sábado, 29 de enero de 2011

Paseo Dominical al Sol Naciente


Dentro de los festejos por los 400 Años de Amistad de México y Japón, la asociación civil ASEMEJA llevó a cabo la premiación del concurso fotográfico Mis fotos de Japón, en las que participan los exbecarios de los cursos de entrenamiento técnico de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) que se llevaron a cabo en el 2010.

JICA fue fundada en 1974 con el objetivo de contribuir al desarrollo económico y social de países en vías de desarrollo, teniendo entre sus iniciativas estos cursos de especialidades técnicas. ASEMEJA es la asociación que reúne a los socios exbecarios.

(Imágenes del concurso del año anterior)

Tuve la suerte de asistir al coctél de premiación en la Casa Galván (en un bello edificio art noveau de la col. Roma, restaurado por la UAM para servir como centro cultural), ver las fotografías participantes y diseños de artículos hechos por becarios que aplicaron lo aprendido en los cursos, así como escuchar significativas palabras que exaltaron la amistad y la buena relación entre ambos países, pero algo que me dejó por completo admirada, fue el espectáculo danzístico con que se amenizó el evento, incluyendo tres danzas tradicionales interpretadas por Emi Demura -descendiente de japoneses-, que transmiten el misticismo de la cultura del pueblo de Japón, no pude grabarme el nombre de todas pero encontré un video con una de ellas y se las dejo para que lo disfruten: la Danza de las Cuatro Estaciones.



Casualmente, un par de días antes asistí a la exposición Viajes, miradas del mundo por fotógrafos japoneses, en que cinco fotógrafos y un videoasta narran visualmente su recorrido, no sólo por Japón, sino por India, Portugal, México y Francia, plasmando en imágenes sus impresiones, con tanta poesía como si bordaran versos, desde paisajes urbanos al Monte Fuji, con ángulo inéditos. Les dejo algunas de muestra:






jueves, 27 de enero de 2011

De Tapas y Botanas



Les voy a contar una historia:

Cuando el rey español Alfonso XIII visitaba la provincia de Cádiz, junto a su comitiva se detuvo en el mesón "Ventorillo del Chato" para tomarse un vino de Jeréz en la terraza, dada la fuerza del viento de levante característico de la zona, el mesonero se las ingenió para cubrir el vaso real con una loncha de jamón, de las que había dejado en un plato a disposición del rey, evitando con esto que la arena o el polvo ensuciaran el trago del rey, quién preguntó extrañado: -¿Y esto qué es?-, recibiendo como respuesta: -Es la tapa, Majestad-. Gustó tanto al rey que cuando el mesonero le ofreció otra copa, aceptó con agrado, cuidando bien de agregar: "Pero con tapa".

Y es así que, por disposición real, en España las bebidas se acompañan con tapas, aperitivos que forman parte de la identidad de su gastronomía.


Aunque hay que aclarar que esta bella historia, que a mí me ha dejado encantada, es sólo uno de los posibles orígenes de las tradicionales tapas españolas, y quizá sea el menos probable, pues hay evidencias de que ya se utilizaban rebanadas de pan o comida para tapar los vasos desde el siglo XVIII (o incluso antes, como se puede leer en la novela Lazarillo de Tormes, publicada en 1554). Otro posible origen atribuido a la realeza es el que se le atribuye a Alfonso X en la Edad Media, a quien como parte de su tratamiento para recuperar su salud, se le recomendó ingerir pequeñas cantidades de vino durante todo el día y para evitar los efectos del alcohol, los acompañaba con pequeñas porciones de comida, tras lo cual -y dado el buen resultado que el "tratamiento" tuvo- dio la disposición de que todos los mesones de Castilla acompañaran sus bebidas con raciones mínimas, para "tapar" los efectos del alcohol. Aunque un origen muy lógico sería el que habla de las necesidades de los jornaleros y labriegos, que se mantenían en sus extenuantes jornadas agrícolas haciendo varias comidas ligeras y acompañando estas con un revitalizador sorbo de vino.


Como sea, "Ir de tapas" o "ir de tapeo" es una buena costumbre española a imitar -je-. Y es una costumbre que también se da en otros países y en otras culturas, aunque se les llame de diversas maneras, como: abrebocas, antipasto, aperitivo, canapés, piscolabis, refrigerio, tentempié, entremés, ambigú, entradas, bocadillos o botana. Esta variedad de nombres y presentaciones nos dice que en muchas partes se tiene acostumbrado abrir apetito con un ligero bocado acompañado de una bebida. Algunos historiadores mencionan a los atenienses como los primeros en servir platillos reducidos en base a vegetales, pescado y mariscos, los romanos siguieron una costumbre similar antes de dar comienzo a sus banquetes. El famoso antipasto italiano se remonta al siglo XVI con los doce libros de cocina La singolare dottrina, en donde aparecen tanto las recetas y los ingredientes, así como el efecto en la salud.

