sólo los míos, eh? -je-)
nooo, cómo crees?... ja, ja, ja... lamento que se haya perdido tu comentario, ojalá puedas rehacerlo
:)
hu Muy apasionado el texto, lo leí en un ratito, comprendido y anotado..
ResponderBorrar"Estamos fallando en hacernos entender por las que no entienden o bostezan con términos como patriarcado o falogocentrismo, y que sin embargo tienen la misma necesidad de reafirmar su papel en la sociedad."
ResponderBorrarMalbi
Creo que la falla no sólo es imputable a un género o un sólo lado de la sociedad. La falla, a mi modo de ver, es mucho más profunda; en una falla social: somos una sociedad machista y misógina. Y lo que a veces olvidamos (o pretendemos olvidar), es que las principales creadoras y reproductoras del machismo somos las propias mujeres: las típicas y abnegadas madrecitas mexicanas los crean, forman y mantienen y más tarde, las mujeres casadas o arrejuntadas o enamoradas de los hijos de estas mujeres, se encargan de prohijarlos; por increíble que parezca, en pleno Siglo XXI así sucede.
Y también, me parece (no me vayas a maltratar –je-), hay una falla en cierto sector de feministas, quienes no encuentran mejor forma de reafirmarse en la sociedad… que reproduciendo las formas de dominación y hasta exclusión de los machos. Cuando se ha padecido -siendo muy jovencita- bajo el "tutelaje" de una jefa feminista hard, una hembrista revanchista, las cosas pueden llegar a mirarse desde otra perspectiva. En contrapartida, cuando se trabaja en un medio eminentemente machista -la construcción y el ámbito ingenieril-, las ansias feministas pueden llegar a exacerbarse. Y yo vivo así, debatiéndome entre ingenieros machistas y las ingenieras feministas hembristas revanchistas.
Un abrazo
@jinshiO
ResponderBorrarmira, temía que se aburrieran leyéndolo pues resultó muy largo y sin embargo no podía suprimir nada de lo ya puesto, así que tu calificación de "apasionado" me hace sonreir aliviada, por lo menos no parece demasiado formal -je-
@marichuy
ay, tan ogra me leo?
-je-
pensaba mandarte un mensaje personal para disculparme por el tono en que te dejé un comentario, que creo pareció muy solemne o gruñón, y jamás quise parecerlo (y menos aún contigo)
no niego que leer tu entrada, pero más aún los comentarios que te iban dejando me reafirmó la duda de por qué las detracciones más firmes a ese día parecen venir de las mujeres que se esperaría mejor podrían entenderlo, reflexionar sobre eso me llevó a los mismos puntos que dices (y que no pude explayarme en el texto pero sí los menciono)
tienes razón (no en que queremos olvidarlo, de hecho por eso se hace hincapié en que aún se necesita cuestionar toda esa educación, y también para eso es ese día), se siguen reproduciendo los mismo moldes, aunque culpar a las mujeres de formar machos es también un tanto injusto (otra culpa más, no, por favor -je-), en efecto, la sociedad es machista, es muy difícil salirse de ella y las mujeres sólo repiten lo que aprendieron, por eso es tan importante la concienciación (y por eso se machaca tanto con el día de la mujer, la perspectiva de género, etc.), porque alguien tiene que romper el círculo vicioso y es más fácil que sea la que lo sufre más quien haga el esfuerzo; por eso la insistencia y por eso la frustración cuando el mensaje llega distorsionado o se topa vez tras vez con pared; en general, se está muy reacio a comprender que se necesita seguir abriendo boquetes, que no se ha llegado al punto de decir: "ya está, ya hemos terminado"
en radio, en tuiter, en blogs, en diarios electrónicos, en la tele, en la calle... estuve escuchando la misma posición: "no creo en el día de la mujer, no lo festejo, para mí no sirve de nada, para qué necesitamos un día?, por qué separar hombres y mujeres?, para mí el feminismo es igual de malo que el machismo, a mí las feministas no me representan, por qué hablan en nombre de todas?, yo no soy feminista porque yo no odio a los hombres, no necesito un día, mi lugar me lo doy a diario...", de ahí parte esta reflexión
y porque al igual que tú también me encuentro con personas difundiendo el feminismo pero que al momento de decírselo a otras mujeres emplean un lenguaje muy combativo y beligerante, y que también se han radicalizado hasta confrontar al hombre, y creo que no se manda con claridad el mensaje de que el feminismo no resta ni divide, suma
yo también te dejo un abrazo afectuoso, gracias por tu comentario y tu amistad
Machista. Podría decir que trabajo para una empresa que lo es. Hombres sentados sobre el poder, formando un club "solo para hombres" donde las mujeres no somos recibidas.
