recién cortada huele aun: destartalada
casa de la frontera, que crujia
a cada paso, y silbaba con el viento de guerra
del tiempo austral, haciendose elemento
de tempestad, ave desconocida
bajo cuyas heladas plumas creció mi canto.
Pablo Neruda.
Poeta, diplomático, luchador social... amante. Y arquitecto. Nato, pasional, visionario... como creador, Neruda también hizo versos de ladrillo, cimentó metáforas, diseñó hipérboles de madera y piedra con vista al océano. Sus casas son caprichosas y originales, él mismo recreaba, remodelaba o edificaba basándose en su particular estilo, que se inspiraba en el terreno, en la construcción original o en su necesidad de dialogar con el mar. Para decorarlas todo valía: botellas o maderos que el mar le obsequiaba, restos de embarcaciones, gigantescas máquinas o la memoria escrita de los nombres de sus amigos fallecidos en cada viga del techo. Para habitarlas tenía que acompañarse de sus amores: el papel, el mar y sus mujeres. Hace un año conmemorábamos los ciento cinco años de su nacimiento, hoy también celebramos su aniversario, y lo hacemos recordando su necesidad de, no sólo crear, sino también habitar la poesía.
"Encontré una casa de piedra frente al océano, en un lugar desconocido para todo el mundo, llamado Isla negra".
casa de la frontera, que crujia
a cada paso, y silbaba con el viento de guerra
del tiempo austral, haciendose elemento
de tempestad, ave desconocida
bajo cuyas heladas plumas creció mi canto.
Pablo Neruda.
Poeta, diplomático, luchador social... amante. Y arquitecto. Nato, pasional, visionario... como creador, Neruda también hizo versos de ladrillo, cimentó metáforas, diseñó hipérboles de madera y piedra con vista al océano. Sus casas son caprichosas y originales, él mismo recreaba, remodelaba o edificaba basándose en su particular estilo, que se inspiraba en el terreno, en la construcción original o en su necesidad de dialogar con el mar. Para decorarlas todo valía: botellas o maderos que el mar le obsequiaba, restos de embarcaciones, gigantescas máquinas o la memoria escrita de los nombres de sus amigos fallecidos en cada viga del techo. Para habitarlas tenía que acompañarse de sus amores: el papel, el mar y sus mujeres. Hace un año conmemorábamos los ciento cinco años de su nacimiento, hoy también celebramos su aniversario, y lo hacemos recordando su necesidad de, no sólo crear, sino también habitar la poesía.
"Encontré una casa de piedra frente al océano, en un lugar desconocido para todo el mundo, llamado Isla negra".
La isla negra.
Es su casa más famosa. Probablemente porque sigue en ella, junto a su amada Matilde Urrutia; sus tumbas están ahí, eternizando su complicidad. Pero en un inicio la compartió con Delia del Carril, su segunda esposa. Ahí también están su embarcación, su locomotora, "La Guillermina", el mascarón de proa que compró en Perú, "La Medusa", "María Celeste" -con todo y lágrimas-, su mesa que le trajo el mar -de un madero que encontró en la playa-, sus más de cinco mil libros, su caballo de madera sobreviviente de un incendio y la imitación de la geografía de Chile, su amado país, por el que se postuló a la presidencia nacional y por el que declina a favor de Salvador Allende, quien murió el 11 de septiembre de ese año (1973) en el golpe de estado de Pinochet. Neruda murió devastado doce días después, y ante la indiferencia policial del nuevo gobierno, la casa de Isla negra, la que edificó con forma de barco ("como un juguete, y juego en ella de la mañana a la noche"), fue objeto de vandalismo y saqueos.
Mi casa, tu casa, tu sueño en mis ojos, tu sangre siguiendo el
camino del cuerpo que duerme
como una paloma cerrada en sus alas inmóvil persigue el vuelo y el tiempo recoge en su copa tu sueño y el mío
en la casa que apenas nació de las manos despiertas. La Chascona, fragmento.
