Paseo Dominical Peatonal

Desde octubre de 2008 la calle de Regina, en el Centro Histórico, es peatonal. Fue remozada y rehabilitada para ser un corredor cultural, con espacios como Casa Vecina y Studio 51 Showroom, además del Museo de Derechos Humanos y una tentadora oferta de cafeterías, barecitos, cervecerías y restaurantes o antojerías (que forman parte de un programa de capacitación, tanto de administración, servicio y manejo de desechos). La calle está "salpicada" de bancas, algunas parte de la exposición de arte-objetos Diálogo de Bancas que se mantiene parcialmente en Paseo de la Reforma y de la que hablamos aquí hace ya un par de años (¡...mmmta madre!, ¿tan viejo es el blog?), y de jardineras hechas a partir de enormes rocas labradas. El corredor cultural conecta la transitada avenida 20 de noviembre con la plaza del templo Regina Coelli (obra del admirado Manuel Tolsá, de quien también ya hablamos aquí), considerado Monumento Histórico Nacional, y en cuyo pacífico interior se puede admirar un impresionante atrio de madera de estilo churrigueresco, y el Hospital Concepción Beistegui, edificado por la generosidad de la filántropa del siglo XIX (quien legó sus bienes para rescatar el convento) e inaugurado por Don Porfirio en 1886, y que hoy es casa-hogar para adultos mayores.

Yo he recorrido ese tranquilo andador varias veces, parando para tomar un buen café en la esquina que forma con la avenida Isabel la Católica, en una cafetería cuya especialidad es el café y la repostería árabe. También para tomar una cerveza artesanal y un mezcal aderezado con finas hierbas en las mesas exteriores de una mezcalería unos pasos adelante, que también ofrece deliciosa (por lo que su olor anuncia) comida de fusión, o bien, unos refrescantes cuartos de naranja con chilito piquín para acompañar los tragos; justo enfrente hay un "parque" de concreto, el Jardín de Juegos Infantiles es un espacio rescatado de la urbanización que se adaptó como espacio lúdico, muy seguro y muy moderno, que en las noches se cierra con un enorme zagüán y que se protege del exterior con un muro que ha sido hogar de varios murales, siendo el actual un homenaje póstumo al genial historietista Gabriel Vargas, titulado "Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo", parodia del conocido cuadro de Diego Rivera con los entrañables personajes de La familia Burrón, destacando la inigualable Borola Tacuche en el lugar de La Catrina, del brazo de Carlos Monsivaís y Carlos Montemayor, también fallecidos el año pasado, y junto con el padre de Los Burrón, tres de las más sensibles pérdidas en la escena cultural mexicana, y de los más identificados popularmente.

La foto salió de aquí

Me detuve también en un restaurante-bar japonés con una oferta muy vasta de cocteles, elegí uno llamado Capoeira 70, con base de vodka, curazao, jugo de naranja y leche condensada, de verdad delicioso y fresco (y de ahora en adelante mi consentido, je), mi acompañante pidió un Sex on the beach con una variación en base de licor de duraznos, también bastante rica (pero no tanto como el mío).

Por ahí también vi geniales ofertas de tortas de bacalao por doce pesos y órdenes de tacos igual de baratas. Aunque lo único que he comido en esa callecita es un croissant muy gourmet en una cafetería a la que entré seducida por sus cómodos silloncitos.

Y tendré que volver para disfrutar de la recomendada -y muy de moda- pulquería La Risa, y del afamado restaurante Don Chon, con la mejor (¿la única?) opción para probar platillos prehispánicos. Ya les contaré.