lunes, 30 de julio de 2012

Muerte, Conspiranoia y Fraude: Del Joker al Escándalo Libor


Mucho se ha dicho sobre la reciente masacre en el cine Aurora, en Denver. Y es que es mucho lo que se puede decir sobre un acto así. El asesinato masivo durante la exhibición del estreno de la esperada película The dark night rises -la última cinta sobre Batman que realiza Christopher Nolan y que apunta para convertirse en una trilogía "de culto"-, sigue acaparando titulares y espacios en los medios, que se centran, principalmente, en la personalidad del joven a quien se ha señalado como el responsable de las doce muertes y los cincuenta y nueve heridos.

Según la información dada James Eagan Holmes, que un mes antes había abandonado un doctorado de Neurociencias, se entregó a la policía en el estacionamiento del cine diciendo: "Soy el Joker", en clara alusión al villano antagonista de Batman, después de disparar hacia el público espectador en el interior de la sala, tras arrojar una granada de gas. Iba ataviado como Bane, y aunque portaba un casco, una máscara de gas, un chaleco antibalas y vestimenta de combate bajo su gabardina, no llamó particularmente la atención pues varios asistentes iban disfrazados, también. La policía llegó menos de dos minutos después de haber recibido las llamadas de emergencia, lo aprendió junto a su auto, lleno de armas. Según las autoridades él mismo les dio aviso de las trampas explosivas que había puesto en su departamento, y su intención de atraer a sus vecinos a él para reclamarle el volúmen excesivo de la música que dejó programada, provocando así una detonación si alguien entraba a reclamarle, y dando inicio a explosiones en cadena que hubieran matado a las decenas de vecinos que vivían en su edificio.

Sin embargo, esa cooperación con la policía no volvió a producirse, James Holmes guarda silencio ("silencio legal", según su defensor de oficio) y no aporta más datos. Toda la información que circula de él es de investigaciones que autoridades y prensa proporcionan, por ellos es que se sabe de su cabello teñido, de su doctorado abandonado, de que en los últimos dos meses había acumulado un arsenal que supera a los de nuestros cuarteles policíacos (siempre en desabasto), que no tenía casi ninguna actividad en redes sociales (con la interesante excepción de un perfil abierto ese mismo día en un sitio de encuentros para adultos, en el que preguntaba: "¿Vendrás a verme a la cárcel?"), que su madre dijo "Tienen a la persona correcta" cuando indagaban de él por teléfono (lo que fue interpretado como una afirmación sobre su personalidad conflictiva, aunque luego ella aclara que se refería a ella misma), que era un estudiante tan brillante como solitario y reservado... que todos lo consideraban "un muchacho tranquilo".

¿Qué llevó a un estudiante destacado, graduado con matrícula de honor, dotado de una beca exclusiva, que precisamente investigaba sobre desórdenes psiquiátricos y neurológicos, buscando la genética de la esquizofrenia... a dejar todo y planear una venganza contra el mundo?

Holmes durante el juicio, dicen que ya no recuerda nada, que pregunta por qué está encarcelado

A diferencia de otros asesinos en masa (que no seriales, como insisten en llamarlo) James Holmes no dejó mensajes públicos que anticiparan o explicaran sus intenciones, tampoco pretendía suicidarse tras su acción multihomicida. No ha expresado, tampoco, una causa determinada para llevar a cabo su acción, como en los casos de otros asesinos múltiples como Unabomber o el asesino de Oslo, a los que obligadamente se le relaciona por el uso de aparatos explosivos. Lo único que ha trascendido es que un cuaderno fue enviado en su nombre al psiquiatra que había consultado ultimamente, con detalles sobre la forma en que planeaba matar a gente. El cuaderno fue descubierto tres días después de la tragedia.

La prensa nos ofrece apenas un poco más de datos, pero a cambio regala anécdotas a raudales, como la de la joven que escapó de la matanza en Tucson hace apenas un mes, para morir en la sala de cine de Denver; los tres héroes que murieron protegiendo a sus novias; la chica embarazada que perdió a su bebé; la pequeña de seis años que fue la víctima más joven; la vecina que estuvo a punto de abrir la puerta conectada a la bomba en el refrigerador, en el departamento de Holmes, para reclamar por el ofensivo ruido, arrepintiéndose en el último instante al girar la perilla (lo que salvó su vida y las del resto del edificio). Nos ofrecen, también, un caudal de opiniones. Para redondear la nuestra.

