lunes, 27 de enero de 2014

Autodefensas... y Autojustificaciones

Imagen de los grupos de apoyo a las autodefensas "Valor por Michoacán"


La situación en Michoacán, que se empieza a expandir a otros estados como Guerrero, Puebla y Tabasco, es tema obligado en casi todas las sobremesas, conversaciones y foros de debates, tanto físicos como virtuales. Todo México tiene una opinión y todos comparten algún enlace. Lamentablemente, pese a esta aparente proliferación de información, muy pocos están bien informados. Y es que no hay forma de acceder a una información no manipulada, filtrada, tasajeada y alterada. Así que casi todas esas opiniones y fuentes que se comparten, están basadas en especulaciones, verdades a medias y mentiras.

En un inicio hasta algunos de los analistas políticos que intentan ser más objetivos se inclinaron a afirmar que entre los grupos armados de la zona de Tierra Caliente en Michoacán y el gobierno mexicano había una relación estratégica (incluyendo a Sergio Aguayo y Raymundo Riva Palacio), para delegar en ellos la difícil tarea de contener al cártel de Los Caballeros Templarios, a quienes ya no se puede definir sólo como narcotraficantes, pues han diversificado sus operaciones a la trata de blancas, secuestro, extorsión y contrabando, entre otras actividades ilícitas. Al mismo tiempo son varias las voces y plumas que sobreponen el origen de clase de las autodefensas (que no sean lo suficientemente indígenas o proletarios), que critican su falta de proyecto político o su falta de legalidad (se admita o no su legitimidad), sin cuidarse demasiado de identificarlos como grupos paramilitares o compararlos con los que hubo en países como Colombia (aquí un buen artículo para no caer en el error de hacerlo). 

Junto a este análisis que no puede evitar ser tendencioso, está la descarada ofensiva de los medios plenamente identificados como instrumentos del gobierno, para estigmatizar al Consejo de Autodefensa ante la opinión pública más dócil, al grado de llegar a la manipulación de un video con uno de los principales portavoces de la Autodefensa, el Dr. José Manuel Mireles, editándolo para que su mensaje fuera un llamado a deponer las armas (transmitido por Televisa). Video que fue desmentido inmediatamente en redes sociales con la versión sin editar, en el que se aprecia claramente que se desvirtuó su mensaje original.

Y sumado a todo esto, está la opinión pública, a veces tan cínica o tan indiferente, que compra los argumentos descalificativos sin detenerse a hacer un ejercicio de pensamiento crítico, y que compra, también, el miedo que nos venden. Lo cual no es sencillo de evitar. Que violencia llama a más violencia no es un argumento menor, que la violencia no es la solución, no es una mentira. Pero la violencia ya estaba, sólo es que ahora son también las víctimas las que deciden un cómo y un cuándo.


La sociedad civil va a tener un rol importante en ese derrotero, ya sea por las acciones que tome, como por las que deje de hacer. Pero esa sociedad civil debe saber que este es un buen momento para actuar a favor de la gente que, valientemente, se enfrenta a las organizaciones criminales, tanto las ilegales como las institucionales. 

Porque nadie se sorprende ya cuando alguien dice que el narco está aliado al gobierno. Es uno de esos secretos a voces. Las acciones en la región de Tierra Caliente parecen confirmar lo que podrían parecer rumores, pues saber del ejército desarmando a las autodefensas y no a los narcotraficantes, y permitiendo que estos incendiaran la biblioteca y el palacio municipal, así como los negocios que desobedecían la orden que los Templarios daban de que se mantuvieron cerrados, dejan poco margen de duda.

Hay qué decir que las autodefensas han mostrado una organización estratégica muy eficaz, que contrasta con el barbarismo primario de las organizaciones criminales. En las últimas dos semanas han avanzado ocupando y rescatando territorios que estaban en manos de los narcotraficantes, también tiene una estrategia mediática que sí está golpeando la imagen del gobierno y del ejército: videos y testimoniales que desnudan el mal manejo. Las redes sociales juegan aquí un papel trascendente, filtrar y diseminar la información es su tarea, la virtualidad su trinchera. Esa puede ser la contribución a un movimiento que sí está haciendo trastabillar al sistema, porque aunque es cierto que mandar a la guerra desde nuestro escritorio o el iPad, no sólo es cómodo sino también irresponsable, lo es  más descalificar las autodefensas desde la misma comodidad cobarde, sin entender que son personas que lo están arriesgando todo, porque en realidad no les han dejado nada. 