Y nuestra tradicional botana tuvo origen en el afortunado mestizaje culinario y cultural que se llevaba a cabo en el puerto de Veracruz, lugar de encuentro de la cultura peninsular con la indígena, con la feliz combinación de los productos de origen español con los nativos, especialmente con la llegada de ultramarinos y los productos regionales. Aunque cabe precisar que en una buena cantina mexicana, la frugalidad de la botana ya no es una característica, y la vastedad en el menú que se ofrece al bebedor tiene mucho que ver con el éxito y la fidelidad que el establecimiento obtenga. Así, una cuba, una bola de cerveza, un coctél o un caballito de tequila, da el derecho a preguntar qué se tiene de botana, que es más bien una comida de tres o cuatro tiempos y que generalmente comienza con un caldo de camarón, un consomé o una sopa, si el sitio es tradicional respetará el incluir en la entrada las entrañables quesadillas de papa, posteriormente se podrá elegir entre el espinazo en chile verde con verdolagas, las albóndigas en chipotle, la pata en vinagre, la carne a la tampiqueña, tacos dorados de barbacoa o el bacalao a la vizcaína, quizá con los próximos tragos llegue una paella, un chamorro estilo carnitas, callos a la madrileña o caldo de pancita (variaciones exquisitas del mismo ingrediente: vísceras de cerdo), una mojarra al ajío o el señorial pollo con mole.

Pero tristemente hay lugares en que el menú no se incluye en el mismo precio de los tragos, en ese caso, un tazón o una charola con cacahuates, chicharrones y papas, puede ser lo único con que el local nos quiera seducir para seguir bebiendo.

En honor a uno de los posibles orígenes de esta costumbre, brindemos con el coctél Alfonso XIII

Kahlua: 1 onza
Hielo en cubos
Leche Condensada: 4 onzas
Vaso mediano

El orden es: los hielos, la leche, y lentamente el licor de café.

sábado, 22 de enero de 2011

Paseo Dominical Carnívoro y Libertario


El Antiguo Palacio del Arzobispado es hoy el Museo de la Secretaría de Hacienda, utilizado como recinto cultural para eventos musicales, exposiciones plásticas, conferencias y proyecciones táctiles para personas con discapacidad visual. Contiene además la colección Pago en especie, con las obras destinadas por artistas para pagar sus impuestos.

Pero hoy lo que quiero es comentarles de dos exposiciones colectivas, la primera es Libertades, que toma como base conceptual al Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana, con reflexiones nada complacientes y posicionamientos de protesta mediante la pintura y la escultura, de parte de los artistas participantes, que parecen recrear ese reclamo masivo que el año anterior se produjo antes los festejos oficiales: "¿Qué hay que celebrar?". Entre las pinturas que a mí me dejaron más impactada fueron las de Daniel Lezama, en ellas reinterpretaba los elementos del escudo nacional, los colores patrios, el asta bandera y otros símbolos de la mexicanidad, confrontándolos con la realidad social actual. No encontré en la red ninguna de estas pinturas, pero les dejo otras que muestran su descarnado, irreverente y al mismo tiempo atractivo y repelente estilo de impecable destreza técnica.


La segunda es Carne. Y es una maravilla. Una obra de arte desde el mismo trabajo de curaduría. Organizada por Arturo Rivera, destacado artista plástico mexicano en la actualidad, la exhibición muestra todas las posibles reacciones ante los tejidos musculares, humanos o animales. La gula, el placer, el hartazgo, la lujuria, el miedo, la culpa, la perversión, la inapetencia, la autofagia, el dolor, la irritación, la avidez... la muerte, la vida.

Creadores entre los que se encuentra nuevamente Daniel Lezama, así como Sergio Garval y el mismo Arturo Rivera (que también participan en la de Libertades, con algunas de las obras más notables), entre muchos otros, que incluyen al mísmisimo Manuel Álvarez Bravo. No son obras fáciles, no son obras "bonitas", son visiones incómodas, dolorosas, impertinentes, que retratan la naturaleza humana y sus contradicciones, que mueven a la introspección y al análisis interno.

La herida, Arturo Rivera. 2009


Los hijos de Caín, Sergio Garval


Exquisitos pepenadores, otra muestra del trabajo de Sergio Garval

También vi la exposición México 200 años, en Palacio Nacional, pero esa es más convencional (aunque muy aleccionadora sobre la historia de nuestro país, sólo por eso ya vale la pena... pero muy castrosa la supervisión de los de seguridad, a todos tratan como terroristas potenciales, vayan un día que amanezcan con sobredosis de paciencia).

La cartelera cultural de este mes en el Museo de Arte de la SHCP. La entrada es gratuita de martes a domingo, estas exhibiciones estarán hasta el 5 de febrero.