La Chascona
Buscando un refugio para su amor clandestino con Matilde Urrutia, de indomable cabellera pelirroja, compra esta casa en un espacio discreto, casi escondido de Valparaíso. Le impone al amigo arquitecto que lo ayuda, un diseño de muchas escaleras y poca luz, en donde el ruido del agua cayendo por un canal propio, es uno de los elementos esenciales. La decoración simula el interior de un barco, y se basa, también, en la colección de cosas ("cosista", se define él mismo) que va recolectando en los mercados, en las playas, en los pueblos que recorre, desde un bar que originalmente pertenecía a un barco a su medalla del premio Nobel, desde artesanías locales a obras de arte, tanto de pintores chilenos como de su amigo Diego Rivera, que pinta su rostro perdido entre la mata roja de los exultantes cabellos de Matilde, a quien sus amigos ya llamaban "despeinada", y Neruda rebautizaría como "chascona", usando un término común en Chile, derivado de una voz quéchua. También las rejas de las ventanas entrelazan las iniciales de sus nombres, como prueba de que la casa se hizo ex-profeso para albergar su amor. De ahí saldría el cortejo fúnebre después de su muerte, retando a las autoridades de la nueva dictadura, como primer acto de repudio popular al golpe militar.
“Yo construí la casa. La hice primero de aire. Luego subí en el aire la bandera y la dejé colgada del firmamento, de la estrella, de la claridad y la oscuridad.” Fragmento “A La Sebastiana".
La Sebastiana.
“Siento el cansancio de Santiago. Quiero hallar en Valparaíso una casita para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojala invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo pero cerca de la movilización. Independiente, pero con comercio cerca. Además tiene que ser muy barata. ¿Crees que podré encontrar una casa así en Valparaíso?”. Las instrucciones fueron claras... y abrumadoras. Pero la amiga a la que encomendó este encargo dio con la casa que el constructor Sebastian Collado comenzara, sin tener tiempo para concluir y habitar. La vista panorámica cubriendo 360 grados, en el último de los tres pisos, enamoró al poeta, pese a que era peligrosa, poco funcional y absurda, al grado que el último piso estaba destinada a pajarera y la terraza a cancha para helicópteros, y a "posibles astronavegaciones" dijo Neruda. La decoró con colecciones de platos con imagenes de globos aerotásticos, con murales en las paredes de las escaleras, con cuadros que lo mismo son relojes que cajitas de música. Cerrada durante dieciocho años, por decisión de su viuda, la casa fue abandonada antes de abrirla al público, al igual que sus otras casas, como museo.
7 ideas en tránsito:
perdón por la mala presentación del post, ahora es el mouse el que se me rebela y no me deja seleccionar selectivamente -je-
(así es, este mouse no discrimina, su selección es integral y comunitaria)
;)
Bichito
Entre el ratón (fuera de tema: se me antojó un mousse au chocolat… très noir) y el blogger latoso, ni cómo defendernos.
Yo nomás quería decir que a veces las historias de los escritores, sus historias personales, trascienden más que su propia obra escrita. Así me parece con Neruda
La casita azul rey, hasta parece asentada en el Pacífico Mexicano
PS La Chascona no es ni casita ni color azul rey, precisamente... más bien es como azul aguamarina.
PS2 Nunca tuiteo y cuando me animo, nunca te encuentro. El fin de semana estuve enclaustrada y me dio por meterme a twitter un rato, pero jamás logré hallarte.
Quién fuera cartero...
La casa es el refugio último y Neruda debió saberlo muy bien, escogió cada una de ellas con un propósito definido.
No deja de sorprenderme, sobre todo por su gorrita que me hace recordar cosas...
Saludoss y abrazoss malbicho, desde Palma de Mallorca - España, tomando un poco de sol y aprendiendo "de todo un poco"
RBC :)
marichuy:
pues a mí me parece, entre más conozco su vida, que su obra es fiel reflejo de ella, desde los versos que dedicó a sus mujeres, a sus casas, a sus causas y hasta las odas a diversas comidas y alimentos, muestra esa personalidad pasional que sus biografías dan a conocer, además, se nota la evolución y la maduración de su obra, al par que la fue hallando en su vida
sí coincidimos en el twitter, pero sólo te alcancé cuando te despedías, pues fue el último de tus tuiteos que leí cuando yo respondí a una mención que tenía, arrepintiéndome de no haberte saludado primero a ti, cuando vi que te fuiste (también pensé que nunca coincidimos ahí y que era una pena no haber aprovechado la ocasión)
maría jesús:
pues a mí me hubiera gustado más ser una de sus mujeres, a ver si me tocaba casa y poema -je-
RBC:
guauuuu!, qué rico te la debes estar pasando, qué envidia!
traéme un poquito de sol cuando regreses
un abrazote!!!!
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