Identificar que esta es más que una oportunidad, una responsabilidad, y que antes de retuitear que las autodefensas son tan peligrosas como los grupos paramilitares, o que sirven al gobierno o a otros cárteles, o que los financían desde China, habría que reflexionar si no se contribuye a desligitimizar una iniciativa que, si bien no es ideal, sí es la más importante y efectiva que se está llevando a cabo contra una ausencia de estado, que ha permitido gobiernos totalitarios en cada región tomada por la delincuencia organizada.

La Sociedad Civil ha actuado otras veces con gran efectividad, siendo un agente de cambio hacia la pacificación, la negociación y la acción inmediata, como fue tras el surgimiento del EZLN, la tragedia del sismo de 1985 o la manifestación de inconformidad por el turbio manejo de las elecciones en el 2006. Desde el 1º de septiembre también se ha manifestado contra un gobierno en contra de la ciudadanía (tanto a nivel nacional como distrital), desde antes, incluso, se manifestó contra un candidato que representaba un retroceso, siendo la mayor de estas manifestaciones el Movimiento Yo Soy 132.

Esta participación ciudadana, que se tarda a veces en responder, que cuando a veces lo hace resulta demasiado prudente, y que se repliega muy fácilmente en ocasiones, hoy necesita saltar con mayor decisión y firmeza, porque puede haber una oportunidad de encontrar la fisura de un sistema que no está preparado para responder a los cuestionamientos y a la protesta bien organizada. La represión agudizada en el último año y dos meses, puede actuar ahora en contra de ese lado represor. Porque la inconformidad está sembrada, la injusticia desnuda y la provocación señalada.

Actuar no es sólo tomar las armas, sino tomar una postura. Iniciativas hay, esta también es una de ellas: Convocatoria para un Congreso Popular. Y las más fáciles, las que podemos hacer dando un click, es desarrollar un filtro que nos depure información falaz, y nos permita formar un criterio, dentro de lo más posible, sustentado.

ACTUALIZACIÓN:

Este día la noticia de que las autodefensas de Michoacán llegan a un acuerdo con el gobierno para legalizarse se propagó desde la tarde, por supuesto, la incertidumbre acompañó al anuncio, junto a las críticas y descalificaciones hacia las autodefensas, quienes dan este comunicado. Al igual que en su momento pasó con los zapatistas, tenemos que decir que cualquier mala negociación es mejor que una buena guerra... aunque la experiencia nos dice que siempre hay una trampa detrás de algo así, además de la posibilidad que se abre de que ahora sí se conviertan en grupos paramilitares. Pero la recomendación sigue vigente, ahora más necesaria todavía: desarrollemos un filtro que nos depure información falaz, y nos permita formar un criterio lo más sustentado posible, porque otra posibilidad es que esta sea la forma que se encontró para nulificar el impacto de las autodefensas, cuyo ejemplo empezaba a seguirse en otros estados, así se les contiene, se les resta credibilidad y apoyo social, controlándolas desde su interior. ¿Podemos juzgar a quien elige una vía más pacífica, una tregua para no dormir entre el temor y el riesgo de muerte? Yo creo que no.

miércoles, 1 de enero de 2014

5 Años Ya

Esta soy yo, hace unas horas,
señalando el momento de iniciar el festejo.

Es el cumpleaños de este blogcito, que dejó ya de ser un bebé... de hecho, tal vez los años-blog son como los años-perro y es un blog adulto casi pasándose de maduro.

Debe ser porque ya casi huele a podrido -je-.

