martes, 20 de abril de 2010

El Profesor y El Pianista


Will Hosenfeld fue un profesor alemán que fue llamado a las líneas del combate durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzando el grado de Capitán al final de la misma. Desde joven tenía un compromiso social y cristiano muy arraigado, su hijo lo describe de la siguiente forma:

"Mi padre era un profesor afectuoso y entusiasta. En el periodo que siguió a la Primera Guerra Mundial, cuando pegar a los niños era todavía el medio habitual para imponer disciplina en los colegios, él tenía una amabilidad con los alumnos que resultaba muy poco convencional. A los niños más pequeños de la escuela rural de Spessart solía sentárselos en las rodillas si tenían dificultades con el alfabeto. Y llevaba siempre dos pañuelos en el bolsillo de los pantalones, uno para él y otro para la mocosa nariz de sus alumnos más pequeños."

Wladyslaw Spilzman fue un célebre pianista y compositor judío, que alcanzó el reconocimiento público cuando trabajó en la Radio Polaca. La tarde del 23 de septiembre de 1939, mientras tocaba al aire el Nocturno en Do sostenido, de Frederick Chopin, fue interrumpido por una bomba durante la ocupación alemana de Polonia. Vendrían después para el pueblo judío las humillaciones públicas, las persecuciones, los asesinatos, la reclusión en un gueto en donde un millón de judíos debían acomodarse en un espacio para cien mil, con restricciones de comida, agua y servicios básicos. Spilzman presencia el horror de los que se arrojan a quien trae un paquete en las manos, para robárselo y comprobar si traen algo de comida; de las razzias que levantaban a sospechosos a punta de golpes con porras tachonadas con clavos y hojas de afeitar; de las matanzas sin razón y con extrema crueldad (tomaban a los bebés de los tobillos y los arrojaban con un muro hasta que morían). De la lucha por sobrevivir mediante sobornos, súplicas o traiciones a su propia comunidad sirviendo como policías de la Gestapo. Con sus propias palabras, recoge el diálogo entre un dentista, un comerciante y su padre, cuando los alemanes necesitaron mano de obra y reclutaban, entre medio millón de judíos, a los que tenían un oficio o fortaleza para el servicio (a los que no, los enviaban a campos de exterminio):

"Un dentista preguntaba a los suyos por qué se dejaban llevar a la muerte como ovejas. Eran casi medio millón de personas y podrían acabar con los alemanes. La conversación en voz alta fue entre un comerciante y el padre del autor.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de que nos envían a la muerte?
- Bueno, claro que no lo sé de cierto. ¿Cómo voy a saberlo? ¿Nos lo iban a decir? ¡Pero puedes estar seguro al noventa por ciento de que piensan en aniquilarnos!

El padre de Szpilman sonrió y señalando la muchedumbre allí congregada contestó:

- Mira. ¡No somos héroes! Somos gente normal y corriente, y por eso preferimos arriesgarnos y confiar en ese diez por ciento de posibilidades de vivir."


Hosenfeld, desencantado de su partido y ejército, y avergonzado de lo que sus compatriotas hacían, comenzó a brindar ayuda humanitaria a los prisioneros polacos, permitiéndoles encontrarse con sus familiares, brindándoles cobijo, comida, e incluso, refugio cuando eran perseguidos por la Gestapo.
Szpilman, cuando la situación para los judíos se volvió en extremo peligrosa, y eran conducidos a los campos de concentración, encontró escondite en la buhardilla de una casona habilitada como cuartel. Ahí se dió su encuentro con Hosenfeld, quien le pidió que se identificara como músico, y el judío tocó, con sus manos aún entumecidas, la Balada No. 1 de Chopin. La ayuda que le brindó Hosenfeld fue básica para la supervivencia de Szpilman, quien fue rescatado tras la derrota alemana. Su historia autobiográfica fue reseñada en el libro El pianista del gueto de Varsovia, que se adaptó para el cine y fue filmada por Roman Polansky con el título de El Pianista.
Hosenfeld no sólo ayudó a Szpilman, sino a muchos judíos, incluso su familia tenía una lista de personas que, al igual que el pianista, les ofrecieron devolverles la ayuda brindada. Pues, cuando el profesor se involucró más con la ayuda humanitaria hacia los polacos, les conseguía empleo y refugio con papeles falsos; además de sostener amistad con polacos, aprender su lengua y asistir con ellos a la iglesia. Sin embargo fue apresado por el ejército ruso y condenado por crímenes de guerra, y pese a las numerosas firmas que exigían su libertad y testimonios de la ayuda recibida, fue muerto bajo tortura (paradójicamente, fue su afirmación de que había salvado a un judío lo que les pareció a sus torturadores "una mentira monstruosa", y aumentó la crueldad de su castigo). El libro de Szpilman fue lo que consiguió localizarlo y reconocer su labor humanitaria. El diario que el profesor llevaba completó la historia de cómo salvó las vidas de varios judíos y presos polacos. Posteriormente fue editado, junto con numerosas cartas, en un libro testimonial.

