domingo, 12 de septiembre de 2010

Más sobre el Verdadero Hidalgo y sobre los Verdaderos Héroes

Ya lo desacralizamos, ya lo hicimos humano, ya lo vemos más cercano a nosotros... pues bien, es hora de volverlo a alzar al pedestal que se merece (no por nada tiene una estación de metro que está entre las más populosas -je-). Además de calles, colonias y hasta delegación en la mera capital del país, Hidalgo tiene un lugar predominante en la historia: es el Padre de la Patria.

Y no por nada, no es sólo un título rimbombante y teatral.

Habrá que recordar un episodio de esa mañana del 16 de septiembre, cuando Aldama llega a avisarles a Hidalgo y a Allende que la conspiración había sido descubierta: Allende dice que hay que huir, Aldama está de acuerdo con él, pero Hidalgo, el sacerdote, el único de los tres que no es militar, toma las cosas con más calma. Los invita a sentarse a la mesa y discutir sobre el asunto, mientras toman un chocolate espumoso (seguro no habían reparado en la relación de este alimento con la lucha independentista, ¿verdad?, pues así es, no sólo los chiles en nogada tienen un protagonismo histórico), provocando el reclamo involuntariamente rimado de Aldama: "¿Quieres tomar chocolate cuando el cuello pende de un mecate". Y es Hidalgo el que los convence de adelantar la fecha de la insurrección, de tomar las armas esa misma mañana y animar al pueblo a seguirlos. Manda teñir la campana de la iglesia en ese domingo de vendimia, y espera en lo alto de la escalinata a que se reúnan los pobladores para decirles:

"Mirense las caras hambrientas, los harapos, la triste condición en la que viven".

Es la figura del sacerdote-caudillo la que destaca entre las de los militares -que en las otras luchas independentistas del continente, son las que resaltan-, teniendo mayor convocatoria y ganándose el respeto de la masas. Es en ese momento en que surge el héroe, sublimándose a la condición de un hombre común, cuando toma en sus manos la responsabilidad de un hecho que se transformará en histórico, que cambiará la realidad de todo un país.

Y es, en esa mañana en que él se pone al frente tanto de militares como de huestes populares, cuando nace la Patria. Ya había una nación, ya había mexicanos. Pero la Patria, ese concepto abstracto que nos identifica cultural y emocional, no sólo geográficamente, nació con ese acto de insurgencia, y fue Hidalgo el que le dio origen.

Recibo un amable e interesante comentario en el post anterior dedicado a la personalidad de Hidalgo, en el que dice "lo único que hizo Hidalgo fue estar en el lugar oportuno y en el momento indicado", me atrevo a agregar yo: y con la actitud necesaria, y con el valor y la responsabilidad y el liderazgo y la intuición necesarias, porque no fue el único que estaba ahí, pero por alguna razón sí fue él quien provocó el acontecer de los hechos ya conocidos por todos, es más, fue él quien eligió estar en ese lugar y en ese momento, con la oportunidad que eligió tomar. En el mismo post, nuestra conocida Marichuy también hace un comentario necesario de retomar: "...una cosa es desacralizar... y otra muy distinta querer borrar, distorsionar, nuestro pasado...". Coincido plenamente, acercarnos al aspecto humano de estos héroes y personajes de la historia, familiarizarnos con ellos, comprenderlos desde nuestro mismo nivel de "personas de a pie", es también comprender que cualquiera de nosotros, en un lugar oportuno y un momento indicado, podemos trascender a nuestro entorno y a nuestro tiempo, dejando de lado nuestros intereses inmediatos y particulares, para también tomar decisiones trascendentales, quizá incluso heróicas (que no precisamente mártires).

Aunque la memoria prefiera guardar hermosas historias de fervor patriótico, como la que se conmemora el día de hoy (13 de septiembre) de que Juan Escutia, uno de los "Niños Héroes", se arrojó envuelto en la bandera nacional para evitar que cayera en manos del enemigo (el ejército norteamericano durante la primera intervención estadounidense).

En primera instancia, aunque sí eran cadetes muy jóvenes (el menor iba a cumplir quince años), no eran precisamente niños, y aunque en la actualidad sí se consideraría una situación de abuso permitir que un adolescente de esa edad participara en batallas bélicas, en esa época ya se les consideraba lo suficientemente adultos para formar parte del ejército e incluso era usual que a esa edad ya se formara una familia. Y en segundo lugar, no hubo tal episodio de romanticismo nacionalista, de hecho, la bandera fue tomada y exhibida como trofeo de guerra en Estados Unidos, aunque lamentablemente sí murieron seis jóvenes (cuatro de ellos, cadetes) que defendían el plantel del Colegio Militar y el cerro de Chapultepec. Lo que sí es de destacar, es que los cadetes que defendían la posición militar lo hacían por decisión voluntaria, pues ya había sido ordenado el desalojo del plantel.

La historia del cadete que se envuelve en la bandera para arrojarse de un balcón del castillo, prefiriendo su muerte a la deshonra nacional, tiene como antecedente la del Capitán Margarito Zauzo, quien oculta entre su ropa la bandera de su regimiento, hallada en unas caballerizas al ser herido y recogido por soldados estadounidenses, y la entrega a un superior, días antes de morir a causa de sus heridas. Este suceso, décadas después, inspira unas líneas imprecisas de un poema épico, que lo liga al cadete Agustín Melgar, derivando en la historia ahora conocida.