Difícil no adelantar juicios o no caer en las especulaciones, en la crítica hacia la sociedad norteamericana, con su laxa legislación sobre posesión de armas y su cultura por la violencia, la debilidad por las jerarquizaciones sociales, por la presión social que empuja a sus jóvenes al éxito, medido siempre por índices de notoriedad; en la demonización de los videojuegos, los comics, las películas de acción y la música que incitan a la violencia; imposible, casi, no relacionar el hecho con otras matanzas, como la emblemática de Columbine, la de Virginia, la más reciente en Tucson, o la que cumple un primer año en Noruega, justo en estos días.

Tampoco se intenta evitar los exhaustivos análisis sobre el personaje que parece el detonante del impulso criminal. Con este incidente, Batman dejó para siempre las mallas grises y el paso a go-gó con que lo identificamos varias generaciones, para pasar a ese caballero de oscuridad, con magnetismo escabroso y convulsiones internas, como ha aparecido en las historietas de las últimas tres décadas y como lo bocetó Tim Burton para el cine, alcanzando con las películas de Nolan ese abismo interior que hoy atrae a las nuevas generaciones. Las películas de Nolan son todo un suceso, por eso estaba ese público después de la medianoche en aquel cine, viendo la reinvención del personaje creado en la década de los 30 del siglo pasado. Reinventan, también, a los villanos clásicos. Lejos del genial Guasón que veíamos en la tele, encarnado por César Romero, divertidamente bufonesco, y superando al siniestramente cínico que recreó Jack Nicholson (uno de sus últimos grandes papeles) a finales de los 80´s, Heath Ledger dejó un Joker soberbio en la mente de los espectadores, por escalofriante. El Joker no era ya un bufón asesino, era un tortuoso psicópata. Tanto así que el actor no pudo superar el desgaste emocional que se provocó en todo el proceso creativo de su personaje. Ya Nicholson lo había advertido de que encarnar al Joker era desgastante, pero la autoimpuesta exigencia para superar su misma calidad actoral (reconocida por el mismo Michael Caine, que olvidaba sus líneas ante la intensidad de su actuación) desestabilizó a Ledger hasta llevarlo a la muerte por sobredosis de fármacos.

Fotos que apenas salieron a la luz de la representación del Joker, propiedad de la maquillista

Y es esta contagiosa locura la que parece haberse filtrado en la mente de James Holmes cuando se identifica ante la policía, después de perpetrar su matanza diciendo: "I´m The Joker". Según la versión conocida por todos.

"Bienvenido a un mundo sin reglas", dice el Joker de Ledger. Y James Holmes, con su pelo hirsuto color naranja y sus ojos delirantes, parece haber aceptado su hospitalidad (imitando, incluso, su ingesta de Vicodín, una de las drogas que se encontraron en su autopsia). Además de que pareciera encarnar el peligro de un entretenimiento que desdibuja los límites entre el bien y el mal, volviendo atractivo a lo que merecería el oprobio. Según algunas opiniones.

Arkham Asylum, el comic que inspiró a Burton para su versión de Batman


El Joker de Azzarello, con trabajo visual de Lee Bermejo,
clara influencia para el trabajo de Nolan y Ledger

El debate por la violencia, por la apología del mal, por la fascinación por el lado oscuro de la naturaleza humana, por la pragmática conducta social que privilegia las aspiraciones materiales, por la desestima de valores éticos y el adocenamiento de las personas por medios y nuevas tecnologías de comunicación, así como por ideologías fatuas, se ha visto incrementado en estos días. Debate que manifiesta una preocupación por la forma en que se favorece la desvinculación social en la cultura moderna, borrando la línea entre la realidad y la fantasía. Para el recuento anecdótico está tambien la realidad y la ficción entremezcladas para los espectadores de ese fatídico día, pues antes de que comenzara la transmisión de la película vieron una prefiguración de lo que vivirían minutos después, ya que en los trailers de las películas próximas a estrenar se encontraba el de Gangster squad, que muestra a unos gangsters saliendo de la pantalla de un cine para disparar ante el auditorio (el estreno de la cinta fue pospuesto tras la masacre para, precisamente, quitar esa escena). Es reciente, también, un video musical (del rapero Lil Wayne) en que se puede ver también una escena que se ha calificado de premonitoria, de varios espectadores en una sala de cine sentados entre doce calaveras (la misma cantidad de muertos que en el cine Aurora). Por cierto, tampoco se ha evitado relacionar el nombre del cine con el título de la película (en inglés): Dark Night Rises. Relativo al sol, rises habla de su salida, es decir del amanecer, o en otras palabras: la aurora. Y en otra de esas coincidencias extrañas, hay también en el comic Batman, en una de esas historietas ochenteras, una en que aparece un extraño hombre de cabellos rojos y gabardina que se levanta en plena función del cine para disparar contra el público, matando a varios, y como pasó en la realidad, en el comic también los medios le atribuyen a la influencia de Batman los asesinatos.

