Se sabe ya que Pixar ganó el premio Óscar a la mejor película animada por Toy Story 3, que también fue nominada como mejor película del año (que está bonita y nada más, nada del otro mundo). Fue con la primera película de Toy Story que Pixar se dio a conocer (en asociación con los estudios de Walt Disney), revolucionando el género de la animación; tal como los estudios Disney lo hicieron en 1938 con la película de Blanca Nieves y los siete enanos, por la que recibió no sólo un Óscar honorífico sino siete réplicas de la estatua, precisamente para premiar la innovación al género que esa película significó, los premios los recibió de manos de la adorable niña prodigio Shirley Temple, la más joven de las premiadas con uno de esos premios.
Se sabe que la unión de Pixar y Disney se dio casi de forma emergente cuando el jefe de producción del departamento de animación fue despedido, y salió de ahí para formar Pacific Data Images, que junto con DreamWorks, de Spielberg, amenazaron el liderazgo de Disney en la animación. Así, Pixar aceptó el reto de crear una película animada entera con imágenes generadas por computadora, siendo Toy Story el resultado. En sus inicios Pixar era tan sólo la división de computación de Lucasfilm (la productora de cine de George Lucas), ya en manos del nuevo rey midas Steve Jobs, pasó de ser una pequeña empresa a una productora que le arrebata el mercado del cine de animación a Disney (de la que está separada desde 2005). Curiosamente, los orígenes de Pixar son muy similares a los de Disney, siendo los cortos experimentales sus primeros pasos, y obteniendo premios y reconocimientos por ellos. El primero de ellos fue Luxo Jr., que seguramente les hará pensar: "¡ah, es por eso!":
También se sabe que la historia de la animación y los efectos especiales tienen orígenes y desarrollos que se mezclan ciclicamente: cuando George Lucas quiso experimentar con nuevos efectos para Star Wars buscó a los responsables de los de 2001, Odisea en el espacio (de Stanley Kubrick), así fundó Industrial Light & Magic, que hizo posibles los viajes de Volver al futuro, el cyborg de Terminator II y los dinosaurios de Jurassic Park. Fue en uno de sus departamentos que se creó Pixar, con John Lasseter al frente. Cuando Stanley Kubrick quiso volver a la ciencia ficción, frustrándose por no saber como poner en pantalla lo que tenía en mente, fue por los tiranosaurios de Spielberg que halló cómo hacer Inteligencia Artificial. Y es Lasseter quien da vida al tiranosaurio cobarde que sigue a Woody y a Buzz Lightyear en sus aventuras.
Y otra cosa que se sabe (si es que la leen desde hace un par de años, aquí o en otros espacios blogueros) es que la malbicho siempre habla de los cortos animados que compiten por el Óscar, que esta año se lo ganó The lost thing, basado en el libro de mismo nombre y que, pese a lo que los dibujitos parezcan, no está dirigido al público infantil. No he visto más que los avances y eso es lo que les puedo compartir. Pero lo que sí les traigo es una maravilla que también estuvo nominada:
Madagascar, carnet de voyage.
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Una animación lejos del estilo infantil o caricaturesco al que nos estamos acostumbrando, que nos lleva de la mano en un viaje por medio de bocetos. No sé qué tan bueno sea el corto ganador del Óscar, si realmente es mejor o si, como en otras categorías, no siempre la mejor película es la premiada, pero sin duda éste es muy destacable.
Y creo que ya todos saben el origen del nombre del premio de la Academia, y seguramente también se sabe que la intención de sus fundadores al entregarlos fue "mejorar la calidad artística del cine, crear una plataforma común para las distintas ramas y oficios de la industria, fomentar la investigación técnica y el progreso cultural" (que como se sabe también, no se ha logrado del todo, por lo menos en la calidad artística); se sabe que esos fundadores fueron Douglas Fairbanks, Mary Pickford y Frank Lloyd, entre otros 36 cineastas, que se reunieron en el comedor del Hotel Biltmore, y en la misma manteleta fue dibujada la figura que tendría la estatuilla. Y seguramente también saben que la entrega de premios provoca enfrentamientos entre las celebridades, debido a la confrontación en las ternas. Pero quizá lo que no saben es cuál ha sido el más grande de esos duelos:
En 1965, la talentosa Julie Andrews se consolaba protagonizando la película infantil Mary Poppins, de la decepción de no haber sido elegida para protagonizar My fair lady en la pantalla grande, cuando su interpretación en las tablas de Broadway había sido muy aplaudida. En lugar de la entonces desconocida Andrews (para el público cinéfilo) se eligió a la adorable Audrey Hepburn, lo que significó más dinero pues su sueldo era mucho más alto, además de que se decidió doblarla al cantar (sin habérselo dicho antes y sin que fuera realmente necesario, a juzgar por las grabaciones originales que luego salieron a la luz). Además de la Hepburn, el papel se consideró para Vanessa Redgrave, Shirley Jones, Angela Lansbury y Elizabeth Taylor, aunque todas hicieron el pacto de no aceptar el papel y así fuera para Andrews, finalmente fue ofrecido a Audrey Hepburn y ella, conforme lo pactado, lo rechazó, sin embargo, la Taylor declaró que ella sí lo tomaría (quería con esto borrar su imagen de rompe-hogares) y entonces Hepburn rectificó su decisión.
Ese año la Academia incluyó a las dos comedias musicales en la terna para mejor película. My fair lady arrasó con ocho premios y Mary Poppins se quedó con cinco, y en cada ocasión los rostros de las dos actrices eran enfocados para captar sus expresivas reacciones, destacando la rivalidad entre ambas. Entre los ganadores estuvo el protagonista masculino, Rex Harrison, que compartió el escenario (y el éxito) teatral con Julie Andrews, y en su discurso agradeció a sus "dos hermosas damas", refiriéndose a las dos actrices rivales. Para el momento de la entrega del premio a la mejor actriz, las cámaras mostraron la inmensa felicidad de una y la depresión de la otra cuando se escuchó el nombre de Julie Andrews, siendo con esto recompensada por la forma en que se le negó el papel, y ganando también la oportunidad de protagonizar The sounds of music, que significó su consagración.