Este blog casi cadáver, que muere lento de inanición y desatención, sigue sin estirar del todo la pata. La verdad no quiero cerrarlo ni abandonarlo, siempre está en mi mente escribir algo aquí, pero soy pésima organizándome y fuera del blog laboral ya no sé hacer nada más (bueno, también manejo sus redes sociales y la comunicación oficial, que es mucha, además de corregir entuertos ajenos, lo cual lleva casi la mitad del tiempo que le dedico a la chamba). 

Justo cuando El Fanzín iba bien encarrerado se me cumplió el deseo de que me pagaran por bloguear, pero se me olvidó especificar que se me pagara por bloguear aquí. Je. Ironías de la vida. Tengo un trabajo que me permite muchas cosas, pero no saberme organizar hace que me dificulte las que más me gustan.

Me hace falta este blog, me hace falta el intercambio de ideas que me trae, la retroalimentación, la complicidad. También me hace falta la malbicho, tanto que la llevo conmigo siempre en las redes sociales, provocando confusión con los que sí me conocen con el nick de la vida no virtual, y que no me reconocen con esta máscara de metálica tristeza (¿o es amargura?).

Pasé la cena más feliz ayer, conviví casi con toda mi familia, en una cena intimista e interiorista. Después de recibir en casa toda una multitud en Navidad (y sentirme bendecida por ello), celebrar en mi núcleo fue hermoso. Y me sentí mayormente bendecida.

Y hoy esta celebración del blog también la quiero íntima. Sé que son pocos los que vendrán. También sé que son los menos ruidosos, que el tiempo de pachanga se quedó en los primeros años. Me toca recuperar lectores, conquistarlos nuevamente, pero de alguna manera ya tampoco quiero apapacharlos y comprarlos como antes, con mimos y regalos, con tal de conservarlos. Tampoco me es prioritario conseguir que llenen de comentarios mis entradas, con unos cuantos comentarios significativos me complazco.

Los tiempos cambian y yo también, ahora valoro más esos lectores silentes, que salen sólo cuando la entrada realmente les provoca, o que sólo comparten, haciendo eco. O los que se llevan la conversación a otra parte. Es en redes donde ahora la encuentro más seguido.

Pero, claro. La conversación aquí es lo que más me alimenta. Así que si dejan un comentario, tengan por seguro que me hacen la más feliz y satisfecha. Sólo que ya no me preocupa como antes, hace un par de años, cuando el no ver conversaciones prolíficas me hizo pensar incluso en dejar el blog.

Pasa, también, que este blog, en este año, se volvió más introspectivo. Se me volvió un blog personal. Era (es) mi necesidad. Desahogarme un poco. Levantarme un poco. 

Y si me permiten, quiero festejar este año continúandolo así, contándoles un poco de mí. Quizá les guste conocer un poco más a la mujer detrás de la máscara herida, aunque se parezca menos a la malbicho que pensaron:

Tengo un duelo interno que no ha concluido. Mi historia no es común, ni sencilla de explicar (no voy a poder hacerlo aquí, con todas sus aristas). Pero me tocó vivir un amor interrumpido, inconcluso. Y la búsqueda de ese cierre se llevó casi veinte años. En este año que concluyó me enteré que el objeto de ese amor había muerto, que llevaba muerto todo este tiempo que pensé era un abandono. Y que no dejó de amarme, como yo creí (como sufrí todo este tiempo).

Yo tampoco dejé de amarlo nunca, pero cargaba ese amor como un lastre, como una culpa. Una traición a mí misma. ¿Cómo seguía amando a quien se olvidó de mí? ¿Cómo podía ser tan incapaz de dejar de hacerlo, pese al tiempo cayendo sobre mis espaldas, aumentando el peso de esa carga?

Descubrirme no abandonada, no olvidada, no víctima del desamor, me alivió un poco, sólo para entristecerme por la serie de circunstancias que nos impidieron estar juntos. Fue tan injusto. Y tan fuera de tiempo. Esta historia de Romeo y Julieta no venía en mi agenda, no compré un boleto para ella. Yo no quería vivir una telenovela, desempeñar ese rol tampoco me vino bien. Menos cuando, por fin, parecía que recuperaba algo de esa alegría por vivir que se fue por tantos años.