Fotograma de Gangster squad, 
Escena del video de Lil Wayne

Comic de Batman
Estas casualidades prefigurativas se suman a los elementos que alimentan las teorías de conspiración, avivados por testimonios como el de Corbin Dates, que asegura haber visto al atacante recibir una llamada telefónica antes de salir por la puerta de emergencia (por la que volvió a entrar minutos después para disparar hacia la gente), además de afirmar que señaló o miró a alguien más; describe a la persona que vio salir como alguien normal, sin embargo, no describe al atacante como al que han presentado los medios, pues dijo que tenía una barba de candado y no menciona el cabello rojo (detalle imposible de dejar de mencionar si describes a alguien). Hay quien asegura que ese testigo es un aspirante a actor buscando notoriedad. Pero hay quienes recuerdan que los primeros testimonios hablaban de un posible segundo atacante, pues dicen que la granada fue arrojada desde el lado contrario de donde se situaba el que disparaba; también hay primeros testimonios que textualmente dicen que "es como si el hombre o mujer conociera la película", pues los disparos coincidieron con la primera escena de acción, que justo fue lo que confundió a algunos pensando que el humo y los disparos eran parte de los efectos en la transmisión de la película. Aunque esos primeros testimonios ya no aparecen en la versión oficial, la confusión por la escena de acción si permanece.

La figura del asesino solitario es recurrente cuando se trata de ocultar un magnicidio. Está presente desde el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, que desata la Primera Guerra Mundial. La que ha sido más cuestionada es la del caso del asesinato de John F. Kennedy, y hasta en nuestro país tenemos nuestro improbable asesino solitario local: Mario Aburto, que se multiplicó por tres para asesinar al candidato presidencial Luis Donaldo Colosio. En esta ocasión, también hay quien duda de la actuación solitaria de James Holmes, basándose en esos primeros testimonios, y en dudas sobre como pudo armar explosivos tan sofisticados, y por qué avisó de ellos si su intención era matar el mayor número de personas.

Las teorías de conspiración pueden ir más allá, al relacionar el trabajo de investigación de James Holmes, así  como el de su padre Robert Holmes, y hasta la carrera militar de su abuelo, vinculándolos con proyectos militares como DARPA, un programa que buscaba aumentar el rendimiento de los soldados, no sólo con alimentos energéticos sino también con proyectos biónicos y redes neuronales artificiales. Surge inevitablemente, con esto, una teoría de que Holmes actuó bajo control mental, se menciona a la MK Ultra, y junto a está también, la inefable relación que le tratan de imponer con los Iluminati (que a decir de algunos, tienen que ver hasta con la imposición de Peña Nieto en el gobierno de nuestro país).

Pero hay una nueva teoría que me llamó particularmente la atención, en la que nuevamente se vincula a su padre, Robert Holmes, doctor en Estadística, experto en cibernética y de quien se asegura había completado un sofisticado algoritmo que serviría para esclarecer uno de los sucesos más graves en la actualidad. El poderoso software creado por el padre de James Holmes se dice es capaz de rastrear los capitales millonarios transladados a paraísos fiscales, durante el fraude bancario más grande contra los consumidores de, practicamente, todo el mundo: el Escándalo Libor.

