"Su cutis era extremadamente claro, pero no pálido; rosado, pero no rojo. Su porte era serio, sin ser severo; dulce y placentero, sin asomo de coquetería o vulgaridad. Sus ojos vivos, no manifestaban arrogancia ni soberbia. Su cuerpo era finamente proporcionado, y entre las demás mujeres aparecía de superior dignidad. Paseando, bailando o en cualquier otro ejercicio, se movía con elegancia y propiedad. Sólo hablaba cuando era conveniente y dando opinión tan acertada, que no se podía añadir o quitar a lo que iba diciendo. Su comprensión era superior a la que pide su sexo, pero sin aparentar darse cuenta de ello y sin caer en el error, tan común entre las mujeres, que cuando sobrepasan el nivel se hacen insoportables".
Así la describía Lorenzo de Medici, quien la conoció a través de Sandro Boticelli, quien a su vez la describía como "La Sin Par", dando a conocer su belleza al resto del mundo -y a través de los tiempos- en su más famoso cuadro: El nacimiento de Venus.
Boticelli la conoció por sus vecinos, los Vespucci, parientes del explorador por quien nuestro continente tiene su nombre, y al igual que los poderosos hermanos Médici (Lorenzo y Giuliano, que rivalizaron por ella), quedó prendado de la hermosura de su rostro.
Aunque casada desde los quince años con un Vespucci, los hermanos intentaron conquistarla, siendo Giuliano el más constante, debido a la libertad de tiempo que tenía pues Lorenzo estaba ocupado con los asuntos de estado, al tiempo que Boticelli comenzaba a reproducir su rostro en lienzos. En los juegos de La Giostra (torneo de justas florentino) de 1475 fue nombrada Reina de Belleza, después de que Giuliano ganara los juegos con su rostro -pintado por Boticelli- en un estandarte, emulando a Atenea, precisamente con la leyenda "Le Sans Pareille". Hay una versión de que después de ese día se hicieron amantes, pero hay otra versión que dice que la bella rechazó al poderoso mecenas. La Bella Simonetta murió un año después, a los 22 años, al parecer por tuberculosis, y una curiosa historia dice que Giuliano trató de mantenerla con vida convirtiéndola en un vampiro, pero ella se arrojó desde la torre en que trató de alejarla de la vista humana.
Quien sí la mantuvo viva fue Boticelli, inmortalizándola en sus cuadros, pintándola como diosa, como virgen, como reina, como princesa, como santa, reviviendo su rostro en cada mujer que pintaba. Nueve años después de la muerte de Simonneta, nació Venus en el cuadro de Boticelli, y cuando la bella cumplía 34 años de fallecida, el pintor pedía ser enterrado a sus pies.
Simonneta no sólo fue musa de Boticelli, también de Piero de Cosimo, y de poetas como Angelo Ambrogini Poliziano.
Así como ya habíamos mostrado el de la mujer más bella del medioevo, hoy les mostramos el posible rostro de la mujer que en vida fue llamada "la mujer más bella de Florencia", y que pasó a la historia como la mujer más bella del renacimiento:
Retrato de Simonetta Vespuccio, de Piero de Cosimo |
El texto de Lorenzo de Médicis fue tomado de este blog.
2 ideas en tránsito:
wow es increíble como la influencia de esa belleza llega hasta nuestros días: hace años, estaba enamorado de una chica a la que no podía dejar de verle el parecido con la venus de Boticelli. Excelente post, gracias, Malbi
Signo:
a mí la que me ha sorprendido es uma thurman, ya en el baron de munchausen salió recreando el cuadro del nacimiento de venus, pero ayer vi unas comparativas con otros cuadros y de verdad tiene unos rasgos tan parecidos con la simonetta de boticelli, que asombra, aquí pueden verse:
http://www.artslant.com/ny/articles/show/11743
no hay de queso ;)
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