La Guadalupana y el Arte Vanguardista de un Humilde Ayate

La imagen táctil de la Virgen de Guadalupe, réplica en bajorelieve para facilitar que los invidentes perciban la figura en el ayate de (San) Juan Diego, descubrió un aspecto relegado de la Guadalupana: su valor artístico.

Se ha debatido mucho sobre los milagros de la tela, las figuras en el ojo de la virgen, la canonización de Juan Diego y por supuesto, la veracidad de la aparición. Pero poco se había dicho sobre la corriente artística de la pintura. Es Franco Faranda, artista e historiador de arte, y autor de la escultura tridimensional, quien aduce que durante los análisis con tecnología de punta que se le hicieron a la imagen para capturar cada detalle y lograr hacerla tangible, que notó las matrices artísticas que datan del barroco italiano, más específicamente del naturalismo idealizado con que Ludovico Carraci trató de alejarse del manierismo imperante de su época, a partir de su cuadro "Anunciación", de 1584, es decir, más de cincuenta años después de la supuesta aparición de la virgen y de la antigüedad del ayate con su imagen, en 1531. Es decir, que la imagen pintada con sulfato de calcio, ollín de pino, tierras verdes y otros pigmentos, como dijo un experto que realizó un análisis de estereomicroscopía en el 2002, estaba adelantada más diez lustros a las corrientes plásticas de Europa.

La Morenita ha seguido ocupada y realizó más apariciones a los juandiegos del siglo XX y XXI en las losetas del suelo de la estación Metro Hidalgo, en los vidrios de edificios gabachos, en espejos de hoteles, piedras, comales, tomates, tinacos, árboles y hasta en los platos de los hornos de microondas (y hasta en Letras Libres ha habido apariciones virginales que casi les quita lo aburrido, pero hay de milagros a milagros y ese parece ser de los difíciles).