Y como soy bien pinche oportunista, les dejo el enlace a un poemita que tengo en construcción, y que también habla de carne y piel y fluidos y cosas de esas. Empieza así:

"Cadáver de tierra infértil / drenado por la sequía / mi cuerpo se vuelve llaga..."

miércoles, 19 de enero de 2011

Portadas de las Revistas Love y V Magazine


Este es un post emergente, en realidad ando trabajando para que vuelvan los Jueves de Dossier, pero en eso de checar información me encontré con novedades en el terreno de las revistas femeninas.

Pero déjenme les echo uno de mis rollos tan preciados por todos -je-:

Siempre he leído revistas femeninas, desde las muy sosas Tú y Veintitantos, a las castrantes Cosmopolitan y Vanidades (claro, con todo y novelita de Corín Tellado, de quien ya hablamos por aquí), las antievolutivas Kena y Buenhogar, y las elitistas Elle, Claudia, Paula (que no pegó) y Marie Claire, que a mi gusto es la mejor que se edita en México (sin que eso signifique que sea realmente buena); en casa siempre hubo hermanas y primas mayores aficionadas a sus páginas, así que crecí habituada a leerlas; yo misma tuve una compulsión a principios de los noventas por ellas, curiosamente mi compulsión surgió por revistas alternativas y revistas feministas, pero eran tan escasas que tenía que rellenar mi avidez con algunas más, hasta que en los anaqueles de Sanborn´s encontré unas femeninas de origen español, muy buenas, pero igualmente la compulsión me llevó a comprar las locales, las compraba una a una durante todo el mes, a medida que iba terminando de leerlas (su información es tan intrascendente y frívola que puede leérselas en una tarde)... afortunadamente me quedé sin trabajo y así terminó mi adicción al quiosco de periódicos.

Bueno, el asunto es que sé de revistas femeninas, y así como celebro que ha habido intentos de llevar un poco de profundidad al rubro, acercándose a temáticas que van más allá de la belleza, moda y técnicas de seducción, así también celebro que se innove también con un lenguaje visual más propositivo, como ahora lo vienen haciendo las revista inglesas LOVE y V Magazine; aunque todavía no hay una versión para el mercado latinoamericano (pero si hay una V Spain), estoy segura de que su ejemplo puede influenciar para que cambie la aburrida y desgastada oferta local.

Ya aquí discutimos sobre las portadas de V Magazine, en que señoronas como Susan Sarandon, Jane Fonda y Sigourney Weaver les quitan el espacio a las topmodels postpubertas (le cid nos explicaba muy sesudamente que es mera estrategia de mercadotecnia, yo alegaba que aun siendo así es una tendencia favorable al ensanchar el canon estético); mostramos en ese mismo post la que en esa revista le hicieron a la actriz Gabourey Sidibe, a quien le fue negado el espacio en Vanity Fair y fue "blanqueada" en Elle (que este mes volvió a hacer lo mismo con la actriz Aishwarya Rai, considerada la mujer más hermosa del mundo), otros ejemplos de como experimentan en V Magazine son las portadas en su versión española con Lady Gaga (quien repite este mes en su portada pues fue su madrina en el primer número), y la que en su momento hicieron en la versión inglesa con Cameron Díaz:


De Love ya pusimos aquí una imagen de su primera portada (también en ese post), con la rozagante Beth Dito cubriéndose apenas con la tipografía. En su número 3 lo que hicieron fue una serie de portadas con modelos insuficientemente cubiertas por franjas delgadas, añadiendo la información sobre sus medidas en la parte inferior, entre las modelos destacaban las eternamente bellas Naomi Campbells y Kate Moss, que no dan muestras de estar rondando ya los 40 años.

Y es Kate Moss quien da la nota estos días, al mostrarse en la nueva portada de esta revista besándose con la que es una de las sensaciones del momento: la modelo transexual Lea T (quien ya había provocado que se alzara más de una ceja al desnudarse para la Vogue francesa):


Pero quizá habrá que voltear a ver también a los fotógrafos responsables de esta imagen, que son también los autores de la foto de Cameron Díaz y de las fotos de Naomi, Kate y las otras modelos desnudas: Mert & Marcus (de quienes les dejo un enlace a algunas de las fotos de su serie Call of the wild).

