Sex & Drugs & Blog & Roll

Según la revista Rolling Stone, en su edición italiana, Il Cavalieri Berlusconi es capaz como nadie de estar bajo los reflectores y su estilo de vida es digno de las mejores estrellas del rock, por ello lo puso en su portada del mes de diciembre, en la que tradicionalmente pone a la figura roquera de vida más disipada (o temperamento rocanrolero) del año que termina.

Las fiestas de Berlusconi son verdaderas bacanales romanas, en donde prostitutas semidesnudas complacen al emperador... perdón, al Primer Ministro y a sus amigos en su residencial Villa Certosa, aunque el caligulesco gobernante asegura que no hay nada que no sea inocente en las imágenes que han trascendido a la opinión pública. Más escándalos de ex-gobernadores videograbados con transexuales, cocaína y pantalones bajados aderezan la noticia.

Yo ni siquiera me arriesgo a tener cruda al día siguiente, bebo hasta que siento que empiezo a relajarme de más, nunca me he emborrachado severamente, nunca he probado ninguna droga más fuerte que un cigarrillo Camel, y mi única conducta rocanrolera es embriagarme con las notas de las canciones de Led Zeppelin, Metallica o Rammstein y practicar el headbanger al ritmo de "here we are now... entertaint us...". Sin embargo he de confesar que a los veintidos años era común verme en las pistas de la disco (sí, todavía eran discotecas y no antros -je-) más grande de la Zona Rosa, bailando en compañía de amigos que no tenían control sobre la cantidad de lo que bebían, y que mi mejor amiga, mi mejor amigo, mis jefes -con quienes tenía una relación más amistosa que laboral- y mi novio, eran consumidores eventuales de mariguana o cocaína. Mi situación actual no varía mucho. Tengo amigos de diferentes ocupaciones y diferentes estratos sociales, que, cuando aumenta la confianza, me confiesan que han probado mota, puppets, tachas u otras drogas, y en el aspecto sexual pasa algo similar, hay quienes confiesan sin ruborizarse que han probado de todo (o casi todo). Para esto, aclaro, soy una persona sin tendencia a los excesos o a la vida disoluta, al contrario, soy aburridita y muy correcta, y mis amistades las encuentro en mis actividades cotidianas, no en centros de lenocinio y perdición -je-. A lo que voy es que al parecer el estilo roquero nunca se ha limitado a las estrellas de rock; recuerdo las reseñas de fiestas universitarias en casas particulares, en las que las recámaras, baños o cualquier espacio medianamente cómodo o privado era escenario de encuentros casuales, así como los asientos traseros de los autos, sin importar que el delantero estuviera ocupado por más compañeros u otra pareja. Recuerdo también los juegos íntimos entre compañeros de oficina, narrados a detalle mientras se calentaba el almuerzo en el horno de microondas o se llenaba la taza con agua caliente para prepararse un café. No hay que ser Primer Ministro de la historicamente licenciosa Italia, esa conducta rockanrolera también se la conocemos a un primo, a una comadre enfermera, a una compañera de oficina o de clase de Economía, a un subalterno o a un superior, al conserje del edificio o al vecino taxista. O a algunos de nuestr@s blogstars, que a falta de paparazzis, se fotografían a sí mismos hasta el hartazgo y nos enteran de cada fluido compartido.

El Internet documenta muchos de estos casos de "berlusconismo": jovencitas departiendo con sus compañeros de escuela, aún con el uniforme de secundaria puesto; jefes de oficina aplicando las últimas pruebas a las solicitantes del puesto de recepcionista; maestras dejándose seducir por galanes imberbes o profesores viviendo el sueño de Nabokov; respetables matronas que cambian el mandil por la lencería o parejas establecidas tratando de evitar el tedio rutinario frente a la cámara. Quizá por eso las travesuras de Don Silvio son juzgadas tan bondadosa o desinteresadamente por quienes no tienen que sufrirlo gobernando y se enteran de su versión de Sodoma y Gomorra por la red. Esos lugares tienen tantas versiones virtuales que ni Pasolini podría imaginar todas las posibilidades. Y bueno, yo lo más pecaminoso que he hecho es lo del Blogswinger (ya me fui a confesar), pero puedo apostar que ustedes tienen historias que los harían merecedores de una portada Rolling Stone.