La mente es extraña, juega con uno. Las reacciones nunca son lógicas y uno se tarda demasiado en entender. Me invadió la culpa. La culpa de seguir viva, sin él. De haber logrado seguir viviendo sin él. De haber tenido que exorcizar su nombre de mis labios para poder sobrevivir. Ahora sentía que mi traición era hacia él.

Y me quise morir de nuevo. Porque ya había sucedido un rechazo por la vida al no poder vivirla a su lado. Pero el sufrimiento no estaba ya, y así esta sensación fue temporal.

Lo malo que coincidió con algo realmente perturbador. Me enteré (y aquí abro un paréntesis para disculparme por no podérselos contar) de un crimen escalofriante contra la humanidad, contra nuestro país, y contra nuestra historia. Pero sobretodo contra nuestra gente. Esto vino acompañado de una conciencia cabal de cómo funciona el sistema, y cómo nada de lo que hagamos va a lograr que lo transformemos. El poder que tienen sobre nosotros es inmenso. Inconmesurable. Y ninguno de nuestros esfuerzos es suficiente.

Lo que está debajo de nosotros, sobre lo que estamos parados, es un basurero. Y un cementerio. 

Nada logrará resarcir el daño, ni siquiera paliarlo un poco. Aunque nos toca seguir resistiendo, pero sólo para conseguir no perder nuestra propia humanidad. Eso es lo único que podremos rescatar. Nuestra dignidad (hoy, por cierto, también es aniversario de la salida a escena del EZLN, otro esfuerzo por la justicia y la dignidad, y sabemos que han logrado muy poco y a la vez han logrado mucho, ejemplo de lo poco y lo mucho que se logra contra este sistema que nos tiene maniatados, vendados y amordazados).

Pero luchar sin esperanza, con la única conciencia de que tu lucha es personal, para rescatarte a ti pretendiendo que estás ayudando a otros, es difícil.

También supe que eso fue lo que lo mató a él. Porque vivir egoístamente es el único camino que queda, y algunos no estamos preparados para eso. La desesperanza es aniquilante, fulminante.
Puede parecer estúpido o ingenuo lo que estoy diciendo, pero créanme que es así: algunos sentimos que tenemos una misión, una responsabilidad con los demás, con lo que recibimos, y cuando te quitan eso te quitan todo. 

Porque el egoísmo, el individualismo, es justo lo que nos ha llevado hasta aquí, a como son las cosas ahora, a este mundo de mierda, a esta realidad de injusticia. Volverte uno de ellos no es una opción que se tenía contemplada. Resignarte a serlo es algo que va contra la naturaleza de quienes buscamos formar un mundo mejor. Seguir luchando se vuelve un sinsentido. Porque ahora sabemos que la lucha (por más solidaria que sea) es sólo por uno mismo, y que eso nos vuelve, necesariamente, egoístas. 

Cómo seguir, después de saberlo.

Pues así: admitiéndolo, conformándote con sólo luchar por paliativos pequeños, pegando tiritas de cinta adhesiva en las grietas de las casas que amenazan derrumbarse, apagando incendios con gotas de lluvia recolectada en conos de papel. 

Tratando de que la culpa te deje dormir... y sintiéndote culpable cuando por fin logras hacerlo.

Vivir, vivir, vivir... es apenas un sueño. Sobrevivir es lo que nos toca. Supervivir lo que hacemos. Tomar conciencia de esto es llorar la vida. extrañarla, reclamarla... anhelarla, abrazarla, desnudarla como a una amante perdida... porque la vida es eso que se pasa cuando intentas asirte a ella y no te queda más que correr detrás para no perderla mientras el viento te la desdibuja.

Aferrarte a la vida, y celebrarla. Otro sinsentido de cuando te sabes muerto.

Feliz inicio de año. Gocen, es el consejo. Ustedes que pueden, que todavía pueden. Yo también lo hago en cada oportunidad. No nos queda más que celebrar la vida que se nos va.


Adendum: y nada mejor que celebrar con música, y para iniciar el Año Nuevo, nuestra tradición de brindar al ritmo de La Traviata, y aplaudir con la Marcha Radetzky del tradicional Concierto de Año Nuevo en Viena:


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