
Alicia García Bergua
Sillas, camas, mesas y sillones
expulsaron a las bancas del hogar;
verlas a la intemperie
hizo que las pensaran
como sitios para abandonarse,
fingir que uno no está
y ver a otros pasar
o perderse en un libro.
Con el tiempo,
las bancas de los parques
se volvieron el viaje
a un lugar provisorio e intermedio
que nunca es un destino
señalado en los mapas.
Al pasar frente a ellas
parecen ofrecerse,
pedirnos un momento,
un titubeo en nuestra voluntad
de ir siempre con rumbo fijo.
las bancas de los parques
se volvieron el viaje
a un lugar provisorio e intermedio
que nunca es un destino
señalado en los mapas.
Al pasar frente a ellas
parecen ofrecerse,
pedirnos un momento,
un titubeo en nuestra voluntad
de ir siempre con rumbo fijo.

abren su tiempo para que
alguien llore,
y otros rían, se besen o hablen
como en la intimidad,
pues en ellas persiste un hogar
muy antiguo:
un rastro de pasillo y de zaguán,
de cama y mecedora,
que invita a imaginar
que cierras una puerta de cristal.
Los poemas aparecen en torres piramidales a lo largo de las aceras de un tramo de la Av. Paseo de la Reforma. Entre otros, escribieron textos para esta exposición: José Emilio Pacheco, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Bárbara Jacobs, Arnoldo Kraus y Alberto Blanco.
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