ResponderBorrarY es que las mujeres somos (según ellos): muy quejosas,chillonas, enfermizas, conflictivas y no sabemos trabajar en equipo (ja)
Una tras otra vez veo como alguien nuevo asciende de puesto de manera muy fácil solo pq tiene pene mientras se ignora a mujeres que no solo tienen el conocimiento sino la experiencia y la antigüedad para ocuparlo.
Si, suelen discriminar a las mujeres, sobre todo a las casadas y si tienen hijos, peor.
-- simon Malbi!!! Aunque en sus inicios, como los socialistas, el feminismo trataba sobre derechos laborales y democraticos basicos (igualdad de salario, derecho al voto), tiene ahora que desentraniar la vida cotidiana, es ahi donde cada dia la mujer es menospreciada y es ahi donde se debe hacer hincapie en la necesidad de la igualdad, un saludote!!!
ResponderBorrarMalbi, hi. Tienes razón, el día mencionado se ha "comercializado" y desviado de lo que debe ser, un día de reflexión en torno a las dificultades que la sociedad -corrijo: las sociedades- pone a la mujer. Y a hacer conciencia para que el resto del año se siga reflexionando.
ResponderBorrarEn lo que sí estoy en desacuerdo, es en los famosos "ismos": machismo, feminismo, leninismo, comunismo, capitalismo... vamos, para mi es una cuestión didáctica y no más. Hay gente que se vuelve fanática del titulito de su "filosofía" y se olvida del centro, tratar de entender lo siguente: "¿se hizo el sábado para el hombre o el hombre para el sábado?" (Jesús, el cristo).
saluos!
Ah la cita, para entender el contexto, está en la biblia: Buscar en el nuevo testamento, el libro de MARCOS, en el segundo capítulo (del versículo 23 al 28).
ResponderBorrarsaluos otra vez!
Link, para los que no quieren coger una biblia---> clickeame
ResponderBorrarsaluos!
(ya ya, no molesto más =)
@Claudia
ResponderBorrarHola!!!
me da gusto leerte y saludarte aquí, un gustote... lo malo que leerte me entera de esa desigualdad laboral que, lamentablemente, es más común de lo que se pensaría, tanto tú como marichuy dan testimonio de lo difícil que todavía es ser una mujer trabajadora, pese a todo lo que se ha avanzado ya
pero, reitero: es un verdadero gusto saludarte
=)
@jota pe
me encanta cuando un hombre como tú llega a un debate como éste y aporta en favor de la razón, es ejemplificante de que sí es posible conquistar derechos y compartir beneficios, para quien no tenga el gusto de conocerte, me gustaría contar sobre la manera en que disfrutas tu familia, tu matrimonio, tu carrera profesional y todo lo que te apasiona, de la mano y al paso de la compañera en tu vida
un abrazo fuerte
@servidor
ja, ja... no molestas, gracias por el link
un placer saludarte
excesivamente bueno... me encantó tanto!! esto del machismo es todo un rollo sobre todo en países de américa latina eh!
ResponderBorrar@Javier
ResponderBorrares cierto, es un mal que sigue arraigado en nuestro países, afortunadamente paliado en algo con el también desmedido amor a la figura materna
Malbi!
ResponderBorrarSí que ésta entrada resultó ser como dice tu etiqueta:
"CRÍTICA ZOOCIAL, MONÓLOGOS DELIRANTES, PARA HACER CONVERSACIÓN".
Para mí, que crecí en la época de las ridículas hogueras de brassieres, el verdadero feminismo está en la compaginación de derechos, deberes y respetos que debe iniciar en el hogar... especialmente si se vive entre hombres (como es mi caso). De ahí, ampliar el radio de accion. De lo contrario no se podrá llegar a hacer una diferencia en los países donde la mujer ni siquiera tiene libertad para amar desnuda.
Besos