Y por si les da flojerita checar en cada enlace, aquí les pongo una mini exhibición de las portadas que les menciono:




lunes, 17 de enero de 2011

A Propósito de los Propósitos


I.
Me levanto temprano a caminar por las calzaditas asfaltadas de la vía ciclista y los caminos hechos al andar en los pastos del Bosque de Aragón. Hace frío, casi hay niebla. Los tímidos rayos del sol se cuelan por las ramas de los árboles, rompiendo la opacidad del paisaje; hoy, sólo mi perra y yo andamos por esta parte del bosque, ella corre libre de cadenas, pero no libre de apegos: detiene su loca carrera detrás de una ardilla para esperarme, o interrumpe sus ladridos a los patos en el lago para darme alcance; normalmente a mí no me cae tan bien, está en la casa contra mi decisión y fue demasiado consentida los primeros meses, por lo que su conducta no es la mejor, pero a raíz de estos paseos nuestra relación ha mejorado y también me alegro cuando corre a mi encuentro; a pesar del lastimoso deterioro de las zonas del lago y el bosque, hay unos tramos que son casi idílicos, perfectos para ensoñaciones bucólicas... paradojicamente, sólo me hace falta un cigarrito para que el momento sea perfecto -je-. Pero en vista del contrasentido me conformo con mis pulmones oxigenados, complaciéndome con el calorcito que gradualmente me inunda el cuerpo.

II.
Espero en el Sanborn´s de los Azulejos frente a una taza de café, mientras termino mi segundo libro del año: Piratas y Emperadores, de Noam Chomsky, libro relegado el año pasado en el anaquel de Inconclusos; el primer libro del año fue Rey Jesús, de Robert Graves, y los dos fueron préstamos, así que terminarlos supone una doble satisfacción, no quedo mal con mis amigos y tuve dos lecturas enriquecedoras, de esas que llegan a transformar tu forma de interpretar el mundo. Distraigo la impaciencia jugando con mi celular -lamento no tener un aparatejo moderno que me permita tuitear o checar mi mail, mi teléfono es tan sencillo que apenas me sirve para mandar mensajes-, por primera vez considero comprar uno más sofisticado (siempre he renegado del celular, y si tengo es porque santa claus y mi familia quieren que esté localizable), rompo mis propios récords de tiempo en Sudokus y Solitarios. Sólo me hace falta un cigarro para que la espera no sea tan incómoda. Por fin llega quien espero y me trago los reproches innecesarios, luego anulamos la distancia que nos separa del Palacio de Bellas Artes. Es el último día de la exposición de Saturnino Herrán, ver el friso en tamaño real de Nuestros Dioses es el clímax a la contemplación de su exquisita obra. Un aspecto que agradecí conocer fue su faceta de ilustrador (sólo encontré en la red una muestra de su trabajo en esa área, curiosamente es de 1918, el año de su muerte, y su autorretrato con una calavera detrás parece un presagio).


Otro café en la terraza del Sears, con la espléndida fachada del Palacio de Bellas Artes al frente, es el modo ideal para hablar de las impresiones sobre la obra de Herrán, sobre su visión del sincretismo religioso y cultural que da origen a nuestro mestizaje, y sobre los rostros masculinos de sus tehuanas, de sus floristas, de sus criollas... mujeres de rasgos suaves pero andróginos, uno de los misterios de las pinturas de Saturnino Herrán. Acompaño a mi café con crema irlandesa, de un bagel de tres quesos. Pero lo más sabroso es la sobremesa.

III.
Me siento a fumar en una banca de piedra en la calle de Madero (ahora convertida en una vía peatonal), quedo enfrente de la entrada al Antiguo Palacio de Iturbide, remodelado por el Banco Nacional de México y destinado como centro de exposiciones culturales desde principios de los años 70. Después de admirar su hermosa fachada, no me resisto y me dejo invitar a la muestra Independencia y Revolución. Historia y Arte Popular. Escenas de estos dos sucesos históricos se recrean con madera, barro, plata, cobre, fibras, cera, concha nácar, amate, cartón, vidrio, hierro, hueso, loza e hilos de algodón, con la paciencia y el ingenio de los artesanos mexicanos. Mis favoritos: un cuadro con los pasajes de la lucha independentista de Morelos, pintados sobre concha nácar, la colección de figuritas de barro con todos los presidentes mexicanos, la iglesia de Dolores con escenas de la vida de Hidalgo, un árbol de la vida de hierro forjado, escenas de la vida cotidiana de principios del siglo XX hechos con filigrana de plata, un ajedrez con los insurgentes de un lado (El Pípila entre los peones) y con el ejército realista del otro, y el árbol de la vida con los niños durante la Revolución. No se queden con las ganas de saber de qué hablo, si pueden vayan a verla, es una muy buena forma de aprender nuestra historia.

