sábado, 18 de febrero de 2012

Carta No. 6

Mi muy querido y amante amigo:

Debe ser el abrazo de la soledad que me cobija durante tu ausencia, que me lleva a este ejercicio inútil de decirte lo que siento. Tú no recibirás esta carta que se desbaratará por el fuego, no entenderás jamás la persona que me volví después de ti, la manera en que me afecta tu mirada, el impacto físico que tiene en mí tu sonrisa. Esta transformación violenta que, sin embargo, es insuficiente. Por que no soy lo que tú esperas.

Soy sólo lo que más temo ser.

Explicarme, detallarme, exhibirme ante ti no ha servido. Rendirme, sucumbir, ofrendarme... extender los brazos y dejarme caer, tampoco. No soy la batalla que buscas ganar. Soy apenas un juego de seducción que te sirve de entrenamiento. Un juego que ganaste, por cierto.
Un juego que, parece, te aficionaste a ganar.

Me divido entre la angustia y el deseo, entre la bocanada de aire que atrapo con ansia y la asfixia que me dejan tus palabras cortas y tus pasos largos, entre la dignidad y la oblación, entre el veneno de tus labios y la sutura de la inconformidad.

Entre tú y los caminos que me llevan hacia mí.

Sé de tu conflicto, entre el miedo a herir y la angustia de perder, no es tu culpa mis ojos alienados, mi pulso interrumpido, mi boca trémula... esas son mis fallas,
esas, cariño mío, son culpas mías, errores míos, mis propios flagelos;
pero sí es tu culpa mi mudanza, mi búsqueda falaz, la migración constante, mi eterna errancia. El no hallarme al seguir tus huellas. No estoy yo del otro lado del camino. No soy yo la del reflejo.

No soy lo que buscas. Y ser lo que encuentras es un triste consuelo para mí también.

Las madrugadas están servidas a la mesa, vienen con su propia agonía, su particular manera de cantar al amor (al dolor del amor). Yo las recibo como a tus promesas: resignadamente. Alguien debiera avisarme que ya todo terminó, que no es necesario seguir esperando. Pero sigo como un familiar en la sala de espera de un hospital, manoseando una esperanza marchita.

Anulada, como estoy, sólo imagino los intentos de recuperarme a mí misma, sueño también con que puedo, por fin, olvidarte... pero la consciencia trae el arrepentimiento, siento una traición hacia ti excluirte del sentimiento que inspiraste en mí. Una infidelidad.

Y regreso a sufrirte de nuevo.

Tú permaneces ignorante del mal que me das. Ignorante más no inocente. Tu voz tibia, tu mentón cerrado, tu mirada triste te hacen culpable. No sería yo esto que soy si tú no fueras el que eres. No pretendas la amnistía, no estaría yo escarbando en estas letras a propósito del amor si no fuera por el mar agitado en tus ojos.

Tu mirada y tu voz son lo único que en realidad he tenido de ti. Y mis palabras son la única manera en que sé acariciarte. Quizá por eso hoy recurro a ellas para evocar las tuyas, tan cargadas de promesas, con el anhelo de acercarme un poco más a ti justo en este día.

Tuya.

10 ideas en tránsito:

FernandoDavidMaxito dijo...

... y tus palabras me encierran, al mismo tiempo que me liberan. Libo el sabor de tus pensamientos y mi cuerpo evanescente lucha por llegar a tus oídos, entrar por tu nariz y completar mis sentidos. Poco es el tiempo pero el interlocutorio está a ojos cerrados... Abierto.

FernandoDavidMaxito dijo...

... y mis oídos se cierran y completo el juramento. Dónde quedó el altar? Dónde los utensilios del tiempo? Para poder jurr, que el nombre del amor está dentro de todo cuanto como y en cuanto ti, contigo río al través del tiempo.

marichuy dijo...

“No soy la batalla que buscas ganar” «— Qué fuerte. Pocas cosas más duras que la honestidad.

Muy conmovedora tu carta, Bichito. Me encanta la comunicación epistolar.

JavierJz dijo...

Malbicho, debes de seguir el intercambio epistolar como comenta maruchy, así satisfaces el "voyeur" que llevamos dentro de esa forma tan intensa que tienes al escribir.

Esperamos ansiosos las "otras cartas"

Salu2

malbicho dijo...

FernandoDavid:
gracias... feliz día

marichuy:
gracias a ti también, y es cierto, la verdad sí duele, no sólo incomoda, es más agradable mentirse un poco, quizá por eso tanto mitómano suelto por las calles

JavierJz:
qué gusto leerte, siempre es bueno saber quién sigue por aquí todavía -je-

y perdón, pero quizá no me sea tan fácil consentir sus parafilias, este día fue necesaria una excepción (y una expiación), pero es difícil mantener ese nivel de "intensidad", no es vida -je-

Juan dijo...

Que romantica te viste Malbichita, por cierto le di click donde dice escuchar este post y pense que seria tu voz real :P

malbicho dijo...

Juan:
ja, ja... no, en la realidad mi voz no es tan sexy (hablo como paty chapoy, je), es un sistema mecanizado para que los débiles visuales puedan conocer el contenido de los posts, lo tengo gracias a la petición de Educavent, amigo y comentarista asiduo del blog desde casi su inicio, y que nos recomendó esta herramienta para facilitarte a personas como él enterarse de qué dicen los textos

gracias por tu comentario, mira!, nomás tuve que ir a chillar por todos los rincones para tener el privilegio de leerte aquí también, te cotizas, eh?

=D

Cassiopeia dijo...

Eres genial. Maravillosa. Especial. Única.
Apuesto a tí, Amiga del Alma.
Un abrazo colmado de bendiciones.

malbicho dijo...

ay Cassio... acariciaste mi corazoncito... gracias

(estas palabras, viniendo de alguien como tú, maestra de la vida, cobran especial significado)

Cassiopeia dijo...

¡Te quelo musho, musho!

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