Sin embargo, aunque no tan romántica, la decisión de los cadetes de permanecer en defensa de su plantel, sí es heróica y merecedora del reconocimiento histórico. Tal como las mujeres que enfrentaron a los soldados en Acteal, tal como los estudiantes que se organizaron durante el movimiento del 68, tal como la población civil que tomó las calles para rescatar a las víctimas de los escombros después del sismo del 85, o la que sale todos los días a mantener en constante movimiento a este país, a fuerza de trabajo y esfuerzo. Pues es en ese lugar oportuno y momento indicado, cuando se sublima una persona común en una que amerita ser considerada héroe.

5 ideas en tránsito:

malbicho dijo...

y no estoy apelando, por supuesto, al malentendido patriotismo etnocentrista y sensiblero, sólo digo que nos toca reconocer a las personas que se han esforzado para alcanzar el México por el que se ha derramado tanta sangre y se ha invertido tanta tinta, el México libre, igualitario y justo que buscaron los insurgentes y los revolucionarios de todos estos años

vendrá un post sobre mis motivos para sí celebrar el bicentenario, no a la manera fecalista, claro, sino a mi manera de reconocer las personalidades y los hechos que formaron el país que hoy conozco

saludos para todos

;)

Jaspo dijo...

De las pocas cosas buenas que le he visto a estas fechas y festejos del bicentenario y centenario es tu regreso a la escritura abundante, a la crítica objetiva, al análisis profundo y a tu humor corrosivo. He disfrutado mucho esta serie de post septembrinos, que me han motivado a leer y saber más de esta historia nuestra tan manipulada.
Y me agrada saber que habrá mas. Sobre todo porque justamente con este tipo de lecturas, es con las que se puede concientizar a la gente, despertarla de ese letargo, revivir una llama que
se cree incluso en uno mismo extinta.

Un abrazo mi Malbi

marichuy dijo...

Bichito

Comparto la opinión de Jaspo: qué interesantes post los que has escrito sobre este tema Bicentenario: alejados del cliché y demás idioteces tan caras a Felipito y sus muchachos. Da gusto leer historia contigo. A mí, la figura histórica independentista que siempre me ha atraído es la de Morelos.

Y comparto tu sentimiento admirativo, expresado en el parrafito donde hablas de las mujeres de Acteal enfrentándose a los soldados. Pero leo tu remembranza de los estudiantes, de todas las clases sociales, que en 1985 salieron a las calles para rescatar su Ciudad de entre los escombros del terremoto y siento tanta emoción como tristeza. ¿Dónde quedó aquella iniciativa, aquel espíritu?

Dices bien: Hidalgo estaba en el momento y lugar adecuados, y con la Actitud necesaria… he ahí el dilema… creo que ahora nos faltan, entre otras cosas, espíritu y actitud.

Un abrazo

Champy dijo...

Tu deberías ser la editora de los libros de historia oficial para los mexicanitos, la haces bastante amena.
Las Mujeres y los Hombres bien educados, con sólidos principios incluída la gratitud a la tierra, responden con historia viva a la necesidad de un pueblo.
La Historia en su conjunto me parece fascinante, si estudio por separadoa cada uno de los hacedores no se por quien decidirme, pero por lo general me voy por el personaje fuera de foco, la muchacha que cuidaba a los hijos de la Corregidora y la aviva a seguir, el maestro rural que fomentaba ideales en los niños que harían la revolución, en aquellos maestros que lo dieron todo y todo lo perdieron, la vida incluída.
Chingón tenerte.
Tu mexicaneidad ya está en mi antro.

2046

malbicho dijo...

@Jaspo
qué bueno que te gusten (porque mira que le trabajo, eh? -je-)

por el contrario, en mi casa ya les tiene harta mi vuelta a la escritura abundante, me exigen que apague este aparatejo ya -je, je-

@marichuy
claro, nos faltan huevos -como diría mi sacrosanta mamabicho-, hemos elegido sobrevivir el día a día

fíjate que si algo bueno le vi al movimiento que surgió después del 6 de julio del 2006, fue esa sociedad civil participativa, no soy simpatizande de lópez obrador aunque, por supuesto, reconocía que era la opción ante el avance de la derecha, nada de lo que está pasando ahora me sorprende y votar por él era mi manera de contribuir a que llegáramos al momento en el que estamos, pero cuando vi la toma de reforma y el centro histórico, entre otras acciones, supe que ese movimiento representaba la salida de la inacción y la inmovilidad de una sociedad que se sentía agraviada, y ahí reconocí lo que tú ahora mencionas, ese espíritu de lucha

creo que sí existe todavía, y que sólo está a la espera de algún detonante, muchos también están haciendo su parte, cada vez son más los que se organizan en una ong o en una asociación civil para promover los cambios necesarios, lo que sí, no hay un líder congruente que surja motivándolo

habrá que crearlo, verdad? (barro o masa, qué material crees pueda servirnos más?)

@Champy
ahora que vea a lujambio voy a darle mi cv en un foldercito -je-

igual que tú, me encanta imaginar a esos héroes que algunos veían sólo como extras, por eso me gustó eso de los pípilas y corrí a anexarlo en el post pasado cuando me enteré, y también creo que se necesita esa figura inspiradora (pero prefiero al líder que al mártir, sé que sueno cursi y ramplona, pero sí sueño con una lucha que ya no necesita de sacrificos ni justifique el daño colateral)

te digo lo mismo: chingón tenerte, mil gracias por el espacio a mi texto, te lo agradezco de corazón

=)

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