IV.
Camino a lo largo de toda la emblemática Avenida Juárez, una exposición sobre la ciudad sustentable (entre la Alameda Central y el Parque Solidaridad) me dice como trabaja el gobierno del Distrito Federal para que los chilangos vivamos en un espacio más funcional, las maquetas esplendorosamente trabajadas hacen ver la ciudad como un lugar de ensoñación y progreso, pero una calle más adelante, los trabajos para la nueva línea del Metrobús devuelven la realidad: la ciudad es un monstruo que se traga a sí mismo. Sin embargo, la nueva Avenida de la República sí luce soberbia, llevando hacia la plaza del mismo nombre, donde se erige el remozado Monumento a la Revolución. No llego hasta la plaza a pesar de que seducen la fuente de agua, cuyos chorritos se hacen grandotes y se hacen chiquitos mientras son iluminados con focos de colores, y las risas de los paseantes más valientes que corren entre ellos, desafiando el frío, pero no, yo me detengo antes de cruzar la esquina y me interno en el teatro Julio Jiménez Rueda, donde por segundo fin de semana consecutivo se lleva a cabo el XXIII Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro. Hasta este día he visto seis obras de desigual resultado, aunque aun las obras menos afortunadas me han dejado algo, es lo bueno del teatro: las emociones son casi tangibles, vívidamente cercanas, a diferencia del cine y la televisión, el teatro incluye al espectador dentro del mismo espectáculo, uno también es un actor de la puesta de escena, aunque pasivo y silente, la presencia del público juega un rol importante. Las compañías teatrales que participan en este encuentro no son profesionales, son grupos amateurs que suplen con entusiasmo la falta de recursos, y eso es algo que se agradece como público, se nota el nerviosismo de estar en un teatro grande, es palpable la entrega ante la oportunidad de ofrecer su trabajo a un público numeroso... y algunos son tan buenos como los que ya tienen un nombre capaz de soportar una marquesina. Como los de esta vez. Disfruto tanto las obras que hasta siento pena por los que no las vieron. Al final los aplausos sonoros son más que merecidos, los más obsequiosos se ponen de pie, escucho opiniones de quienes han asistido a todas las funciones que han sido las mejores hasta el momento. Me alegro de haber asistido y me da más regocijo saber que queda otro fin de semana más, espero hayan dejado los platos fuertes para el final y me relamo los labios anticipando su disfrute.

Cada año, repito algunos viejos propósitos que malcumplí el año anterior: tener una vida más sana, leer por lo menos un libro a la semana, ir por lo menos una vez al mes al teatro (o algún espectáculo cultural), y por lo menos una vez al mes a un museo; otro propósito que me hice este año es probar sabores nuevos, lo ideal sería conocer gastronomías de otros lugares, pero también quiero darme pequeños lujos, como satisfacer un antojo o preparar un platillo nuevo... junto con pegado de este propósito es disfrutar más la compañía de las personas a la vez que convertirme en alguien más "disfrutable" para los demás. Es muy pronto para cantar albricias todavía -je-, pero les comparto estos hallazgos que encontré en este buen inicio de año y mes.

viernes, 14 de enero de 2011

Ampellmann, el Hombrecillo de la Luz Verde


Hace tres años se dio la noticia de una intervención artística callejera muy peculiar en Praga: muñequitos de semáforo que bebían, dormían y orinaban ¡en plena vía pública!, el autor era un joven artista que decía querer liberar a esta figura de su camisa de fuerza.


Sin embargo, algo que este joven parecía ignorar, es que todos los muñequitos de semáforo del mundo se originaron en un símbolo de frescura y libertad: Ampellmann.


Obra del diseñador gráfico Karl Plegau, que en 1961 trabajaba como Psicólogo de Tráfico en Berlín (del lado oriental), siendo su labor evitar accidentes, pensó que las señales de tráfico debían ser comprendidas por todos los peatones, sin importar si eran niños, personas con discapacidad, ancianos o no alfabetizados, por lo que presentó un proyecto que incluía semáforos para las personas que iban a pie. Lo que le dió luz verde ante las autoridades comunistas al hombrecito rechoncho y con sombrero, fue precisamente que personificaba al obrero próspero de la Alemania Oriental. Y esta apariencia lo hizo simpático al pueblo germano-oriental, que lo adoptó como el ícono de su cultura pop.


La efectividad de su mensaje al decir "Siga" y "Alto", lo hizo ser imitado en todo el mundo urbanizado, y tras la reunificación alemana en los noventa se impuso al intento de ser sustituido por su versión capitalista y light: su versión alemana-occidental era más delgado e impersonal, sin ese paso alegre, o esa posición en reposo pero no sin vida. Un comité para su rescate fue creado por el mismo pueblo alemán, logrando devolverlo a los semáforos, ahora de toda la capital.


Así, el mayor símbolo de la cultura popular de la Alemania socialista se impuso al capitalismo... pero no al consumismo. Sin embargo, a Plegau no le benefició el hecho, pues otro diseñador se apropió de los derechos de la figurita que ahora es el protagonista del merchandising alemán. Aunque a su creador le daba más satisfacción que se comprobara que la figura era más efectiva para prevenir accidentes, ademas de ganarse "el derecho a representar los aspectos positivos de un orden social fallido"; Ampellmann es además la mascota de la nostalgia de la era socialista y el logo oficial del festival artístico que se llevó a cabo por los veinte años de la caída del Muro de Berlín.

miércoles, 12 de enero de 2011

Una Imagen, Mil Palabras: Kevin Carter y los Buitres.


"Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña".
Kevin Carter.

Tal vez la historia la conozcan así:

Un fotógrafo ganó el Pulitzer por la foto de una niña víctima de hambruna, que se arrastraba hacia el centro de abastecimiento a diez metros de distancia, con un buitre detrás esperando ansioso su muerte para devorarla, el fotógrafo se suicidó después al no soportar la culpa por no haberla ayudado.


Así nos la han vendido. Y lo creímos todo. ¿Por qué?, quizá porque es más fácil expiar nuestras propias culpas al ver a otros pagarlas. Porque es difícil estar ante esta fotografía, en un sofá viendo la tele o frente a la pantalla del computador, con el estómago sin gruñir de hambre y con los labios sin partirse por la sed. Entonces, es un alivio acusar al fotógrafo de indolencia, de indiferencia, de frialdad: "¿Por qué no la ayudó?", nos preguntamos. "¿Cómo no la salvo?", nos decimos indignados, quizá realmente convencidos de que, de estar en su lugar, nosotros sí lo hubiéramos hecho. Quizá por eso su suicidio nos reconforta un poco... claro, y es que no es posible ser tan inhumano... tarde, pero lo alcanzó el remordimiento al final... porque la culpa de ser también un buitre a la caza de la foto llegadora, efectista y climática fue más fuerte.

Pero la historia no fue así.

Kevin Carter era miembro de un grupo de cuatro fotógrafos dedicados a retratar los conflictos de la Sudáfrica durante el apartheid (The Bang-Bang Club), ya había recibido anteriores premios importantes por su labor fotográfica antes de ganar el Pulitzer en 1994, incluso no era el primero del grupo en ganar el importante premio (su amigo Ken Ooesterbroek, considerado el mejor fotógrafo de su generación, ya había ganado uno en 1991); sus compañeros y él retrataban la brutalidad de la segregación racial en el marco de la rebelión en los guetos, se distinguían de la mayoría de periodistas gráficos que hacían la misma labor, por tener la piel blanca y una total entrega a su labor, sin importar el riesgo que corrieran (su lema era "primero está la foto, luego la seguridad"), de ahí el nombre que recibieron. Ejecuciones públicas, linchamientos, incendios provocados y tiroteos entre bandas o guerrillas, fueron algunos de los eventos que mostraban al mundo la violencia de los suburbios sudafricanos a causa del apartheid, para su exhibición y condena.

Tanto para aliviar la tensión de su profesión, como para ganarse la confianza de los guerrilleros con los que debían de tratar, los jóvenes fotógrafos fumaban marihuana y una mezcla más peligrosa: la pipa blanca, que mezclaba la yerba con tranquilizantes químicos, y que tiene efectos mucho más nocivos. Carter tenía, además, una personalidad muy conflictuada, con tendencias suicidas que años antes lo habían llevado a un intento fallido por terminar con su vida. Estaba también la exposición casi sistemática al riesgo de ser una víctima mortal de la violencia que retrataban.

En mayo del 93, Carter y uno de sus compañeros viajaron junto con una comitiva de las Naciones Unidas a Sudán, para capturar imágenes sobre la hambruna provocada por la guerra civil. En una escala hacia su destino final, pararon en la aldea de Ayod. Ahí, mientras la comitiva entregaba alimentos en un centro de abastecimientos, los dos fotógrafos aprovecharon al máximo los minutos que tenían para buscar imágenes, su amigo trató de retratar a los guerrilleros, Carter encontró a la pequeña niña en el suelo, entre buitres que esperaban su ración de carroña. Algunas versiones dicen que esperó veinte minutos en silencio, para no espantar al buitre, tratando de capturar el momento en que extendía las alas, pero otras dicen que sólo buscó el ángulo adecuado para encuadrar en la misma foto al buitre y a la pequeña. Su compañero, Joao Silva, cuenta que sí espantó al buitre y que al contárselo lo hizo llorando, diciendo que quería abrazar a su hija. Pero Silva revela un detalle más que cambia en todo la historia: la niña no se estaba arrastrando para llegar al centro de abastecimiento de comida, estaba defecando en el estercolero donde todos los refugiados hacían sus necesidades, no era la única persona ahí (y por lo mismo, no estaba desamparada ni en peligro inmediato de muerte), y el buitre no esperaba para devorar su cadáver, sino las heces que dejaría.

