viernes, 3 de marzo de 2017

Por ellas. Por amor a ellas.

Por María José y por María Fernanda. Por Rubí. Y por Marisela, su mamá. Por Lucía, ¿la recuerdas? Durante unos días su historia nos estremeció y nos dolió hasta las entrañas, nos hizo saber que el horror siempre alcanza un nivel más alto. Por unos días, porque luego la vida sigue, la realidad se impone, y hay que buscar qué comer y hay que buscar por quién seguir, por quién reír. Y lo peor, porque otro rostro y otro nombre nos ocupa. Por Fabiola, por Valeria. Por Esmeralda, que sí regresó a su casa. 

Por Fabiola, Fabiola Montserrat, para distinguirla de la primera, la más jovencita, la de los ojos aceituna. Por Janet y sus largas pestañas, por Alondra y su mirada inteligente, su sonrisa llena de entusiasmo. Todas tienen miradas alegres, seductoras, posaban conscientes de lo jóvenes y lo atractivas que eran, pero sin saber que así recorrerían las redes, que así gritarían su nombre, llamándolas. 

Por Marisol, que viajó a Palenque. Por Elizabeth, que se fue a estudiar inglés a Utah y no quiso distraerse con un noviazgo. Por Marina y María José, turistas argentinas. A todas ellas se les olvidó que es su culpa si viajan solas. 

Por Alexa y por Karime, que quedaron de encontrarse en un centro comercial; por Diana, que fue a buscar trabajo a una papelería, dejando encargado a su hijo de dos años; por Mónica, que salió de la secundaria. Por Marifer, que llamó a su mamá desde el departamento de su cuñada. Por Wendy y Lizeth, que no llegaron en plena Navidad. 

Por Claudia Yvett, que por dos minutos de retraso no la dejaron entrar a su trabajo, en una maquiladora de Ciudad Juárez. 

Por Citlally, que era edecán, y salió de su casa hacia un evento al que también convocaron a doce de sus compañeras. Por Georgina, también edecán, rescatada de un table dance. Por Carmen, con sueños de ser actriz, encontrada en un cisterna. Por Leslie, de 20 años, encontrada en la cajuela de su propio auto. También ellas eran edecanes. También ellas eran hermosas. 

Por Karen, cuyo cuerpo fue encontrado dentro de una maleta después de días de búsqueda. Por Ángela, que fue encontrada de la misma forma, aunque a ella nadie la buscó, y no se sabe cuál era el nombre real de esa nena de menos de dos años. 

Por esa joven brasileña, violada por más de treinta hombres que subieron el video a Facebook. Por esa otra joven brasileña, violada por más de treinta días en una prisión varonil, a donde la envió una jueza. Por Yuliana, de siete años, que jugaba en las calles de un barrio pobre y fue subida a la fuerza en un auto de lujo, llevada a un departamento de lujo, y tuvo funerales de lujo, que cubrieron todos los medios colombianos. Y por Lucía. Por la hermosa Lucía de dieciséis años. Raptada, drogada, golpeada, torturada, violada y empalada hasta su muerte, hasta que su joven corazón no resistió tanto dolor. 

Por ellas, por las que aún no vuelven a su casa y por las que ya nunca volverán. Por ellas. Por amor a ellas.


Fui invitada a leer a la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en la presentación de una pequeña antología que me incluye, y este es el texto que elegí leer. Se los comparto. Gracias por leerme.

1 ideas en tránsito:

Champy dijo...

Te adoro.

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Ideas en tránsito

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