Y más allá de conspiranoias, Iluminatis, controles mentales y exámenes psicológicos a Batman, el escándalo Libor es uno de los temas de los que más se debería estar hablando en este momento, acercándolo a los que somos legos en materia de finanzas, para entender hasta qué punto afecta nuestra economía. El escándalo en el que los sospechosistas señalan se quiere evitar que Robert Holmes testifique, y para ello se usó a su hijo como rehén, inculpándolo de un crimen de tal magnitud (y por lo tanto, el tiroteo en el cine Aurora sería un "ataque con falsa bandera"), se trata de la manipulación de la tasa Libor, índice de referencia para hacer transacciones monetarias en todo el mundo, en beneficio de los bancos más importantes, y cuyas implicaciones llegan hasta el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner.

La tasa Libor (London Interbank Offered Rate) mide cuánto deben pagar los bancos para tomar prestado de sus competidores, a través de una encuesta bancaria diaria que se les realiza a los principales bancos en Londres, en la que se les pregunta el tipo de interés que pagarían por un préstamo interbancario, antes de las 11 de la mañana (hora de Londres). Según palabras de la BBC, la tasa que tiene que pagar cada entidad es un reflejo de la percepción de sus rivales sobre su fortaleza financiera. En realidad es una medida de la credibilidad del banco entre los demás bancos (aquí la explican con dibujitos... pero en inglésaquí de una forma más extensaaquí con palabras más suaves, sobre todo en los comentarios)

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La tasa Libor se remonta a la década de los 80s, y a decir de algunos, era una época en que los ejecutivos financieros se comportaban como verdaderos caballeros ingleses y sus tratos eran honestos. Así fue que la tasa Libor se convirtió en un índice referencial confiable y esencial para los servicios y productos financieros en todo el mundo, como préstamos estudiantiles, hipotecas y créditos. Por eso el índice Libor afecta tanto a los sofisticados inversionistas como a los consumidores más comunes. Lo que está pasando ahora, es que sale a la luz que esos tratos entre caballeros han dejado de ser honestos, y por lo menos desde los últimos diez años los bancos más grandes han hecho un uso fraudulento de la captación de intereses, mediante la manipulación de la tasa Libor, proporcionando datos falsos que hacían ver sus balances más saludables de lo que realmente eran.

El escándalo se desata cuando se descubren que los agentes del banco Barclays, el principal de la Asociación de Bancos Británicos (que regula la tasa Libor), habían solicitado a sus compañeros encargados de fijar las tasas, que beneficiaran las posiciones del banco en el mercado, para su beneficio propio. Los correos electrónicos hallados mostraron conversaciones como las siguientes:

“Si no es muy tarde, si bajas la postura de 1m (un mes) y la de 3m (tres meses) sería bueno. Por favor, siéntete libre de decir 'no', de todas formas los cafés ya van en camino para agradecerte la ayuda en las semanas anteriores”. El otro respondió: “Hecho. Por ti, gran chico”. 

“Cuando me retire de este trabajo, escribiré un libro en el que tu nombre aparecerá en letras de oro. El otro replicó: “preferiría que mi nombre no apareciera en ningún libro”. 

“¡Te debo una grande, amigo! Un día después del trabajo pásate a mi casa y abrimos una botella de Bollinger”.

"Por ti, lo que sea", decía otra respuesta a una petición de ajustar las cifras. Así, entre botellas de champán y cafés se gestaba la mayor estafa bancaria de la historia, en perjuicio de millones de bolsillos ciudadanos.

Barclays ha aceptado pagar 450 millones de dólares como multa, aunque esa cantidad es ridícula comparada con las transacciones realizadas. A los más de 16 bancos investigados en principio se suman también los bancos alemanes, y la noticia de hoy es que el Royal Bank of Scotland admite estar también implicado. Trascendió que Geithner, hoy secretario del Tesoro de EUA, siendo presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York presionó al Banco de Inglaterra en junio de 2008 para "arreglar" la tasa de interés, además de ocultar información sobre la manipulación del indicador.

Poco sabemos de las motivaciones del asesinato masivo en el cine de Denver, pero es menos lo que sabemos y entendemos del escándalo Libor, de la responsabilidad que tiene en la crisis mundial, y las repercusiones que en nuestro bolsillo tiene. Sin embargo, nos ocupa menos todavía.

Por algo se preguntaba Bertrol Brecht: "¿Cuál es entre estos el mayor delito: robar un banco o fundar un banco?". Entre la conspiranoia y los motivos reales para tener miedo, siguen siendo otros los que mueven nuestros propios hilos.

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