Esta versión se comprueba con el trabajo posterior de dos periodistas, que después visitan la zona y sacan una fotografía similar, pero sin el efecto de la foto de Carter:


En cambio, la fotografía de Carter fue publicada en el New York Times, él fue nominado al Pulitzer, fue cuestionado y juzgado con severidad en todo el mundo por su deshumanización (al asumir que no había ayudado a la niña), murió su mejor amigo y compañero del Bang-bang Club, el talentoso Ken Ooesterbroek, cubriendo un conflicto en un barrio sudafricano que él dejó para ir a recibir aplausos por obtener el Pulitzer, sufrió una crisis personal agravada por su adicción... y días después de recoger su premio, conectó una manguera al tubo de escape de su coche, aparcado en la orilla del río en la que jugaba de niño, dejando en el asiento del copiloto una carta que decía: "Estoy perseguido por recuerdos vívidos de muertos, de cadáveres, rabia y dolor".

Todavía, la versión de que lo mató la culpa al no ayudar a la niña para no ser devorada por el buitre, continúa propagándose (a pesar de la difusión de la versión verídica, que incluye un documental premiado por la Academia de las Artes), ensuciando la memoria de un fotógrafo que denunció el apartheid y los efectos devastadores de conflictos bélicos en la población civil, arriesgando su propia vida y estabilidad emocional.


Inflexible juicio de quienes, lejanos a esa terrible realidad, se sienten con la solvencia moral para juzgar su ética y humanismo, desde la comodidad de un recinto techado, con la comida al alcance y con la tranquilidad de conciencia de quien nunca se ha visto orillado a tomar una decisión, mientras es confrontado con el sufrimiento y la violencia extremos.

lunes, 10 de enero de 2011

Linda Lovelace


"Cuando ven la película Garganta profunda, me están viendo ser violada. Es un crimen que la película continúe mostrándose; había una pistola apuntando a mi cabeza todo el tiempo".
Linda Lovelace.


Dos accidentes automovilísticos acabaron con la vida de Linda Susan Boreman, el primero de ellos cuando tenía 21 años y durante su convalecencia conoció a Chuck Traynor, su futuro marido, manager... y proxeneta. De la mano de él, bajo su dirección y mediante coacción, se inició en la prostitución y en la pornografía hard core.

A los 23 años protagonizó la primera película de exhibición comercial que incluía actos de felación y sexo anal, además de mostrar el sexo femenino depilado. La película se llamó Garganta profunda y tuvo rotundo éxito comercial, tanto que provocó los esfuerzos de la administración del presidente Richard Nixon por prohibir su difusión y enjuiciar al director y productor, finalmente, fue el actor protagonista el condenado a cinco años de cárcel por cargos de obscenidad, pese a la campaña a su favor de actores como Jack Nicholson, Gregory Peck y Warren Beauty, que se manifestaron en contra de lo que consideraron una ataque a la libertad de expresión. Curiosamente, Garganta profunda fue el apodo que recibió el informante anónimo que provocó el Watergate, escándalo político desatado unos días después del estreno, y que provocó la dimisión de Nixon a la presidencia estadounidense, al comprobarle actividades ilícitas de espionaje político y sabotaje.

Garganta profunda es la película pornográfica más famosa y más influyente, además de ser la primera en incluir sexo oral y anal, también fue la primera en tener un guión y un desarrollo argumental, y es considerada uno de los mejores filmes eróticos. Fue financiada por la mafia y recaudó el equivalente a 600 millones de dólares, lo que la convierte en una de las más rentables en toda la historia cinematográfica. Fue también la primera película pornográfica en transmitirse en televisión abierta, por la televisión holandesa en 2002, bajo el contexto de una noche temática. Tanto la película como el título, forman parte de la cultura popular.

Linda acusó a su marido de haberla obligado a participar en esa película a punta de pistola, además de someterla a otros abusos físicos y sexuales, incluso dice haber sido iniciada en la prostitución durante una violación masiva, y haber participado en películas pornográficas bajo amenazas de muerte hacia su familia. Una de esas películas incluía actos de zoofilia. Algunos actores y miembros de la producción de la película Garganta profunda corroboran el abuso físico y psicológico hacia la actriz, así como el carácter sádico de su esposo. Sin embargo, hay también otros que desmienten su versión.

Tras su divorcio, Linda se convirtió en activista del Movimiento antipornografía y feminista radical, dando conferencias sobre su experiencia. Posteriormente diría que también las autoras feministas que escribieron sobre ella sin participarle de sus ganancias económicas, hicieron dinero con ella como sus antiguos explotadores. También se divorciaría de su segundo esposo alegando maltrato hacia ella y sus hijos (un primer hijo, que tuvo a los 20 años, fue entregado por su madre en adopción sin tomarla en cuenta y bajo el engaño de que sólo era una custodia temporal). En la actualidad se filma una película basada en su vida, barajeando varios nombres de actrices para personificarla, después de que Lindsay Lohan fue descartada para completar la filmación por sus problemas de adicciones.