Por intervención del hijo de Will Szpilman, fue reconocido con el premio Justo entre las Naciones, que otorga el gobierno de Israel como máximo reconocimiento a personas no judías.

11 ideas en tránsito:

El Belo dijo...

En la película de El Pianista ví lo que acabas de narrar, esto es, que Hoselfeld ayudó a Szpilman. No obstante, la cátedra que acabas de escribir con detalle es un complemento excelente para conocer más uno de esos personajes que por la ceguera del hombre derivada de su odio, rencor y temor, lo llevó a la muerte injustamente sólo por pertenecer al ejercito Nazi.

Malbicho mil gracias por este relato. Me encantó y abrió mis ojos a algo que desconocía completamente.

Saludos.

Ivan Brown dijo...

Que buena sintesis malbicho, fue excelente leerlo :B

Unknown dijo...

Me encanta la pelicula, y bueno tu relato tambien muy bueno!!! Saludos ya extrañaba leerte :) y visitarte,saludos!!!!

marichuy dijo...

Bichi

Conozco -superficialmente, desde luego- la historia, aunque no he leído ninguno de los dos libros, pero sí he visto -y más de una vez- el film de Polanskyi (me gustó pese a que al reflejar parte de la propia experiencia vivida por el Polansky niño, de pronto sobrepasa la línea de la sensiblería -ya sabes que no tengo corazón y por ende los dramas lacrimosos, tendenciosos y chantajistas que sobre el tema se han realizado -mayormente así son-, no son mi hit). El profesor Will Hosenfeld (estupendamente interpretado por el guapísimo actor alemán Thomas Kretschmann), pese a ser un nazi se ganó mi corazón. Y me gustó que mi amado Roman Polansky retraatra bien a este hombre, que no repitiera en su film ese cliché (debido a Hollywood) de que todos los alemanes eran unos desgraciados.

El Signo de La Espada dijo...

esa historia es una de esas pequeñas evidencias que demuestran que la humanidad vale la pena y que la esperanza sí existe

tonymoca dijo...

Hay historias que realmente asombran, no conozco a detalle todo esto, he visto la película pero nada más, los libros deben ser muy bueno.

Como siempre agradeciendo este espacio tan rico en información.

Saludos

Un chico de Lima dijo...

siempre super

malbicho dijo...

@El Belo
a mí me gustó saber más de hosenfeld, en la película no se le hace la suficiente justicia -creo-

=)

@Jiménez6c
gracias, qué bueno que te gustó

@Ely
y yo casi te extrañaba a ti (es que te veo en el tuiter siempre -je-)

=D

@marichuy
ese es otro punto a rescatar: los malos y los buenos de esa parte de la historia, nos hacen falta matices para entenderla

@Signo de la Espada
me pasó igual, me hizo pensar en que no todo está irremediablemente perdido

qué milagro!!

=D

@Amorphis
gracias, siempre me da gusto que se pueda disfrutar el post al leerlo como yo al hacerlo

=)

@Javier
y tú siempre amable, gracias!

Nash dijo...

Tanto el libro como la película me gustan mucho (cosa rara en mí), y el resumen que has dado me parece muy bueno.

Coincido contigo y con El Signo de la Espada: se da una luz de esperanza en cuanto a la bondad del hombre... la humanidad no es tan mala como se cree... no tanto.

Saludos!

Cassiopeia dijo...

Agradezco el post. Genial. Completo. Como siempre, "clever".

Aprovecho para hacer una confesión pública: tengo inevitables sentimientos de fuerte ira hacia 2 periodos de la historia del siglo pasado: ese y el de la guerra de Vietnam. No puedo ni siquiera ver películas de esos periodos.

Sí los he estudiado, leído (leí tu post enterito), pero hasta las fotos me impresionan.

Aún así me reitero:

"Agradezco el post. Genial. Completo. Como siempre, "clever" ".

Un abrazote.

malbicho dijo...

@Cuetzpallin
es bueno saber que más gentepiensa como uno, especialmente en ese aspecto de identificar, reconocer, agradecer y propagar los visos de humanidad que todavía se encuentran

un saludo!

@Cassiopeia
es cierto, esos dos períodos de la historia se nos han presentado en forma fílmica, literaria, como documento y hasta como panfleto... tristemente no son los únicos en que el hombre ha sido el peor depredador del hombre

gracias por el piropo reiterado =)

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