Papá, Mamá & Sons: ¿Única Empresa Válida?

La homofobia toma muchos matices, desde la agresión, la descalificación directa o la más velada, esa que se disfraza de tolerancia con límites, la de: "yo no tengo problema con los homosexuales, pero..."; y ese pero incluye desde limitarlos a vestirse como es su gusto, expresar su afecto en público (bajo el argumento egoísta de "me da asco"), unirse en matrimonio o adoptar niños. Este último asunto crea conflicto incluso en personas que no lo tienen con los asuntos anteriores, y a viene de una preocupación legítima por el bienestar de los niños adoptados, y por la de que se dé forma a una generación con valores en decadencia. Sin embargo, proviene del prejuicio de que un homosexual no es una persona completamente normal, considerándolo de alguna forma enfermo o depravado, y asumiendo que su influencia paterna podría formar a otra persona homosexual o incluso hacerla víctima de pederastía.

Estudios realizados en E. U. A. (Strong y Schinfeld, 1984; Mcguire y Alexander, 1985; Hitcher y Price, 1978; Tasker y Golombok, 1998) concluyen en que no hay relación entre la ausencia de uno o ambos géneros en los roles paternos y la adquisición de la identidad sexual, así como demuestran heterogeneidad en hijos de homosexuales en igual medida que en hijos de heterosexuales, y la influencia determinante de los procesos familiares más que de las estructuras familiares en el desarrollo psicológico de los niños. Es decir, no es determinante la orientación sexual de los padres en el desarrollo de la identidad sexual de los hijos; de la misma manera en que no se puede asociar la homosexualidad con la pedofilia ni con la pederastía, pues ésta se da lo mismo en personas hetero, homo y bisexuales, y tiene que ver más con el abuso de poder que con la excitación sexual. Pero esta discusión se prolonga ante la negativa a aceptar estudios como éstos, al igual que, sesenta años después, aún se sigue negando la conclusión del Informe Kinsey (cuya escala ubica al ser humano con distintos grados de bisexualidad) por parte de grupos conservadores que defienden la heterosexualidad como única forma normal de ejercitar la sexualidad, y a la familia tradicional como única forma válida para criar y formar hijos.

En la actualidad la opinión pública discute en nuestro país la disposición legal que permite a los homosexuales adoptar, la legislación para que puedan unirse en matrimonio, y, gracias a las opiniones homofóbicas de un conductor de televisión -Esteban Arce-, la "normalidad" de quienes tienen esa preferencia sexual. En este contexto he encontrado opiniones de personas que sé inteligentes, académicamente preparadas y/o intelectualmente estimuladas, repitiendo los mismos prejuicios e ideas preconcebidas para sustentar su negativa a la adopción, asegurando, también, que la sociedad aún no está preparada y que los que sufrirían el rechazo, las burlas y los ataques serían los hijos.

Para estimular el debate con un ejemplo visual, podríamos recordar la película Hollow Reed (que en algunas partes tradujeron como El silencio de Oliver, y en otras, Tras el silencio); ahí se narra la historia de Oliver, niño retraído y huraño que espera con ansias la visita de su padre, declarado homosexual en convivencia con otro hombre, razón por la que se le negó la patria potestad; Oliver vive con su madre, que se preocupa por el ejemplo y la influencia que recibe de su padre, limitando y condicionando sus encuentros, pero que elige no ver el maltrato físico y psicológico que su amante le da al niño.

Quizá después de verla se pueda contemplar el escenario de un niño saliendo de la desatención, la orfandad o el maltrato, para ser incluido en un hogar, aunque sea conformado por dos adultos del mismo sexo.