En 2002, Linda murió en un accidente automovilístico. Hoy cumpliría 62 años.

domingo, 9 de enero de 2011

Paseo Dominical Decadente

Se cumple un siglo de que el hijo de un noble español, el austriaco Marqués Franz Von Bayros, se hizo famoso cuando uno de sus portafolios de dibujos eróticos (The tales of the dressing table) lo llevó a juicio en 1911 en Alemania, y de ahí, el exilio consecutivo de varias ciudades europeas, escandalizadas por los alrededor de dos mil dibujos de mujeres en situaciones sexuales, en los que mezclaba un estilo rococó con el del Movimiento Decadente.



viernes, 7 de enero de 2011

Échale un ojo: 101, 102, 103, 104.


A la cápsula de la estupenda serie Imaginantes, con José Gordón, en que hablan sobre la novela de Juan Rulfo (hoy es el aniversario luctuoso del escritor que mejor describió los murmullos de los muertos, aquí en El Fanzín hablamos de su faceta de fotógrafo... y también hablamos de Imaginantes).

Rollos de papel higiénico sin tubitos de cartón, moda de tatoos temporales, catadores de cervezas, postres brasileños... ¿qué más nos deparará el destino en este 2011? Descuiden, esta vez las predicciones no son mías sino de la cuarta agencia de publicidad y marketing en el mundo (JTW), que nos dice cuáles son las 100 cosas que hay que ver en el año que inicia.

Y por si te perdiste el primer eclipse del año (y de la década), por lo menos no te pierdas la galería de imágenes en The Big Picture de este bello fenómeno natural.

Y para celebrar el regreso de Los Mil y un Enlaces en este principio de año, el final del Concierto de Año Nuevo en Viena 2011, con la Marcha Radetzky de Johann Strauss (padre).

miércoles, 5 de enero de 2011

Eros, Fact, Avant Garde... las Revistas Míticas de Ralph Ginzburg


"Obscenidad o pornografía son delitos sin definición ni víctima. Son una cortina de humo para esconder lo que a uno mismo no le gusta respecto al sexo".
Ralph Ginzburg.

Ralph Ginzburg, periodista, escritor y editor de tres de las revistas más influyentes en las décadas 60 y 70 del siglo pasado, fue encarcelado por cargos de obscenidad al distribuir una de esas revistas por correo.


La revista fue Eros, una publicación trimestral de tapa dura dedicada al erotismo, y que junto a Playboy redefinió la manera de abordar la sexualidad por parte del público norteamericano (y del resto del mundo occidental) durante la época de los 60´s, desencadenando la revolución sexual. Sin embargo, a diferencia de la revista del conejito, la de Ginzburg no se centraba en lo visual, sino abordaba temas eróticos relacionados con la historia, la política, el arte y especialmente con la literatura. Aunque sus portafolios fotográficos también fueron revolucionarios, pues incluyeron la serie de imágenes prohibidas anteriormente de Marilyn Monroe -recientemente fallecida-, y una de amor interracial (tabú en esos tiempos).


La única forma de adquirir esa revista era por correo, y la manera de distribuirla y anunciarla por esa vía fue lo que hizo que lo acusaran de obscenidad en 1963, tras publicar sólo cuatro números (que ahora son míticos).




La segunda revista fue Fact, y Ginzburg cambió al erotismo por la cultura y la política, pero no disminuyó en nada su espíritu provocador, a números que trataban temas incómodos y controvertidos para el ámbito estadounidense, en que denunciaba el conservadurismo discriminador de la revista de selecciones del Reader´s Digest, la represión policíaca, la circuncisión como un barbarismo o en que hablaba frontalmente del matrimonio interracial, le siguió uno en que tras pedir la opinión de mil doscientos psiquiatras, publicaba en base a éstas que el entonces candidato presidencial republicano Barry Goldwater era incapaz para gobernar. Tras su derrota, el ex-candidato presidencial demandó por daño moral, ganando el juicio, aunque la corte fijó la cantidad de 1 dólar como indemnización, Ginzburg tuvo que pagar otros 75 mil por daños punitivos.


La tercera revista fue Avant Gard, y en ella se combinaron los enfoques de sus dos predecesoras, combinando el erotismo con la cultura, el análisis político y el periodismo de investigación, sin embargo, aunque seguía siendo crítico ya no fue tan polémico ni tan abiertamente beligerante, por lo que esta revista no tuvo problemas legales y sí un moderado éxito comercial durante los cuatro años que se publicó, aunque su mayor éxito fue influenciar en el diseño gráfico de la época.


Herb Lubalin, colaborador de Ginzburg en las tres revistas, y responsable del innovador diseño tipográfico -que lo elevó a gurú de la materia-, desde el mismo logo consolidó con esta revista un estilo que marcaría las décadas sesenta y setenta del s. XX. Lamentablemente, el encarcelamiento de Ginzburg terminaría con su publicación.